Julieta.
todos estamos un poco rotos, un poco heridos y algunos un poco muertos, como yo.
miró mi casa, la que me costó tanto sacrificio conseguir y no puedo creer que tenga que irme por el simple hecho de que me enamoré de la persona equivocada. aunque no sé si él fue un error, estoy tratando de convencerme a mí misma de eso, porque por él perdí todo y ahora estoy en ruinas.
— ¿qué haces acostada todavía? — cerré mis ojos al escuchar su voz detrás de mí — te dije que...
— sé muy bien lo que me dijiste. — lo interrumpí de mala gana y voltee a verlo cruzada de brazos — por tu culpa, tengo que irme del lugar donde me crié.
— lindo lugar para criarse.
— aunque a vos esto te parezca una simple villa, para mí es mi hogar Tomás. — cerré el bolso que había armado anteriormente y lo colgué en mi hombro — ¿por qué, insististe tanto? — pregunté y me miró sin entender — desde el primer día me perseguiste, te acercaste a mí ¿para qué? sí a la primera de cambio, vos que no hace ni siquiera un año vivis acá, me estas echando de mi barrio.
— no es mi culpa que mis amigos te odien Julieta.
— bueno, si tus amigos no te dejan ser feliz con la persona que amas, cambia de amigos mejor. — me acerqué a la puerta y solté un largo suspiro — voy a volver, que te quede claro.
— no te están buscando porque estábamos juntos, te están buscando porque creen que mataste a Troca.
— ¡¿qué?! — giré nuevamente para verlo y él bajó su cabeza — ¡¿primero matas a alguien y después me cargas el muerto a mí!? ¡yo te ayudé, basura!
— cálmate... — me pidió agarrándome de los brazos después de que lo empujara varias veces — por eso te pido que te vayas, no quiero que te maten por mi culpa, necesito tiempo para decirle a Chulu que yo maté a hermano.
— huevos es lo que necesitas, no tiempo.
— espera... — habló cuando me vió abrir la puerta de mi casa y salir a la calle — te prometí llevarte a la terminal.
me dijó y subimos a su moto, nuestro último viaje en moto.
como cambian las cosas de un día para el otro, hace semanas estábamos así, viajando, pero para despedirnos en un lugar mágico y ahora lo hacemos sin siquiera tocarnos, abrazarnos. parece como si fuésemos extraños y prácticamente lo somos porque uno nunca termina de conocer a una persona. por su culpa y por la mía también, porque yo fui quien terminó enamorada de él, tenía que irme de mi casa y eso es algo que no se lo iba a perdonar nunca, aunque él tampoco me iba a pedir perdón.
el viaje hacia la terminal fue en un completo e incómodo silencio. al llegar, el me dió el pasaje solo de ida que me había sacado hace dos días. de todo se había encargado él. menos de decirle la verdad a sus amigos, quienes me culpaban de un crimen que yo no cometí, simplemente que termine siendo cómplice de este por ayudar a la persona de la cual en ese momento me estaba enamorando y seguía sin saber si arrepentirme o simplemente guardarlo como un lindo recuerdo y nada más.
— RutaMar con destino Sierra de los Padres está próximo a salir en la plataforma 15.
una mujer de la terminal de ómnibus habló por el altavoz y supe que se trataba de mi micro. respiré hondo, necesitaba llorar pero no podía hacerlo. no podía seguir demostrándole lo mucho que me había lastimado. pero cuando más quiero odiarlo, más lo quiero. en mi cabeza solo se me cruzan los lindos momentos y no el hecho de que me amenazo de muerte dos veces a falta de una. él apagó su cigarrillo y se bajó de la moto cargando mi bolso para acompañarme hasta la plataforma donde se encontraba estacionado mi micro.
— yo te voy a avisar cuando todo esté más tranquilo ¿sabes?
— resolvelo cuanto antes Tomás.
le pedí de mala gana y dejé el bolso en el porta equipaje del micro, voltee a verlo y por más que me moría por dejar de sentir cosas por el, cada vez que lo veía, las famosas mariposas que creí que nunca las tendría, revoloteaban dentro de mi ser, no podía dejar de quererlo, porque estaba completamente enamorada de él pero como bien dice la frase: si lo amas, déjalo ir; eso iba a ser lo mejor para los dos, porque al dejarnos ir, íbamos a volver a vivir; más bien a sobrevivir, porque vida solo la tuvimos juntos y ahora ya no nos sentimos vivos, ni nos vamos a sentir así, nunca más.
— vos y yo nunca estuvimos juntos.
terminé de decir y subí al micro, para cumplir con el dicho y dejarlo ir. para siempre.
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ruinas | cro y cazzu
Fanfictionla calle me habla y yo no puedo decirle que no, las pulsaciones se me calman cuando estoy con vos.