La noche escarlata

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Advertencia: capítulo con contenido adulto, lee bajo tu propia responsabilidad, sin más por decir, disfrútalo.

El recorrido por las calles de Atenas a veces era una verdadera aventura, siempre había algo que ver, situaciones que valía la pena recordar, las edificaciones, el cielo, la gente, los aromas, las melodías que armonizaban, entre un mundo antiguo y la modernidad, las risas, los llantos, las prisas, todo era un abrir y cerrar de ojos que podía perdurar en el inconsciente, eso era lo que más le agradaba a Camus de la nación que lo acogió, dándole una nueva visión, una renovada perspectiva de la existencia, y ahora que se encontraba al lado de Milo, las cosas tomaban un rumbo sumamente interesante, él, que siempre estaba dispuesto a investigar, y adquirir conocimiento académico, estaba guardando en sus memorias un tipo de aprendizaje que le hacía mucha falta, y no se daba cuenta, el saber más profundo del ser, las emociones y sentimientos, de la mano con el amor.

Le encantaba pasar rápidamente por las avenidas y los caminos asfálticos, hasta le parecía que las luces nocturnas tomaban un nuevo tinte, como si la misma ciudad les estuviera confiando la intimidad de las relaciones humanas, tan familiar... tan suyo... tan magnético..., que se sintió acalorado dentro de ese pequeño espacio en el coche de Milo, que estaba impregnado del masculino y suave perfume del griego, estaba seguro que se trataba de un Hugo Boss, iba tan de acuerdo con su personalidad, la música resonaba con Foreigner y su canción "Waiting for a girl like you", el sonido del motor le recordaba que se dirigían a un departamento, en que que pasarían juntos toda la noche, sonreía como un tonto... no podía apartar la mirada de su Doctor cantando en voz baja cada estrofa, quizá si habían atravesado más de una vida buscándose mutuamente.

-Este tipo de bandas realmente te gustan ¿verdad Milo?

-¿A ti no Cammie?, es que... hay algo en rock, no sé explicar exactamente qué es, las guitarras eléctricas, la adrenalina que produce ir a un concierto, la melancolía que existe en unos chicos rebeldes cantando sobre lo que sienten, que me atrae, puede ser lento, rudo, eufórico, pasional... esas múltiples facetas te pueden acompañar en prácticamente cualquier momento.

-Me has hecho considerar seriamente ampliar mi biblioteca musical, no le había prestado demasiada atención, pero me es muy agradable escucharte así, que te creo, quiero recibir tus recomendaciones.

-Obviamente, tenemos una vida por delante, para convencerte, en algún momento te llevaré a un concierto de Metallica, y gritarás de emoción conmigo, aunque eso último, puede tener un doble sentido.

-¿No puedes dejar de ser tan inapropiado?

-Lo siento, pero es que eres adorable sonrojado.

-Te perdono, sólo porque yo también te llevaré a museos, teatro, ópera, y te haré apreciar a Chopin, Vivaldi, Mozart.

-Tú puedes hacerme lo que quieras...

-¿Hasta de acompañarme a Siberia?, a veces me gusta vacacionar ahí.

-¿Qué?, ¿con un millón de grados bajo cero?, ¡eso es trampa!, tienes suerte de ser tan hermoso y de encantarme, aunque... viéndolo bien, estar encerrado contigo en una cabaña junto al fuego no estaría nada mal.

-Y vuelves a ser un inapropiado... que también me encanta.

Ambos chicos eran perfectamente capaces de ponerse nerviosos mutuamente, se encontraban en un ir y venir de atracción, concordando con su mutua necesidad de abrir sus pensamientos al otro, los sellos estaban rotos y las confesiones estaban sucediendo, por parte de Milo, sintió como un peso se le quitó de encima al contarle un poco a Camus de su gran amor perdido, poco a poco el ardiente dolor estaba dando paso a una calma adormecedora, era como si el francés estuviera apagando esas llamas, con un bálsamo refrescante, de agua sanadora, podría compararlo con una ventisca fría que te recuerda que estás vivo, porque te eriza la piel, y pone alerta cada uno de tus sentidos.

Mi amado Doctor (MiloXCamus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora