¿La convalecencia puede durar años?

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Una persona convaleciente es aquella que se encuentra en reposo, proviene del latín "convalescentia", que significa cobrar fuerzas, en otras palabras, es un descanso absoluto para recuperar las energías perdidas por una enfermedad o daño, entonces, ¿qué ocurre si la herida no fue directamente en el cuerpo físico?, ¿qué pasa con las situaciones que desgarran el espíritu, dejando cicatrices con las cuáles tienes que vivir por años?, en ese caso, pareciera mucho más sencillo recuperarse de un impacto de bala en el abdomen.

Milo tenía conciencia, constante, y permanente de lo que a él lo agobiaba, en cambio Camus no sabía con certeza si se sentía bien o mal consigo mismo, quizá se había formado una fachada de que no experimentaba ninguna emoción, Milo con un corazón abierto por la pérdida, Camus con uno cerrado porque nunca nadie entró en él.

Tal vez por lo anterior su primer encuentro, (estando los dos en sus cinco sentidos), fue tan impactante, ¿alguna vez han experimentado la falta de aliento en un momento de extrañeza absoluta?, amatista contra azul, el aire se sentía pesado entre los dos, conteniendo la respiración por unos segundos, en ambos las palpitaciones subieron rápidamente de ritmo, un ligero sonrojo apareció en sus mejillas, como si fueran un par de adolescentes que ven a su amor platónico en los pasillos de la escuela secundaria.

Se quedaron en silencio después de que Milo habló para decirle al otro que no debía lastimarse, al final, el aquamarina fue vencido, estaba demasiado cansado y apartó la mirada a un lado, avergonzado por dejar que por segunda vez en un maldito día, perdiera por completo el control de sus actos, ya había comenzado a recordar el suceso que lo tenía postrado en esa cama, y ahora, se había reprendido mentalmente por permitir que las hormonas dominaran su razonamiento, ¡rayos!, ¡una y mil veces rayos!, ese hombre delante suyo derrochaba masculinidad, y no hacía falta ser un gran observador para captar esa testosterona que seguramente manaba de su esencia, era peligroso para su estabilidad.

-Gracias por la advertencia, creo que es un poco tarde para cuidarme de que me pase algo peor, ahora si no te importa, quiero seguir descansando.

La voz del herido sonó en extremo agotada, y no era para nada fingida, Camus sentía como si se  le estuviera cobrado con creces cada maldad que haya cometido, en esta vida o en la anterior, por un instante meditó en si en otra época había traicionado en más de una ocasión a los Dioses, para experimentar ese peso sobre sí, ni siquiera reparó en la tosca manera en la que habló, sin importarle que se dirigiera a un profesional médico, que seguramente lo vigilaría en lo inmediato, pero vamos, ser amable era algo que le costaba muchísimo, agregándole su deplorable estado. 

-¡Ha!, de nada, disculpa por darte el consejo más prudente que se le puede aportar a alguien que se encuentra como tú, joven de L'eau, si quieres hacerte de la infección más monstruosa del mundo adelante.

Puede que esa oración del peliazul sonara grosera, al igual que las emitidas por su inusual paciente, pero realmente no era así, esa forma de contestarle le divirtió muchísimo, y no pudo aguantar la tentación de seguirle el juego, ¿podría resultarle más interesante?, esa cara de ángel, con una de las voces más sensuales en este universo, y ese carácter de mierda, es obvio que no se encontrara del mejor humor después de la anestesia y la complicada cirugía, sin embargo, no estaba acostumbrado a que usaran ese tono con él; Milo trató de contener su risa, fallando olímpicamente en el intento, una carcajada se le escapó de sus labios.

 Camus frunció ligeramente sus cejas, no le veía nada gracioso a lo que le estaba pasando, ya era muy irritante que se hubiera arruinado su noche o fin de semana por culpa de un idiota, como para aguantar a otro, aunque fuera malditamente sexy con esa risa tan suave y varonil.

-¿Puedes dejar de reirte?, eres irritante...

-No, lo siento, pero es curioso, que prácticamente estas a mi merced  y no muestres ni un poquito de humildad, puedo hacerte lo que quiera, ni siquiera tendrías la oportunidad de huir así como estas...- Milo le contestó con unas cuantas lágrimas en sus ojos, que salieron por el tiempo que pasó en medio de esa carcajada, no se percató que lo que había dicho podría malinterpretarse.

Mi amado Doctor (MiloXCamus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora