El beso de noche vieja (parte II)

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El paso del tiempo, la medición de los hechos, es algo que fascina a la humanidad desde civilizaciones antiguas, esto da estabilidad, y una noción sobre el control que se ejerce sobre el ambiente, la sociedad, y nosotros mismos, el paso de un año nuevo, como acto simbólico, también sirve para una renovación, para comenzar nuevamente, tratando de mejorar todos los aspectos de nuestra vida, se trata de un nuevo renacer, de crecimiento, y sobre todo de cambio.

Esa noche, en la capital de Grecia, los invitados a la fiesta del edificio Star Hill, esperaban una velada que les estimulara las energías, celebrando lo bueno que les pasó, corrigiendo sus tropiezos, y planeando sus victorias futuras, muchos de ellos, tenían en mente lo que querían conservar y lo que deseaban crear.

Iniciando por los mayores, Dohko y Shion, querían mantener su amor secreto y su misión de velar por sus pupilos, por lo que esta vez, rechazaron ir a la fiesta, para poder estar juntos y vivir plenamente su compañía en una playa del mediterráneo; Kardia y Dégel, sin saber que se pensaban mutuamente, deseaban rendirse ante el ser que les despertaba su lado romántico, Shura y Aioros por su parte, estaban tan bien en su relación, que su propósito era continuar juntos, sin pensar en un mañana, era como si se lo debieran, por algún hecho funesto que tal vez nubló su luz en una vida pasada.

Después estaban los chicos que rondaban los 24 a 27 años, Afrodita y Ángelo desearon mantener su vínculo especial, que ya tenía muchísimos meses recorridos, bajo su contrastante forma de ser, que se complementaba y enriquecía, Aioria y Marín, agradecieron infinitamente tener la fortuna de encontrarse, y tener una química tan intensa desde que se vieron por primera vez, apostaron por continuar con su noviazgo lleno de ternura, protección, apoyo, así el vuelo del águila vigilaría desde las alturas el reinado del león; Shaka y Mu, aunque aun era un caso complicado, poseían una imagen muy clara de lo que requerían para ser felices, cada uno esperaba a un ser igual de reflexivo, espiritual, sereno, lleno de sabiduría y con el mismo respeto por el mundo y todos los seres vivientes, además de observarse y darse cuenta de que el otro cumplía con todas sus exigencias respecto al aspecto físico, belleza delicada, masculinidad hermosa, estética y suave.

Milo y Camus, por su parte, tuvieron el inicio más accidentado, y llevado por la mano del destino que cualquiera, antes de conocerse, estuvieron en una dimensión llena de tinieblas, que les nublaba la fortaleza de su corazón, el encontrarse significó para ambos una revelación, y el más puro de los sentimientos los golpeó , los rebasó y los cubrió para darles fuerza, esperanza, en sus cuerpos brillaba el ardiente cosmos del amor, para Milo esa fue su revancha a la existencia, el frío de Camus le dio calma a su ardiente y sofocante dolor, para el francés el estar con su peliazul significó que está bien salirse de su zona de confort, porque descubrió a un hombre maravilloso, que lo enamoró hasta la última fibra su apasionada alma que se encontraba dormida, juntos formaron una dupla irrompible, que se mezclaba en una radiante estructura de cariño.

Con la mentalidad de no separarse, y de disfrutar cada segundo juntos, subieron en el ascensor de cristal hasta la azotea del imponente recinto, la panorámica de Atenas se veía de ensueño, y el calor que emana su compañero, era sentido profundamente a través de la piel de sus manos, que estaban entrelazadas, se acariciaban de manera tenue con sus dedos, se sonreían tímidamente, porque sabían que sería la primera vez que se presentarían como una pareja oficial, el médico moría por presumirle a todos a su bello profesor, no podía creer la suerte que estaba de su lado al ser correspondido, Camus era tan perfecto.

El joven de L'eau estaba en perfecta sincronización con lindo Doctor, el mirarlo junto a él, le hacía intensamente feliz, no había nadie que le gustara más que Milo, lo ponía nervioso, con su poderosa sensualidad, su figura impecable, y sus protectores brazos cuando lo abrazaba por la cintura, su cabeza le daba vueltas cuando lo besaba, y por ese motivo, no tenía ninguna intención de dejarlo ir, le adormecía, lo estremecía.

Mi amado Doctor (MiloXCamus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora