La comunicación no verbal es bastante extraña, aunque es más abundante que los elementos que componen el lenguaje convencional, pocas veces es captada por aquellos que no se abren a sus misterios; Las miradas, los roces, los suspiros, también pueden decir todo lo que se encierra en nuestra mente, muchas veces, solamente logramos ese nivel tan profundo de entendimiento, con los más cercanos a nuestra alma, con los que compaginamos nuestros corazones, entregando mucho más que las caricias que se regalan con las manos.
A veces, no es necesario hablar, sólo se requiere sentir, dejar fluir, para comprobar el lazo que nos une, sobre todo con aquellos que amamos, y así le ocurría a Dégel en compañía de Kardia, sus diálogos esa tarde se fundamentaban en ardientes besos, y el aroma de los girasoles amarillos que adornaban la habitación del griego, sumergiéndolos en algún tipo de fantasía surrealista, parecida a los cuadros de Van Gogh, las palmas de sus manos se acoplaban a la perfección, como si se guiaran solas a las curvas y valles del cuerpo de su ser amado.
Gracias al chico Antares, el joven francés se estaba convirtiendo en un experto en las artes de la intimidad, con cada orgasmo, se sumaban a sus aprendizajes, valiosos momentos al lado de aquel que más quería, su voz... le transmitía la más intensa de las pasiones, que lo llevaban más allá de las nubes, y con un nuevo gemido proveniente de su corazón, se entregaba nuevamente a él, cubiertos por aquellas sábanas de seda azules.
Kardia atrajo a Dégel hacia su regazo, para poder abrazarlo y así tenerlo más cerca de él y de su desnudez, en la complicidad del momento, se regocijó al reconocerse a sí mismo, que aquella situación era la más bella, ni siquiera existía alguna relación anterior a esa que se le comparara, y recordó cuando lo vio en la sala de espera del Hospital Santuario, su belleza atrayente y extranjera lo atrapó desde el primer instante, ahora no deseaba escapar de esas hermosas redes del cariño, la admiración y la lujuria, incluso charlar con el peliverde era una experiencia maravillosa, interesante como ninguna.
-Dime Dégel, ¿qué se siente ser tan perfecto?
-No lo soy Kardia.
-Claro que lo eres, y hay algo que siempre he querido preguntarte, ¿puedo?
-Adelante.
-En realidad es algo muy tonto, sin embargo, siempre me atrajo de ti, el que uses guantes, ¿por qué?
-¿Por qué te atrae?, ¿o por qué los uso?
-Lo segundo por favor.
-La etiqueta nunca pasa de moda, me criaron para ser un caballero, en vestimenta, código moral, y modales, además, es extraño, pero siempre siento que mis manos están demasiado frías, si no las cubro podrían bajar bruscamente de temperatura.
-No puede ser... con cada palabra que sale de tus labios te vuelves más sensual, yo soy soy algo más libre, así que no me importa que me domines...
-Me parece que en ese aspecto, es al revés...
Les hubiera resultado muy fácil continuar toda la tarde, lo cual era el plan original, debido a que Kardia acababa de terminar un proyecto para el Instituto de Ciencias Biológicas de Atenas, y estaban en modo de celebración, pero de repente, como un rayo, un impulso, un golpe seco a la conciencia, les indicó de un modo nada agradable, incluso un poco siniestro, que algo no andaba bien, ninguno de los dos creía en algo más que los cinco sentidos, sin embargo, en este caso, la intuición que para algunos fungía como el sexto, les estaba avisando algo, los besos cariñosos cesaron, reemplazados por profundas miradas que intercambiaban sus temores, y finalmente la confirmación de sus sospechas se concretó, cuando ambos, en busca de un deseo irracional de información, tomaron por inercia sus teléfonos celulares, y en las redes sociales, se bombardearon de notas periodísticas, que avisaban lo ocurrido una hora antes en la cafetería Rodorio, los ojos amatistas de Dégel se llenaron de lágrimas al instante, mientras dirigía su vista al vacío, ¡no podía creerlo!, Camus... otra vez su hermano pequeño, su petit, y sin poder evitarlo, junto con el llanto, unos cristales de hielo congelaron parte de la ropa de cama.
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Mi amado Doctor (MiloXCamus)
RomanceMilo es un médico que sólo vive por su trabajo, desde que su amada Shoko murió, no tiene pasión por nada más, Camus es un profesor que no cree en el amor; Un día por culpa de un accidente, sus destinos se cruzan, ¿podrán descubrir en el otro el sent...