La tenue oscuridad de la habitación estaba cediendo ante los primeros rayos del sol, el aire dentro de la misma seguía destilando pasión y entrega, los amantes volvieron a fundirse en un abrazo profundo durante la madrugada, esta vez con calma, disfrutando cada segundo, hasta que un nuevo orgasmo los cubrió, dejándolos exhaustos producto de tanto cariño que tenían contenido en sus cuerpos y almas.Tranquilidad... el relajante sonido continuo de las manecillas del reloj que colgaba de la pared hacía eco en sus oídos, el primero en despertar fue Camus, tomó su teléfono móvil corroborando que el mensaje que le mandó a su hermano a media noche le hubiera llegado, leyó rápidamente la respuesta y se relajó al comprovar que Dégel también estuviera bien, se acostó otra vez y la escena frente a él no podía ser más tierna, Milo estaba boca abajo, con la sábana cubriéndole únicamente hasta la cintura, dejando a la vista la fuerte espalda del griego, cada músculo parecía tallado en piedra en esa tersa y bronceada piel, pero el rostro, esa expresión de calma se llevaba todo el mérito, tan apacible, con el sueño reinando en esos cansados párpados, la respiración rítmica que le indicaba que todo estaba bien, ahora mismo, las cosas estaban en su lugar, y agradecía tanto a su Diosa Atena por eso.
Qué diferente era esto a sus relaciones pasadas, o mejor dicho, su intento de entablar algún tipo de contacto con alguien, hacía mucho que no enfocaba su energía en eso, no desde que... Saga... por azares del destino, lo conoció en el cumpleaños de su alumno preferido Hyoga, él tenía dos hermanos mayores gemelos, que no se parecían en nada al pequeño rubio, pero eran unas copias exactas entre si, Saga Gemini... ese nombre resurgió de su memoria, el hombre que le quitó su virginidad, y que sin embargo, no logró despertarle ningún sentimiento especial, en serio que existía un abismo entre uno y otro, con Milo no había explicaciones coherentes, su conexión fue instantánea, con Saga las cosas le salieron forzadas, y ahora que lo pensaba mejor, le debía una disculpa, jamás le explicó claramente que no sentía lo mismo,ya era momento de remediar sus equivocaciones del pasado, si su amado Doctor hacia lo propio al intentar superar el duelo por su novia fallecida.
Decidió no enfocarse en ello por el momento, ese amanecer era el primero de muchos al lado de su médico preferido, y quería aprovecharlo, porque en muchos días no estaría con él, se vistió con la ropa que Milo le prestó la noche anterior, y fue directo a la cocina, buscó en la nevera, y en todos los estantes, tenía los suficientes ingredientes para preparar un desayuno inglés a su querido bicho, Camus también era un experto cocinero, porque Dégel y él tuvieron que ser independientes desde muy tierna edad, además de tener gustos muy selectivos, tenía la seguridad de que al que descansaba en la cama, testigo de su amor, le encantaría.Cuando terminó todo, tomó una bandeja y regresó al cuarto.
Milo seguía durmiendo, pero esta vez boca arriba, y la tela apenas le cubría su intimidad, cierto, no recordaba que el peliazul durmió completamente desnudo, ese hombre le provocaría un severo sangrado en la nariz si seguía provocándolo de esa manera, lo cubrió más y le dio un tierno beso en los labios.
-Milo, despierta, ya es de día.
-¿Mmmmm?, que sueño tan hermoso..., son las 7 de la mañana, es temprano.
-No juegues, levántate, te traje algo de comer.
El que seguía recostado abrió más los ojos, sonriendo de una manera abierta y alegre, atrayendo el cuerpo de Camus hasta su pecho, le besó las mejillas, la sensible piel de su cuello, tocando por debajo de la tela, la espalda baja de su querido francés.
-¿Asaltaste mi cocina?, gracias Cammie, pero yo preferiría desayunarme otra cosita...
-Ya lo hicimos dos veces, ¿tomaste un afrodisíaco, o qué?
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Mi amado Doctor (MiloXCamus)
RomanceMilo es un médico que sólo vive por su trabajo, desde que su amada Shoko murió, no tiene pasión por nada más, Camus es un profesor que no cree en el amor; Un día por culpa de un accidente, sus destinos se cruzan, ¿podrán descubrir en el otro el sent...