• house of cards (s1) | kth •

veintidos

Después de segundos sintiendo su calidez, empujé su pecho con suavidad.

- Taehyung, me viene dando un poco igual que hayas jugado con mis sentimientos, ¿pero no crees que ocultarme que estabas prometido es pasarse? - susurré subiendo mi mirada hacia él, aún con dificultad para hablar.

- N-no podía...

- ¿El qué no podías?

Taehyung se mordió el labio. Seguía sin poder contarme nada. ¿Qué es lo que tanto me oculta?

- Taehyung, ya he descubierto una de tus grandes mentiras, ¿por qué no me cuentas todo de una vez para que duela menos? ¿Por qué tienes que seguir fingiendo que te importo? - elevé un poco más la voz, sin poder controlar mis emociones. Estaba perdiendo cada vez más la paciencia.

Taehyung no hablaba, solo parpadeaba con gestos frustrados.

Resoplé con mala gana y le empujé alejándome más de él.

- ¿Sabes qué? Estoy cansada.

- Hana...

- No, olvídalo. Hagamos que nada ha pasado, ¿vale? No quiero volver a tener problemas con tu prometida. De todas formas, lo dijiste desde un principio, no tenemos ninguna relación.

Taehyung frunció el ceño mientras apretaba los puños. Parecía que quería decir mil cosas, pero era incapaz.

- Ya entiendo por qué no querías decírselo a los chicos. Ya entiendo por qué decías que era complicado. Ya entiendo muchas cosas.

Bajó la cabeza, sin mirarme.

Di un último suspiro, y sin decir nada más, me fui. Taehyung no me detuvo.

- ♥ -

kth

- ¿Taehyung?

Me giré hacia la voz. Era Jin, sorprendido de encontrarme en el puente.

- ¿Qué haces aquí? No te he visto en todo el día. ¿No has entrado hoy a clase?

Simplemente negué con la cabeza.

Jin se quedó en silencio un poco confuso. Se puso a mi lado y se apoyó a la barandilla del puente.

- ¿Estás bien?

- ¿Tú que crees? - reí mirándole.

- Ya me imagino. - suspiró mirando hacia el río. Después de unos largos segundos sin hablar, decidió romper el hielo. - ¿Por qué lo hiciste?

Le miré sin expresión alguna, sin contestar.

- ¿Por qué lo hiciste sabiendo las consecuencias?

Miré de nuevo al río, y después al cielo cerrando los ojos.

- No lo sé... - susurré.

- ¿No lo hiciste a propósito, no? - elevó una ceja.

- Claro que no. - reí. - No soy como Hye.

- Lo sé. - rió después. - Hana... parecía muy dolida.

Quedé en silencio, sin saber qué contestar.

- No sé que clase de relación tuvisteis pero... ¿tan intenso era para sentirse así?

- Yo tampoco lo sé. - sonreí apenado. - Creo que está más dolida después de saber que mi prometida era más y nada menos que su antigua acosadora.

- Es entendible. - volvimos a quedarnos en silencio disfrutando del aire durante unos segundos. - Pero, ¿por qué ahora y no antes? - me miró confuso.

- Si lo hubiese hecho antes, ¿habría sido mejor?

Jin se lo pensó por un rato, hasta que contestó. - Hye habría matado a Hana con sus propias manos.

- Exacto.

De pronto, Jin me miró sorprendido.

- ¿No me digas que...? - le miré confundido. - Tus sentimientos hacia Hana... ¿empezaron desde el comienzo del instituto?

Simplemente reí.

- Empezaron incluso mucho antes, Jin. - le sonreí.

Éste ladeó la cabeza bastante perdido, haciéndome reír.

Suspiré y miré de nuevo hacia el cielo.

- Hana y yo éramos amigos de la infancia. Su madre trabajaba para mi familia, y se volvió muy amiga de la mía. Un día, la madre de Hana la trajo a mi casa y nos presentaron. A partir de ahí nos volvimos muy cercanos. Hana venía todos los fines de semana a mi casa para jugar. - sonreí recordándolo. - Pero... por tema de negocios familiares, tuve que mudarme de ciudad, pero años más tarde volví. Fui en busca de Hana, pero me enteré de que sus padres fallecieron en un accidente y Hana se había mudado a vivir con su tía. Desde ahí dejé de tener contacto con ella hasta que volví a verla en el primer año de instituto.

- Pero... - me miró interesado. - ¿No decías que no la conocías de nada?

Bajé la cabeza, un poco arrepentido. - Lo hice para que Hye no la hiciese nada, pero ya ves que no funcionó. Aún me siento culpable por todo lo ocurrido. Si la hubiese defendido...

Jin puso su mano en mi hombro con una sonrisa.

- No es culpa tuya.

- Me fui sin más, aún sabiendo que Hana lo estaba pasando mal. Me fui y no miré atrás. Me fui como un cobarde, pensando que la olvidaría, pero nada más llegar aquí después de tres años, volví a caer. - sonreí como un idiota. - Sé que lo he hecho mal, pero... saber que me había olvidado me entristecía un poco, pero por otra parte, me alegraba de que hubiese olvidado cómo la había tratado. Fui egoísta y solo pensé en mi. No pensé en ella ni en las consecuencias. Quise empezar desde cero. Sabía que no iba a salir bien, pero lo hice de todas formas, porque soy una persona egoísta y ambiciosa. Si Hana recordase todo lo que la hice... me odiaría más que ahora. Soy un cobarde y soy incapaz de contarle la verdad por miedo a perderla por completo. Por mi culpa... casi pierde la vida.

- Taehyung, basta ya. - Jin habló serio y con firmeza.

Mis ojos se volvieron cristalinos. El sentimiento de culpa era tan pesado que casi no podía soportarlo.

- Hiciste lo que pudiste, ¿de acuerdo? Esto no es culpa tuya, tanto Hana y tú sois víctimas, porque sabemos perfectamente el negocio que hay detrás del compromiso que tenéis Hye y tú.

Me sequé las lágrimas sorbiendo por la nariz, intentando respirar con normalidad.

- Jin... - éste me miró, esperando a que hablase. - Jungkook debe de odiarme también, ¿no?

Jin suspiró y miró hacia el cielo.

- Si te digo la verdad... todos sabíamos que algo andaba entre tú y Hana, pero nunca hablamos del tema. Lo intuíamos, y nos conocemos de sobra, sabemos perfectamente cuando pensamos lo mismo sin la necesidad de hablar. Nadie le dijo nada a Jungkook, porque sabíamos de sus fuertes sentimientos hacia Hana, pero... él ya se lo olía.

- ¿Os ha dicho nada?

Jin negó con la cabeza.

- No hemos hablado del tema, porque Hana o Jungkook siempre están presente. Pero no te preocupes, Jungkook sigue comportándose igual con Hana y ahora seguramente decida protegerla más que nunca.

- Me alegra saberlo. - sonreí. - Hana... se merece a alguien como él. - susurré.

Jin frotó mi espalda con una sonrisa, mientras miramos hacia el atardecer.