Primera impresión.

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Megan

Al parecer Sam tenía todo fríamente calculado, el despertador sonó demasiado temprano y de un tono demasiado ruidoso así que término tirado en el piso del patio, me bañe con todas las ganas del mundo, espero y se haya notado el sarcasmo.

Se que dije que me gusta ir al instituto pero odio levantarme en las mañanas.

Baje las escaleras y como era de esperarse mi tía estaba sentada en la mesa con la mirada fija en la escalera. Literalmente sin parpadear.

-Meg estas increíble, estas sexy pero no vulgar, bonita pero no exagerada, darás una buena impresión -dijo Sam con la mirada fija sin parpadear, a veces pienso si esta mujer duerme. Por que siempre esta imperativa. ¿Donde se le irá en la noche?

-Como digas Sam -no quiero hablar del tema, peor aún después de saber todo lo que paso ayer.

Desayuné incomoda con la mirada de mi tía, espero que esto no sea todas las mañanas, salí caminado rápido antes que mi tía tuviese la oportunidad de llamarme para cambiarme de ropa.

Entré en el instituto y todas las miradas estaban fijas en mi, ¿Exagere? No lo creo, camine directo al despacho del director.

Rogando mentalmente para no caerme por el piso que estaba algo resbaloso.

Al parecer el director le gustaban los animales muertos, todo el despacho estaba lleno de variedades de cabezas tanto de chivo, vacas como de toros y otros animales, dada miedo.

Pero era impresionante, de hecho creo que me gusta la figura de la ardilla que se encontraba encima del escritorio justamente al lado de la placa del director.

-Buenos días señorita Blacke, su expediente es muy bueno y sus notas excelentes, espero y se integré con facilidad aquí -dijo el director totalmente serio. Mientras cogía un bolígrafo en sus manos y lo movía rápidamente.

-Claro esta, director yo no busco amistades por el momento, lo que quiero es terminar mis estudios con notas promedio -aclaré mi propósito, espero no haber sonado como una niña mimada.

-Eso espero, su primera clase es física yo de usted me apuro, el profesor no es el más bueno que digamos - el director lo dijo con un tono amenazante entregándome el horario con la dirección exacta de todas las clases, pero como soy tan distraída estoy casi segura que me perderé.

Camine y camine no se sí me perdí, pero el campus era enorme. Llegue a mi casillero con los números 329 en color dorado, lo abrí y me di cuenta que estaba totalmente vacío, puse todos mis cuadernos y libros, guarde todo y sólo saque los cuadernos de la clase del día.

Por que no quiero cometer el error de cargar con todo el peso encima de los cuadernos.

Busque por todos lados el dichoso salón de física, debe ser un pecado tener tanto salones.

¡Que estrés! Trate de pedir indicaciones a varias chicas que encontraba en el camino pero todos me miraban mal o me fulminaban con la mirada ¿A estas que les he hecho? Prometí no meterme en problemas, creo que será un poco difícil.

Con la ayuda del conserje encontré el salón de física. Mire por la ventanilla que está en la parte superior de la puerta y vi a un profesor que por su aspecto no era nada agradable, golpee la puerta rogando a mis dioses de la comida que me ayuden en la regañada.

Creo que exagero un poco pero espero que no me haga quedar en oso tan rápido. Al menos tardar la primera semana.

-¿Dígame? -pregunto el profesor asomando su cabeza por la puerta, y con sus lentes en el puente de la nariz. Quizás si se llegase a mover un poco más, se les cae.

Mystery boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora