El intruso

1.6K 132 14
                                    

Por la tarde, las pilas de papeles parecían no acabarse más. Suspiro y agito mi dolorida mano, el dolor de cabeza ahora se ha intensificado, pero la penúltima pila de mi escritorio ya casi llega a su final. Agarro el último documento para leerlo pero era de una nueva alianza con un país cuyo nombre no tenía registrado. Me preocupé, puede no esté prestando la suficiente atención en las clases, pero perderme un país es demasiado, creo que fue mala idea saltarme la de hoy.

Veo a Gwendal sentado trabajando y temo que  se enoje conmigo por no recordarlo, pero no puedo firmar algo que no sé ni que es.

-¿Gwendal?

-No sé si será el dolor de cabeza, pero… ¿dónde queda Shin Sarague?

-Oh, Subaria se dividió, Shin Sarague es la parte que quedó más empobrecida tras la guerra interna. ¿Günter aún no le enseñó? Se declararon independientes hará un mes.

Eso fue cuando estaba en casa2, es raro, creo que algo así lo hubiera retenido, aunque últimamente no presté atención en lo más mínimo, a tal punto que está algo ofendido conmigo, además de por lo que ocurrió la otra noche.

-Es importante que se ponga al corriente de todo ya que es un nuevo aliado.

-Lo haré- contesto mientras fimo el documento.

Aún me falta redactar a carta para el rey. Será mañana después de la clase, cuando tenga idea de lo que estoy haciendo.

Siento otro pinchazo en la cabeza y decido detenerme por el momento. Me froto las sienes y suspiro, necesito un descanso.

-¿Por qué no va a ver a Gisella antes de que esté la cena?- sugiere Gwendal.

-¿Cómo?

-Ha estado haciendo eso toda la tarde- añade.

-Tienes razón, parece que no se va a pasar solo.

Me levanto y voy a la enfermería. Al llegar golpeo la puerta y, al no recibir respuesta, la entreabro pasando la cabeza para ver si hay alguien.

-Adelante Heika ¿Sucede algo?

-¡Gisella!, perdón por molestarte, solo que estoy con dolor de cabeza desde la clase con Ulrike- ella ríe.

-Bueno eso pasa- dice mientras pone sus manos a ambos lados de mi cabeza y comienzo a sentir la calidez del marioku curativo- Aprender a dominar el marioku no está en la mente, ni en el cuerpo heika, tiene que sentirlo aquí- dice mientras saca una mano y la apoya en mi pecho.

-Ya ha usado marioku curativo antes y sin indicaciones.

-Solo quería ayudar y rogaba que funcione- le explico recordando lo que pasó con Greta y su amiga.

-La base para controlarlo es la misma, yo sé que puede hacerlo- me regaló una linda sonrisa-¿Ya está mejor?

Noto que el dolor ha desaparecido y le agradezco.

-Cuando quiera, puede venir antes, no necesita soportarlo durante todo el día.

-Cierto- reí junto a ella rascándome la nuca- Nos vemos en la cena.

-Hasta luego Heika.

Sinceramente, no sé para qué estuve soportándolo todo el día, de verdad soy cabeza dura.

Me dirijo directamente al comedor, ya es la hora de cenar. Camino por el pasillo cuando escucho una voz familiar.

-¡Shibuya!- grita y corre para alcanzarme.

-Murata ¿Cuándo llegaste?

-Hace un par de horas, me contó Ulrike que estás entrenando con ella.

90 diasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora