90 dias

Nervios

  Tras entrenar regreso a mi cuarto, a paso más apurado que de costumbre. Voy directamente a la cama esperando ver las doradas hebras dispersas por alguna parte de las sábanas, pero Wolf ya no está. Bueno era de esperarse en realidad, se supone que no debería estar aquí, seguramente ya debe haber bajado a desayunar, debo hacer lo mismo, por lo que me aseo rápidamente para no hacer esperar a todos.

Al llegar veo que Wolfram tampoco está en el comedor, un poco decepcionado, pero comprendiendo su cansancio por el viaje, me siento a desayunar. Nadie comenta al respecto. La comida de la mañana termina rápidamente y me dirijo a entrenar con Ulrike como de costumbre.

Esta vez tengo más público en el templo, me pone un poco ansioso, pero ya pude hacerlo antes, no debería ser problema. Entrenamos al lado de la fuente, las instrucciones de Ulrike son sencillas, ir probando diferentes formas de utilizar el elemento, como protección, como ataque, me asegura que deberé enfrentarme a otras personas como parte del entrenamiento como ya lo supuse.

Verdaderamente estoy algo agotado, no estalla mi cabeza, supongo que porque ya entendí como es el manejo, pero igualmente no estoy acostumbrado a utilizar marioku por tanto tiempo. Termino por sentarme en la fuente, todo está mojado, pero no me interesa, yo también estoy algo húmedo después de todo, creo que ni las doncellas que están observando se salvaron de ser salpicadas. Es reconfortante igualmente, a pesar del cansancio, el saber que ahora verdaderamente estoy progresando. Pido terminar con el entrenamiento después de todo, ya pasó bastante tiempo y tengo que trabajar antes de que sea hora del picnic.

Llegamos prácticamente a la hora del almuerzo, estoy hambriento, por lo que apresuro a cambiarme y dirigirme al comedor lo antes posible. Cuando llego ya todos están sentados, todos, incluyendo a la persona que estaba ansiado ver, sonrío sin poder evitarlo, saludo a todos y me siento en mi lugar habitual.

—Buenos días Wolf— lo saludo ahora teniéndolo a mi lado, observo su rostro, parecía haber descansado bien, me detengo en sus ojos unos segundos más de lo que pareciera ser normal, desvía la mirada y sonríe de lado.

—Buenos días Yuri— responde finalmente, me mira fugazmente al decirlo y toma sus cubiertos. Lo imito y comienzo a comer.

Trato de sacar a colación algún tema durante el almuerzo pero nada se me ocurre. Afortunadamente la charla la inicia Conrrad buscando saber más sobre la patrulla, luego fluye normalmente durante el resto de la comida. He sido demasiado consciente de todo, todo el tiempo, desde cuan seguido me detenía a mirarlo, sus gestos y la atención de las otras personas. Supongo que me estoy persiguiendo demasiado con ello, dudo que vayan a notarlo así de fácil, tampoco hice algo en particular, y hasta creo que mi mirada era más insistente en los días anteriores.

Paso a la oficina directamente, quiero trabajar ya que en unas horas voy a salir nuevamente, tarto de poner todo mi empeño en concentrarme sobre lo que estoy haciendo y no en pensar en lo que se avecina. Mi primera cita con Wolfram, aún ni sé que va a ser de ello, la comida estará lista, el lugar decidido, no sé cómo arreglaremos lo del baile pero confío en que encontraremos una solución. Solo falta... ¡avisarle a Wolfram! Con todo esto ni concretamos los planes, me golpeo mentalmente por olvidar lo más obvio, termino con esto e iré a buscarlo. Vuelco toda mi atención en terminar rápidamente. En eso golpean la puerta suavemente y sin esperar respuesta ingresan.

Levanto la vista y me encuentro con un par de hermosos ojos verdes.

— ¿Interrumpo?

—Está bien, ya casi termino— contesto deteniéndome sin saber si seguir o dejar todo ahí.

—Te espero— me responde resolviendo mi inquietud, pasa y se sienta sobre el escritorio que utiliza Gwendal.

Sigo su trayecto hasta que se acomoda, me mira nuevamente y enarca una ceja. Sigo con lo que estaba haciendo sintiéndome observado, pero ya lo tenía casi listo. Termino de leer, hago una acotación y firmo. Dejo la pluma en el tintero, suspiro, me muevo un poco para quitarme la rigidez por la posición y finalmente poso mis ojos en Wolf.

—Creo que alguien me prometió una cita a mi regreso— suelta sin más, sonrío.

—Ciertamente lo hice— lo miro fijamente demostrando que no pienso huir de ello. Ante mi respuesta corre la mirada y noto un ligero sonrojo en sus mejillas. — ¿Te parece si nos encontramos en unos minutos en el jardín invernadero?

—Claro— habla mientras se baja del escritorio, luego da un paso en mi dirección y se detiene dudando—Nos vemos allí, no demores— termina por decir y luego sale de la oficina.

Realmente no estoy acostumbrado a verlo así, es lindo. Supongo que, al igual que yo, él también está nervioso. Me levanto decido, tengo que pasar a buscar el chocolate y el resto de las cosas que pedí tengan listas. Cuando paso por mi habitación y abro el placar para sacar la mochila donde aún sigue el chocolate, recuerdo que por allí, en el fondo, está escondido el anillo. Pienso en lo que tenemos que hablar y me pongo más nervioso, no voy a llevarlo conmigo, no es el momento, pero es un tema del que tenemos que hablar, más que nada con todo lo que viene. Saco la caja, cierro la mochila, y vuelvo a guardarla en su lugar. Suspiro y salgo del cuarto en dirección a la cocina, no demoro mucho, apenas entro, en un breve revoloteo me entregan una canasta con todo adentro.

Emprendo entonces mi camino al jardín, a mi primera cita con Wolf, sin saber muy bien que esperar de ello.

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Hola!!! Como están? Muchísimas gracias por sus comentarios, siempre me alegra leerlos y quiero disculparme por demorar tanto. La verdad entre todo el lio por la pandemia y el que tuve una idea que no estaba contemplada en el guion original y aún sigo pensando si incorporarla o no a la historia, debía ser en este capítulo, pero no logré decidirme y ya lo estaba dilatando demasiado, por lo que veré si da para más adelante, o no. 

Gracias nuevamente por todos su votos y comentarios y por la paciencia.

xoxo