Ausencia mental

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Por la mañana nuevamente me despertó el chillido del Ukuy. No había dormido bien, para nada, necesitaba salir a correr y descargarme. Escuché el golpe en la puerta característico  y entró Conrrad.

-Ya me levanto- le dije.

-Buenos días Heika, Gwendal pidió que le avise que lo espera en su despacho cuanto antes- me comunica en tono neutro.

-Ohh ¿Justo ahora? De verdad necesito hacer ejercicio, hoy más que nada.

-Lo siento Heika, lo dejaremos para más tarde.

-Es Yuuri- le digo mientras voy directo al baño- en unos minutos voy- le digo antes de cerrar la puerta.

Me lavo la cara y los dientes rápidamente y me visto con mi uniforme negro ya que por esta mañana parecería que no podré entrenar.

Al llegar a la oficina el ambiente es tenso. Saludo y Gwendal me contesta escuetamente mientras que Günter lo hace más animado que de costumbre, Conrrad asiente simplemente con una media sonrisa. Sin decir palabra alguna el mayor de los hermanos me extiende un papel. Lo tomo y comienzo a leer. En caligrafía de Wolfram se leía claramente palabra por palabra que era la anulación del compromiso, miré a los ojos azules y nuevamente al papel.

-Es oficial, está firmada por Wolfram, solo falta su firma.

-¿Y Wólfram?- alcancé a preguntar, no pensé que de verdad lo haría, espero, de verdad espero que no se haya ido.

-Está entrenando a los soldados- me contestó.

-¿Dijo algo?

-Solo pidió que lo hiciera válido, dijo que ya lo habían hablado.

-Más bien gritado- murmuro- no pensé que era en serio- le digo con la hoja aún en la mano.

-¿No es lo que quería Heika?- comenta Günter- de todos modos no quería ese compromiso y  ese niño por fin lo ha aceptado.

-Creo que es lo mejor- agrega Gwendal- firme por favor así terminamos con esto y podemos ir a desayunar- dice mientras presiona el puente de la nariz con los dedos.

-Eto…- comienzo a tartamudear, no sé por qué estaba tan nervioso. Mi consejero me extiende la pluma con una sonrisa y la tomo dudado.

No entiendo por qué dudo tanto, tienen razón es lo que yo quería, y Wolfram no se fue, está afuera entrenando a sus soldados como siempre, no hay nada extraño fuera de que se levantó excepcionalmente temprano y anoche, por obvias razones, no durmió en nuestro cuarto.

Apoyo el papel en el escritorio y la pluma bajo la firma de Wolf, siento una molestia en el pecho y exhalo fuerte. Tomo aire de nuevo y firmo. Dejo la pluma en el tintero y salgo de allí, si saber a dónde. Probablemente a asegurarme que mi mejor amigo aún siga siendo mi mejor amigo. Probablemente a asegurarme de que está aún ahí entrenando como dijeron.

Pero no estaba, pregunté los soldados y dijeron que ya se había retirado, señalaron la entrada del castillo. Claro, era hora del desayuno en realidad, me golpeé mentalmente y fui rápidamente al comedor. Pero mi amigo no estaba, saludé a los presente y me senté a la mesa, noté el sitio de Wólfram con los cubiertos intactos, quizá baje en cualquier momento.

Una vez me senté todos comenzaron a comer y yo también lo hice, mirando de vez en cuando en dirección a la entrada. Más allá de un par de conversaciones sobre cuestiones políticas la comida fue bastante silenciosa, y el tercer hermano nunca llegó a su asiento.

Al terminar me excusé. Necesitaba ir a su cuarto a ver si estaba allí, necesitaba preguntarle si seguíamos siendo amigos. Al llegar a la puerta de su dormitorio tome aire y cuando estaba por golpear escuché un sollozo, quedé hecho piedra, Wolfram no lloraría así por mi ¿no? Él me lo dijo, contaba con eso, pero el sonido del llanto ahogado seguía ahí, y era él. Y no me animé a llamar, coloqué suavemente la mano sobre la puerta y apoyé la frente sin hacer ruido.

90 diasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora