De vuelta

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Mariann iba a toda velocidad hacia la taberna, necesitaba toda la información posible antes de partir.

—¡Helbram!— Gritó, buscándolo con la mirada al llegar al lugar.

—¿Ya me extrañabas?— Dijo el detrás de ella.

—Helbram, necesito saber si tienes idea de a donde pudieron ir Ban y King— Pregunto ella.

—Lo siento, no lo sé— 

—¿Que? ¿Cual era su plan?—

—Bueno, King solo dijo que seguiría a Ban—

—¿Entonces, no tenían un plan?— Pregunto ella desconcertada.

—¿Por que? ¿Sucede algo?— Pregunto el.

—Necesito encontrar a Ban— Dijo ella —Esta es la dirección por la que se fue, no será muy difícil rastrearlo—

—Espera, espera ¿Iras tras el después de todo?— 

—Tengo trabajo que terminar y lo haré así el quiera o no— Contestó ella decidida y descendió al suelo para asegurar que el rastro llevaba a donde ella indicaba.

—Que remedio— Dijo el descendiendo también —Iré contigo—

—¿Que?—

—Por supuesto, si te vas entonces ya no tendría por que estar aquí, recuerda que eres la razón por la que me quedé en primer lugar. A demás, también tengo que encontrar a King, es mi mejor amigo y lo dejé ir solo, sería bueno ir a ver como esta—

—Bien— Dijo Mariann, no le molestaba la idea —Ese es el camino que debemos seguir, apresurémonos— Dijo emprendiendo su vuelo a gran velocidad.

En poco tiempo ambos ya habían salido de la capital, Mariann volaba veloz y se movía muy agilmente por el bosque.

—Lo perdí— Dijo Mariann, frenando en secó y mirando a su alrededor.

—No me sorprende ¿Como puedes estar tan segura del camino que tomaron?— Preguntó Helbram algo agotado.

—Es fácil, conozco el olor de Ban a la perfección— Dijo más calmada.

—¿A si? ¿y que hay de mi aroma?— Preguntó el algo celoso.

—Bueno, lo recuerdo... Aunque no sería malo estar segura, por si acaso— Dijo ella.

—A que te refie...—  Su oración fue cortada por el sonrojo en sus mejillas, Mariann lo olfateaba de cerca, podía sentir su respiración en su cuello, tragó en secó antes de que ella se detuviera.

—Si, es exactamente como lo recordaba— Dijo tranquilamente.

—Ah, c-claro— Dijo el todavía nervioso, Mariann se alejó un poco tratando de encontrar nuevamente el rastro de Ban, cuando un gran poder mágico se soltó en plena capital, ambos volaron para tratar de divisar que ocurría.

—Eso vino de la capital, ¿alguien estará atacando?— Pregunto Helbram.

—No creo, solo siento la energía de los pecados— Dijo ella algo preocupada. 

—Quizá... solo estén entrenando— Comentó el para tranquilizarla.

—Tienes razón... continuemos— Dijo Mariann y siguieron, aunque no pudo evitar mirar atrás, tenía un mal presentimiento.

Ambos continuaron su camino, ya había pasado bastante tiempo, los dos volaban cerca del suelo para que Mariann pueda seguir el rastro con más facilidad, de la nada, se había sentido un gran poder mágico a la vez que en la tierra se sentían pequeños temblores que se hacían mayores a medida que avanzaban, algo andaba mal. 

La Misión - Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora