Nuestro camino

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Mariann rápidamente se puso de pie y sostuvo su espada —¡Ban!— Gritó furiosa pero antes de poder decir algo más empezó a mirar a su alrededor y una gran nostalgia llego a su corazón al recordar ese lugar.

—¿Donde estamos?— Preguntó Ban, parándose con dificultad, sosteniendo su mano por el dolor.

—Este lugar es...— Antes de que pudiera terminar su frase los pétalos de flores comenzaron a rodearlos y en un abrir y cerrar de ojos ya habían entrado.

—¿La Necrópolis? ¿Pero como es que entramos? Elaine ya esta viva...— Se preguntó Ban al notar donde estaban, Mariann solo escondió su mirada en la sombra al escucharlo decir eso —¿Y ahora que se supone que tenemos que hacer para salir?—

—Ban... ¿Como se te pudo ocurrir tratar de robar mi espada?— Regaño Mariann.

—No fue mi idea, tu amiga rara me dijo que lo hiciera— Se defendió el.

—¿Te refieres a Hanyuu? ¿Por que Hanyuu te diría que hagas algo así?— Se preguntó Mariann.

—No lo se pero de alguna forma funcionó, estoy más cerca de donde quería, ahora solo tengo que encontrar la forma de salir de aquí— Dijo Ban.

—Ban... ¿En serio deseas tanto volver?— Preguntó Mariann con su mirada penetrante.

—Si... lo siento, pero es algo que tengo que hacer...— Dijo el evitando su mirada y al acabar su frase se puso a correr.

—¡Ban!— Gritó Mariann pero no intentó alcanzarlo, simplemente se quedó allí sin saber que hacer, una gran nostalgia estaba en su alma y le quitaban las ganas de seguir peleando.



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Ban corrió sin saber siquiera a donde ir, los caminos eran interminables. Anteriormente su deseo de ver a Elaine fue lo que les permitió entrar y luego de verse se presentó la oportunidad de salir, ahora no sabia que hacia ni a quien tendría que buscar para lograr salir.

Paró un segundo notando que correr sin rumbo no lo llevaría a la salida. Miro a su alrededor con la respiración agitada, de la nada varias luces brillantes se presentaron a unos cuantos metros de el, la luz brillo con intensidad y cuando volvió a mirar logró ver a una mujer de espaldas, ella lentamente giró la vista y ambos se miraron.

"Esa mujer... es la misma de la otra vez" Pensó Ban al recordar su anterior visita, ella era quien estaba con Mariann, ella era su maestra pero ¿Por que se le había presentado a el y no a ella? Ban la miraba sin poder decir nada, sus pensamientos no funcionaban bien, en vez de eso se quedo hipnotizado a sus ojos sin conocer la razón.

—Hola Ban— Saludó ella calmada, sin dejar de mirarlo.

Su voz le causó tanta nostalgia, no entendía la razón, quizá porque ella era una mujer hermosa, tan calmada que sus palabras eran como recibir un cálido abrazo, Ban no conocía la razón por la que se sentía así, pero por un momento dejo su preocupación por sus amigos a un lado y solo sintió la paz que su presencia le traía.

—¿M-me hablas a mi? Acaso... ¿Me conoces?— Logró vocalizar, ella solo rió cubriendo su boca la manga de su gran  traje.

—No mucho lamentablemente, pero los he observado desde que se conocieron— Dijo ella acercándose a el —Espero que eso sea suficiente para que puedas confiar en mi y en lo que estoy por decirte—

La Misión - Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora