Despierta

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Mariann despertó lentamente tras sentir el cálido sol en su piel, confundida se sentó y miró a su alrededor, recordando ese lugar.

"¿Sigo soñando?..." Se preguntó mientras miraba a detalle todo allí, le dolía un poco la cabeza así que sus movimientos eran lentos. Miro sus manos tratando de saber si seguía soñando, buscando en su memoria lo último que recordaba.

—Veo que ya despertaste— Dijo alegremente una voz acercándose a ella.

—Helbram...— Dijo ella mirándolo, ahora si estaba convencida de que era un un sueño.

—¿Estas bien?— Preguntó el extendiéndole la mano para que ella se levantara, Mariann se quedó mirando su mano un par de segundos, temiendo que realmente eso fuera un sueño, lentamente la tomó y al sentir su tacto supo que esa era la realidad.

—Ahora lo estoy— Dijo ella  con una sonrisa, pero luego una pregunta llegó a su mente —¿Como es que llegue aquí?—

—Yo te traje— Respondió el —¿Que es lo ultimo que recuerdas?—

—¿Lo ultimo que... recuerdo...?— Dijo ella pensando —Meliodas estaba muerto... y yo fui a hablar con Gowther creo...—

—Bueno, entonces creo que todo esta en orden— Dijo el tratando de ocultar la verdad.

—No lo entiendo ¿Como es que me quedé dormida?— Se preguntó ella.

El dudo un poco en contestar —Bueno, a decir verdad...—

—¿Fue Gowther verdad? El cambió algo en mi memoria— Interrumpió ella, analizando sus recuerdos.

—Lo siento, no pudimos evitarlo— Dijo el disculpándose —¿Como es que lo supiste?—

—Yo... Siento que olvido algo— Dijo Mariann buscando en sus memorias, pero sin encontrar nada —Algo importante... ¿Tienes idea de que pudo borrar?—

—No lo se— Dijo el mintiendo a petición de Ban —Pero si recuerdas los eventos hasta allí, no puede ser nada muy importante ¿Verdad? Descansa un poco y si algo realmente importante falta seguramente te darás cuenta pronto—

No le gustaba mentir y en especial a ella, pero ya no había nada que hacer, Gowther ya había demostrado con Diane que los recuerdos no podían volver, así que solo restaba esperar que a Mariann se le quitara esa sensación para que puedan fingir que nada pasó en verdad.

—Tienes razón— Dijo ella sonriendo para si misma y empezó a contemplar su alrededor con detenimiento —y si eso pasa, tu me ayudaras a recordar ¿verdad?—

—Claro, si es algo importante para ti prometo que lo haré— Dijo el a lo que ella respondió con un suspiro de alivio, calmándose por completo.

—Sabes, mientras dormía tuve un sueño... Me trajo tanta nostalgia—

—¿Un sueño? ¿Sobre algo importante?— Preguntó, ella asintió sin voltear a verlo.

—Si, soñé con la vez que nos conocimos...— Dijo bajando su mirada, evitando mirarlo —¿Lo recuerdas?—

—Como olvidarlo... Recuerdo cada detalle de ese día— Dijo el, también mirando al horizonte y sonriendo con nostalgia.

—Es por eso que, al despertar, creí estar en un sueño... Me alegra que no sea así— Un silencio inundó el lugar después de esa frase, no fue incomodo, el aire estaba lleno de recuerdos y añoras del pasado.




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—¡Mariann! ¡Ya despertaste!— Gritó un hada que venia en compañía, su gritó los saco de sus recuerdos y ambos vieron como todos alegremente se acercaban hacia ella.

—¡Todos ustedes! Me alegro de volver a verlos— Dijo Mariann con alegría, tratando de saludarlos a todos.

A partir de ese día todo era como volver en el tiempo, las horas pasaban lentas y los días se volvieron como estar atrapados en el tiempo, sin embargo había algo que le preocupaba a Mariann, ya que solo podía pensar en todo el tiempo que habían desperdiciado estado distanciados mientras acompañaban a los pecados y por mas que pensara en ello, no podía encontrarle una razón a su actitud, lo cual la hacia sentir culpable.

—Helbram, necesito decirte algo importante— Llamó ella.

—¿Que sucede?— pregunto el acercándose, extrañado por la tonalidad preocupada con la cual le había llamado.

Al llegar un silencio invadió el lugar, antes de que Mariann reuniera el valor para hablar de eso —Quería disculparme...— Dijo sin mirarlo.

—¿Disculparte? ¿Y por que?— Preguntó el.

—Desde que reviviste, hemos estado tan distantes... Busco en mi memoria y la verdad no se por que me comportaba así... Quizá con los demás entendía por qué, pero tu no merecías eso... Realmente lo siento, quiero que sepas que en serio me importas— Dijo siendo lo más sincera posible.

—Me alegra saberlo— Contestó, le alegraba escuchar esas palabras, pero sentía que no las merecía, obviamente con el tiempo y sus nuevas responsabilidades Mariann había cambiado, el entendía perfectamente su cambio de actitud y entendía que tenía que estar pendiente de Ban —Pero no tienes que disculparte, porque tu sigues siendo tu— 

Mariann sonrió y ambos contemplaron el cielo nocturno en tranquilidad —Sabes, estando con Los Pecados solía sentirme feliz, pero por alguna razón recuerdo sentir una angustia y dolor constantes, es gracioso que no pueda recordar el por qué ¿Crees que Gowther haya borrado solo mis malos recuerdos o algo así?— Comentó Mariann.

—Pues quien sabe... a decir verdad, yo si te veo más tranquila— Dijo el.

—Me siento tan libre ahora, pero no puedo evitar sentir que olvido algo, es como una sensación que me llama...—

—Pues si lo que olvidas solo te causaba dolor, quizá es mejor que dejes que con el tiempo se acabe esa sensación— Dijo el dudando de si realmente quería decir eso.

—Eso me gustaría, pero ¿Y si era algo importante...?— Se preguntó Mariann.

—Creo que Gowther sabía lo que hacia...— Dijo Helbram tratando de no mencionar el nombre de Ban —Me dijo que no te lo dijera, pero la verdad es que me dijo que no quería que te preocuparas más por eso, es por eso me pidió que te trajera conmigo—

—¿Gowther dijo eso?— Preguntó Mariann extrañada pues el muñeco era de pocas palabras, a demás de no tener sentimientos, era extraño que dijera todo eso, sin embargo un pensamiento relajó su mente —Bueno tiene que ser cierto, ¿verdad? Después de todo confío en que tu no me mentirías—

Esa frase resonó dentro del hada, la culpa empezó a crecer en el, pero sabía que era lo mejor, después de todo, ya no había mas que hacer y ella lucia mejor después de olvidar todo eso. Helbram dio su la mejor sonrisa que pudo mostrar en ese momento.

—Gracias por eso— Dijo Mariann.

La noche transcurrió con tranquilidad y a la mañana siguiente unos gritos alertaron a Mariann, quien al escuchar lo que decían se apresuró a ir hacia allí.

—¡El rey hada a vuelto!— Gritaron varios.

La Misión - Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora