Reencuentro

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Desde esa mañana se la habían pasado todo el día investigado de lado a lado ese pequeño pueblo de mala muerte, por lo que al anochecer entraron a un Bar para que Jericho comiera y Ban aprovechó para emborracharse, quedándose dormido en la mesa.

—¡Por todos los cielos!— Gritó Jericho al ver como había anochecido y el lugar se sentía más peligroso a cada minuto que pasaba.

—Baja la voz, no creo que sea un buen lugar para hacer escándalo— Dijo Mariann.

—La gente de esta taberna están observando raro a Ban desde hace un rato, me empiezo a sentir incomoda— Se quejó Jericho mirando a Ban dormido.

—Que tonta eres— Comentó Mariann ante su inocente comentario —Claro que no lo están mirando a el—

—¿Como dices?—

—Nos miran a nosotras— Dijo Mariann, quien estaba incomoda desde que llegaron.

—¿A... nosotras?— 

—Así es— Dijo Ban despertándose dando un gran bostezo —Estos tipos notan rápido quien está bien vestido, el dinero y hasta el olor de una mujer—

Jericho gruño molesta e indignada "¿Como se atreven...?" Pensó.

—Toda esta investigación no nos llevó a ninguna parte, así que vámonos— Dijo Ban mientras se levantaba y salia rápidamente del lugar.

—Espera...— Dijo Jericho corriendo tras el.

—No podemos saber si esos tipos trabajan juntos. Trata de evitar problemas Jericho y apresúrate que sigo teniendo sueño— Dijo Ban, y tras caminar unos metros los tres llegaron a una posada, no era lo mejor, pero nada en ese pueblo lo era.

—Cinco monedas de plata por adelantado— Dijo el casero.

—Yo pagare...— Ofeció Jericho dando un paso adelante, había estado haciendo eso desde que empezaron el viaje, obviamente Mariann tenía mucho más dinero, pero la dejó hacerlo para no herir su orgullo, pero más que nada porque no pagaría por ella y si se le acababa el dinero sería otra razón para que se vaya de una vez por todas.

—Segundo piso al fondo, solo una cama— Dijo el señor.

—Por cierto, oí un rumor de que alguien revivió a un muerto aquí en Ravens ¿Es cierto?— Aprovechó Ban para preguntar.

—Ni idea, seguro es una mentira estúpida que esparcieron unos patanes— Dijo sin importancia el hombre.

Al llegar a la habitación el panorama no era encantador, habían cucarachas y el cuarto era viejo y descuidado.

—¡Ah! ¡Bichos!— Gritó Jericho en un rincón del cuarto, muerta de miedo.

—Ellos también tienen derecho a vivir— Dijo Mariann —Que suerte que no usaré esa cama—

—¡Cinco monedas de plata por esto es un robo!— Gritó Jericho —¡Es peor que la prisión Baste!—

—Aquí es una de las mejores posadas del pueblo, cállate y duérmete— Dijo Ban. Jericho estaba molesta pero no protestó y se acostó en la cama, Mariann se sentó a meditar a un lado de la habitación con los ojos cerrados y Ban se hecho el el piso a su lado.

—Oye Ban... ¿No vas a dormir en la cama? Queda lugar aquí— Ofreció Jericho.

—Estoy acostumbrado a dormir en el suelo— Se excusó Ban —Pero ya que queda espació ¿por que no vas con ella Mariann?—

—Se serio, sabes que no necesito dormir— Dijo Mariann calmadamente, mientras seguía en su misma posición.

—Grosero— Dijo Jericho —Pareces saber mucho de este pueblo ¿Estuviste aquí antes?—

La Misión - Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora