CAPÍTULO 1: Mi mundo sombrío

6.3K 303 69
                                    

Siempre pensé que mi vida podía llegar a ser un cuento de hadas, y de hecho, hace ocho años estaba bastante cerca de serlo. Lo tenía todo, a mi familia. Todo lo que quería, a Derek...y a mi hija. Pero la vida no es un cuento de hadas, mi mundo de color rosa se volvió oscuro y sombrío, y ahora...no podría sentirme más sola que ahora.

6:30 a.m.

Desperté media hora antes de que el insesante sonido de mi despertador invadiera mis oídos. Hoy es un día muy importante, laboralmente hablando —aunque además del trabajo no hay nada más en mi vida que sea de importancia—, pero a pesar de serlo, no estoy ni un poco emocionada al respecto. La verdad hace años que nada tiene tanta relevancia en mi vida como para sacarme una genuina sonrisa.

Salí de la cama para dirigirme a mi espacioso baño constituido en su mayoría por mármol —como en la mayoría de las habitaciones del departamento— y allí llevé a cabo mi rutina habitual, tan monótono como siempre.

Luego me dirigí a mi closet —o habitación armario como me gusta llamarlo— y me vestí con el traje que previamente había seleccionado desde la noche anterior para este evento: unos pantalones blancos, un blazer a juego, una blusa de tirantes rosa pastel y tacones también blancos. Mi largo cabello rubio ondeado decidí dejarlo suelto como de costumbre y apliqué maquillaje discreto.

Una vez lista, me preparé un desayuno sencillo y lo degusté mientras leía aburrida las noticias, no había nada interesante a decir verdad.

¿Desde cuándo Nueva York se tornó tan...insípida?

Conduje con destino a mi trabajo, aunque si así lo quisiera, podría ir caminando, se encuentra a pocas cuadras de distancia; pero caminar por las concurridas calles de Manhattan en la mañana es un verdadero suplicio. Llegué a la empresa en tiempo. Sonreí a medias al divisar la fachada del enorme edificio color blanco frente a mí, Glamour & Women es mi orgullo, el fruto de todo mi esfuerzo y dedicación durante los últimos seis años. Comencé desde abajo junto a Irina —mi amiga de la universidad y actual mano derecha—, con una pequeña oficina en el último piso de un edificio ubicado en el modesto barrio de Washington Heigths. Nos costó muchísimo avanzar hasta lo que somos hoy: una compañía dedicada a la industria de la moda cuyo nombre ha ganado reconocimiento en una de las capitales de la moda más importantes del mundo.

Al ingresar al lobby me saludaron todos los empleados como de costumbre y respondí como siempre: con una débil sonrisa que quien no me conociera, diría que soy una mujer antipática con aires de grandeza. No es así, pero es lo que mi rostro da a demostrar y no solo aquí, sino en todas partes, fingir sonrisas no es mi fuerte. En la empresa me he ganado apodos como ''La Reina del Hielo'' o ''La silenciosa'', por supuesto no me lo dicen de frente, pero los cuchicheos no se escuchan en el tono bajo que pretenden. No le doy mucha importancia a esa clase de comentarios, prefiero enfocarme en lo importante y la opinión ajena no forma parte de ello.

La razón por la que hoy es un día de tanta importancia es porque firmaremos un contrato con una aclamada empresa italiana. Estoy en el negocio de la moda y todo lo referente a ella que incluya a Italia será un éxito totalmente asegurado.

—Hola, Iri —saludé a la pelirroja quien ya se encontraba en mi oficina cuando ingresé a la misma.

—Hola, Gin —me sonrió, solo las personas más allegadas a mí me llaman por ese diminutivo de mi nombre—. Ya todo está listo para la reunión con los Ferragni.

—Perfecto —tomé asiento en mi silla, quedando frente a ella—. ¿Hay algo más para hoy que sea importante?

—No mucho a decir verdad, pero te recuerdo que ya deberíamos ir buscando el concepto que expondremos en la Semana de la moda.

Por siempre, mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora