Desde que Luna se enteró de que soy su madre biológica, no ha querido despegarse de mí y me llama mamá en cada oportunidad que se le presenta. No me quejo, amo que lo haga, en especial porque lo asimiló muy bien y no ha afectado su ambiente en ningún sentido.
Al nuevo integrante de nuestra familia nos hemos adaptado bastante rápido. Mr. Jack es un gatito cariñoso y bien portado, con los pocos días que lleva en la casa se ha ganado todo el cariño tanto mío como de la rubita. Aún estamos batallando con él para que use la caja de arena, pero Luna está siendo bastante responsable al limpiar cada vez que deja algún ''regalito'' en alguna zona de la casa, eso me demuestra una vez más que es muy madura y responsable para su edad.
Con respecto a esa persona que me perseguía, resulta que sí era paranoia mía. He dejado de percibir esa presencia, lo cual me tiene más tranquila.
En resumen, todo ha estado de maravilla en los últimos días.
Hoy, al ser domingo, me he tomado un respiro de todo. Nada de trabajo ni tareas de Luna, tampoco visitas a Central Park ni pienso pisar la cocina. Hoy todo será descanso dentro de lo que mi querida hija y mi esponjoso gato me lo permitan. Lo necesitaba, han sido semanas mentalmente exhaustivas. Pasé de una rutina monótona y triste de siete años a una totalmente impredecible, infantil y divertida que me proporciona mi hija día tras día. No me quejo del cambio, pero mi cuerpo pedía a gritos un respiro.
Aún en bata de dormir, me recosté sobre mi cama con un pequeño tazón de ensalada de frutas en una mano y el control remoto de mi televisor en la otra. Me causa gracia que tengo un televisor personal en mi cuarto y apenas le doy uso, desventajas de ser una madre y empresaria ocupada.
Comencé a hacer zapping hasta encontrar un show humorístico que lucía interesante, era de esos en los que muestran un montón de videos graciosos sacados de internet en el que la gente hace todo tipo de estupideces. Disfruté del programa así como también del aperitivo. Juro que esto es más relajante que cualquier sesión de spa, al menos para mí.
Me metí tanto en el show televisivo que no noté que mi hija y nuestro gato estaban acostados a mi lado hasta que Mr. Jack rozó su cola por mi pierna, sacándome un susto digno de una película de terror. Por semejante susto acabé cayendo de la cama para aterrizar en la alfombra.
—¡Luna! ¡Mr. Jack! ¿¡Qué hacen aquí!? —grité en cuanto me puse en pie y los vi a ambos muy cómodos sobre mi cama.
—Estábamos aburridos y vinimos a verte —respondió la rubita con una sonrisita angelical, se veía muy tierna recostada boca abajo con los codos apoyados en el colchón y con su cabecita apoyada en sus manos, pero no me iba a convencer con esa pose.
—¡Luna Anne Parker! Te dije que el día de hoy lo tomaría para mí, para relajarme.
—Pero es que en serio estoy muy aburrida, mamá —se quejó—. ¿Podemos ir a Central Park?
—Ya te llevé ayer. Jugaste con Tommy y tus otras amiguitas durante todo el día y me arrastraste a todo tipo de actividades. Ahora es el turno de mamá de divertirse.
—¿Viendo televisión? —cuestionó, alzando una ceja y sonriendo a medias.
Otra vez ese gesto...
¿Quién lo hacía?
—Sí.
—¿Podemos ver Barbie: Escuela de princesas?
—No —suspiré exhausta.
—¿Por qué?
—Porque esa es tu película favorita y la hemos visto millones de veces. Solo por hoy quiero un momento para mí, ¿me dejas?
ESTÁS LEYENDO
Por siempre, mi Luna
Chick-LitBilogía Por siempre #1 Sufrir la pérdida de un ser querido es uno de los eventos más duros que nos toca enfrentar; Gina Parker lo sufrió por partida doble. Siete años atrás era una mujer feliz junto al amor de su vida y su pequeña bebé próxima a nac...