Prólogo

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Tomo asiento al final del aula, y espero impaciente la llegada de Matt

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Tomo asiento al final del aula, y espero impaciente la llegada de Matt. Los rumores que andan en cada rincón de las instalaciones de la universidad me tienen sin uñas de la incertidumbre. Los estudiantes comienzan a llenar el aula y aún no veo ningún rastro de él.

Saco mi celular de la mochila y lo llamo, no responde. Un alboroto me saca de mi burbuja de preocupación y lo veo. Veo su sonrisa antes los aplausos victoriosos provocados por algunos compañeros, la veo a ella quien también sonríe, veo sus manos y están unidas. Me hundo en mi asiento y siento como mi corazón se quiebra poco a poco al confirmar que todo lo que decían es cierto cuando todos gritan en coro "beso" y él se lo da.

Esos labios ya dejaron de ser míos.

...

Ya no queda nadie aquí, absolutamente nadie. Solamente estoy yo acompañada del profundo vacío que se instaló en mi pecho con la intención de seguir extendiéndose, quiero llorar o gritar para por lo menos liberarme de esta desagradable sensación, sin embargo, no hay lágrimas que derramar.

Ellas no quieren salir.

Comienzo a recoger mis cosas para marcharme a la siguiente clase como si nada hubiese pasado, la puerta es abierta así que me apresuro para irme.

—Corazón...—me tenso al escuchar su voz, no lo miro, me pongo de pie con la intención de salir del lugar, pero él me detiene.

—No digas nada, Matt —me zafo de su agarre y salgo apresuradamente dejándolo atrás, sé que se ha quedado en el aula y no piensa en detenerme porque él no vendrá detrás de mí, nunca lo ha hecho y nunca lo hará.

Suspiro al llegar justo a tiempo a mi clase, me apresuro al final de la estancia y tomó asiento. Hoy será un largo día. Si que lo será.

...

De camino a casa me desvío del camino y me dirijo hacia el supermercado en busca de un gran tarro de helado de chicle y menta, al tener mi preciado helado en mis manos voy directo a pagar. Al obtener el cambio me dirijo a mi auto.

Y ahí él está.

Lo observo durante un rato, sus ojos mieles lucen tristes, pero ¿por qué él lo estaría si a quien le rompieron el corazón fue a mi? y no sé porque no me lo imagine antes, porque no indague en el motivo de las disculpas de anoche. Pero no es necesario, ya sé la razón. Me acerco a la puerta del piloto y le indico con la mano que se aparte, sin embargo, no lo hace.

—¿Podrás quitarte de mi camino?

—Corazón, déjame explicarte —respiro profundo y lo miro directo a los ojos, ellos me siguen cautivando, pero estoy tan decepcionada. Fui tan estúpida al no darme cuenta de que el chico dulce y divertido en lo más profundo de su ser también es un idiota—. El padre de Helen es el director ejecutivo de la discográfica más importante de Alejandra, es una gran oportunidad, es mi oportunidad, corazón. Sé que es algo loco, pero es el medio para cumplir mi sueño y solo quiero que me comprendas, dijiste que estarás y me apoyarás.

Lo miro sorprendida ante sus palabras y no sé ni qué pensar de esto.

—En estos momentos no quiero verte ni hablar contigo, necesito procesar todo esto, Matt.

—Isis... ¿Qué pasará con lo que tenemos planeado para esta noche?

—Matt, por favor.

Se acerca a mí con la intención de abrazarme, pero me alejo. Él retrocede, cuando está a una distancia considerablemente lejos abro la puerta del auto, subo y me marcho.

 Él retrocede, cuando está a una distancia considerablemente lejos abro la puerta del auto, subo y me marcho

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Entre Nuestras SábanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora