Extra: Perder.

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Matt

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Matt

Cada despertar era un constante recordatorio de que estaba haciendo las cosas mal, pero ya no había vuelta atrás, solo me quedaba seguir avanzando y con cada paso seguir arruinando las cosas.

En estos instantes era una escoria.

Helen Anderson llegó en el momento exacto en donde mis miedos salieron a relucir para no dejarme ir tras mis sueños. Luego del festival de las flores, Helen se acercó a mí; fue amable, coqueta, detallista y muy insistente.

Le preguntaba qué era lo que buscaba, lo que quería y su respuesta era la misma:

—Solo te quiero a ti, dulce miel.

Pero ¿cómo podría ella tener lo que quería cuando ya le pertenecía a Isis?

Un día me interceptó de camino a los vestidores luego de un entrenamiento, ella siempre quería hablar conmigo por más que la evitara.

—En el club de música del instituto me dijeron que eras el mejor con la guitarra y tu voz a la hora de cantar es espléndida. Matt, con está información no podré dejar de pensar en ti por más que quieras que no lo haga.

Ella me sonrió a la espera de una respuesta ante su descubrimiento, pero me fui y cuando salí de los vestidores seguía ahí, esperándome.

—Imagina: miles de personas gritando tu nombre una y otra vez mientras estás en un escenario rodeado por esas personas quienes con pancartas cantan contigo. Millones de reproducciones en todas tus canciones, ventas inimaginables en tus álbumes, ganar todas las categorías en donde serás nominado... Ser el Matt Miller que en verdad quieres ser.

»Pero imagina que no es una ilusión y es una realidad... dulce miel, mírame, sé que luzco como lo que necesitas.

Y lo hice, lo imagine porque no era la primera vez que lo hacía.

Muchas veces, antes de dormir esas escenas eran las que pasaban por mi mente, los escenarios falsos que deseaba que fueran ciertos.

La respuesta que le di antes de marcharme fue corta:

—Imaginarlo es fácil, lograrlo es lo imposible.

—Imaginarlo es fácil, lograrlo es lo imposible

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Entre Nuestras SábanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora