Capítulo 20: Verdades.

74 18 61
                                    

Actualidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Actualidad

Sé quien es ese hombre; una vez por estar buscando lo que no se me perdió en la habitación de Isadora encontré fotos de ellos juntos y en su armario ropa de hombre, inmediatamente supuse que eran de él. No hice preguntas porque sabía que por ese hombre Isadora nos dejó.

Quiero saber qué hace ella aquí y a la vez no, los ojos de ambos es lo que llama mi atención, son tan parecidos y tienen esa característica en especial que junto a algunos rasgos de sus rostros me confirman una y otra vez su parentesco... y eso me da miedo, mucho.

No quiero creer nada de las respuestas que me encargo de construir, porque sería demasiado y una muy mala jugada del destino, que ella, específicamente ella pueda ser mi hermana.

Quiero encontrar algo en su mirada y no hay nada, ella está muy tranquila con esta situación que nos rodea. Luce perfecta con su traje azul pastel y pareciera que buscaba combinar con el señor a su lado... Dios se parecen tanto.

Por favor, no puede ser cierto.

Y si lo es, me lleva el demonio.

Isadora se cuela en mi campo de visión balbuceando disculpas, vuelvo a repetir mi anterior pregunta, pero no obtengo la respuesta que quería.

—Isis, él es...—El señor aquí presente la interrumpe dando varios pasos hacia adelante y apartándola suavemente para ocupar su lugar.

—Soy tu padre y déjame decirte que eres tan hermosa como en las fotos. —Sonríe, gesto que no correspondo, en cambio, solamente frunzo cada vez más el ceño, me alejo de él y mis palabras las pronuncio con recelo:

—Usted no es mi padre.

Me doy vuelta para abandonar la estancia, pero la voz de Isadora intenta detenerme. La ignoro y subo con rapidez las escaleras para ir a la habitación con la intención de cambiarme y recoger mis cosas, y así largarme de aquí.

La puerta se abre y sin mirar hacia atrás hablo:

—Lárgate, Isadora.

—No soy tu madre, soy tu hermana.

Lo sabía y esto es una mierda.

No respondo ni me doy vuelta para mirarla, ella tampoco dice nada. Sintiendo el peso de su mirada sobre mi, suelto un suspiro y la encaro, con mi atención puesta en ella cierra la puerta y se apoya sobre la misma.

—¿Tú lo sabías todo este tiempo?—Su única respuesta es asentir mientras ríe. No le encuentro lo divertido a esta situación porque todo este tiempo me estuvo viendo la cara.—¿Por qué te ríes? ¿Acaso dije algo divertido?

—Toda tu vida es un chiste y nunca te diste cuenta de ello.—Se encoge de hombros, en su rostro hay una sonrisa y no es sincera, no llega a sus ojos bicolor. —Hermanita, tu madre te dejó por un hombre, el cual solo se conformaba con ver fotos tuyas y escuchar unas cosas sobre ti, clara señal de que no le importabas lo suficiente cómo para estar desde el principio y dejar que otro hombre ocupara su lugar. Hasta tu novio te cambió.

Entre Nuestras SábanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora