Preparativos
Cuando me levanté el domingo por la mañana, Chris estaba delante de mi con una bolsa de chucherías.
-Te las hubiera dado ayer, pero no apareciste -se encogió de hombros.
-¿Qué tal tu primera salida a Hosmade?
-Fue increíble -le brillaron los ojos- Estuve con Ginny y Luna en la tienda de dulces, y me compré un montón de cosas. Luego Luna se fue porque quería comprar una cosa muy rara para matar a no se que cosas viscosas invisibles que se esconden entre los sueños de las viudas. ¡Y me quedé solo con Ginny!
Desde que me había hablado sobre su condición, se emocionaba demasiado. Le animó mucho que la apoyara, y no se cortaba un pelo en contarme su vida amorosa y los problemas que tenía.
-Primero fuimos a Zonko, donde le compré un estuché amortiguado que quería y me dió un abrazo -se puso a saltar-. ¡ELLA ME DIO A MI UN ABRAZO! Y luego fuimos a las Tres Escobas y se hizo una cerveza de mantequilla, pero yo prefería un batido de chocolate -se le tiñeron los mofletes de rojo-. Entonces ella me invitó y caminamos hasta la Casa de los Gritos. Y casi se cayó, pero la agarré del brazo y al final caímos los dos.
-Me alegra aproveches una sencilla salida escolar para convertirla en una cita -le dije, pero no se por que se alteró. Yo lo decía enserio.
-¡NO FUE UNA CITA! -me gritó poniéndose encima de mi-. En una cita... espera un momento. ¿Estuvimos en una cita? ¿¡ESTUVIMOS EN UNA CITA Y NI ME DI CUENTA!? Madre mía que fuerte ¿Ella se habrá dado cuenta o solamente lo habrá visto como una salida de amigas? ¿Le hubiera tenido que decir la verdad? ¡POR SUPUESTO QUE NO!...
-Ruidoso -murmuré.
-...pero fue maravilloso y...
-Dragones -la corté para que respirara.
-¿Qué?
-Lo averigüé ayer, por eso llegué tan tarde -le expliqué-, pude averiguar que mi primera prueba es burlar a un dragón.
-Eso, es... -le brillaron los ojos-. ¡Increíble! Nunca he visto un dragón. Lo malo es que el primero que vea te intente chamuscar, pero ñeee... -le restó importancia-. ¡Son dragones! ¿Ya sabes que vas a hacer?
-Sinceramente no -bostecé, demasiado temprano por haberme acostado tarde.
-Pues vayámonos a desayunar -me tiró del brazo. Se piensa mejor con el estómago lleno- se volvió hacia mi cuando me solté de su mano- ¿PERO QUE CREES QUE ESTAS HACIENDO? -gritó dándose la vuelta.
-Estoy cambiándome -le respondí con obviedad-. No pienso ir en pijama.
-Pero te estás desnudando -empezó a temblar cara hacia la puerta.
-No suelo ponerme la ropa por encima del pijama -respondí con burla-. Primero me lo quito y luego me visto. Si hay una ducha por el medio mejor.
-¡ESO NO PENDEJA! -me insultó otra vez con aquella extraña palabra- No puedes desnudarte delante mío.
-Eres tu el que está en mi habitación -le recordé-. Yo me cambio cuando quiero, si tu estas por el medio es tu problema. Eso te pasa por entrar cuando te da la gana.
-Pero por lo menos avisa -me regañó.
-Estoy en mi habitación -resoplé- si a ti no te gana avisar cuando vas a entrar, a mi no me da la gana avisar cuando vaya a cambiarme. Por cierto ya puedes girarte, solo falta la camisa.
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Lilianne y el Cáliz de Fuego.
Hayran KurguLilianne regresa al colegio de un forma un tanto peculiar. Después de desaparecer todo el verano y llegar posteriormente de que empiece el curso, unos más que otros se alegran de verla. Pero siempre hay problemas, por ejemplo: una perdida de me...