Noche de luna llena
Seguí al profesor Dumbledore por los largos pasillos hasta una de las aulas cerradas de las mazmorras.
-Siéntate, por favor -me indicó.
Yo no esperé que lo dijera dos veces.
-Dime Lilianne, ¿cómo te sientes?
Eso me dejó anonada. Me obligué a levantar la cabeza, sin saber como el hombre de delante de mi sabía de mi mal estado. No respondí, estaba de mal humor, pero ¿porqué no responder? Yo no quería responder, y no recordaba la última vez que me comportaba de una forma tan caprichosa y mimada. Menos mal que era una persona que no expresaba demasiadas palabras, puesto que en un futuro me avergonzaría de la actitud.
-Parece que no te has acordado de lo importante de este día -decía con una media sonrisa comprensiva.
-¿Que estamos haciendo aquí, señor? -pregunté, cada vez estaba peor.
-Estamos cerca de tu sala común -dijo-. Tienes que ir a ponerte algo más cómodo. No creo que quieras romper una buena túnica de trabajo con tu primera transformación.
Y entonces caí. Hoy era viernes 18 de noviembre de 1994, la penúltima luna llena del año. Me había olvidado.
Puse una mano apretando mis ojos y lancé un suspiro.
-Me había olvidado de ese detalle -chisté-. Un gran fallo, profesor. Intentaré que no vuelva a pasar.
-Sin problemas -le restó importancia-. ¿Crees que podrás cenar con todos?
-Aún es pronto -razoné y me puse en pie-, pero no quiero tentar a la suerte. Será mejor que vaya ya al túnel del sauce boxeador ahora que todos se dirigen al Gran Comedor. Me esperaré a que empiece la cena y saldré del castillo.
-No, yo te acompañaré -aseguró, y no parecía un tema a discutir-. Al igual que iré a verte en la casa de buena mañana, por si acaso.
Sus palabras dejaban un rastro extraño, algo no me cuadraba. Mirando por una parte, él era el encargado de mi, de que yo no matara a nadie ni de que nadie me matara. Supongo que lo único que no podría evitar era que me matara yo misma.
Me una punzada en la cabeza me obligó a cerrar los ojos una fracción de segundo.
-Tranquila -llamó mi atención-. Cuando el antiguo profesor Remus era más joven, me aseguró que el malestar era únicamente en los primeros ciclos, luego simplemente te sentirás cansada y enferma. Te acostumbrarás. Ahora ve y cámbiate, te esperaré en el vestíbulo.
Asentí con la cabeza y fui directa a mi habitación. Al parecer fue buena idea no tirar las túnicas viejas cuando me regalaron las otras las navidades pasadas. Ese era un misterio que me reconcomía por mis entrañas ¿quien me mandaba regalos todas las navidades?
Entré en mi cuarto, el que no compartía con nadie por la odiosa misma razón por la que me iba a saltar la cena, y escarbé en el donde de mi baúl hasta toparme con unas túnicas negras ya desgastadas.
-¿Qué estás haciendo? -al girarme, me encontré con Chris-. Te vas a perder la cena.
-No voy a cenar Chris.
Puse mi varita en el cajón de la mesita, junto al giratiempo, el collar de Chris y la pulsera de Leo.
-No puedes perderte las comidas Lily -se exasperó y se me quedó observando-. ¿Por qué te quitas el collar?
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Lilianne y el Cáliz de Fuego.
FanfictionLilianne regresa al colegio de un forma un tanto peculiar. Después de desaparecer todo el verano y llegar posteriormente de que empiece el curso, unos más que otros se alegran de verla. Pero siempre hay problemas, por ejemplo: una perdida de me...