Capítulo 7

847 81 43
                                    

Año tranquilo

     Bueno gente, ¿me echabais de menos? Fuese lo que fuese, solamente quería avisar de que a partir de aquí vuelvo a ser la narradora.

     Lo primero que vi al despertar fue un techo blanco. Estaba tapada con mantas suaves y un familiar olor a clínica médica inundó mi olfato. No recordaba como había llegado allí. 

     Me dolía la espalda, eso solo podía significar que había estado demasiado tiempo tumbada en una misma posición. Intenté sentarme y me caí otra vez de espaldas.

     -No deberías moverte -oí una voz a mi lado. Albus Dumbledore tenía un timbre demasiado reconocible-. Aún estás muy débil. 

    -¿Profesor? -cerré los ojos al decir aquella palabra. La garganta me dolió como nunca.

     -No hables, te has agujereado toda la garganta -se miró suspicaz-. Al igual que varias partes de tu aparato digestivo. Te han sacado infinidad de espinas de pescado. 

     Le miré sin entender. ¿Qué coño estaba pasando?

     -Supongo que aunque te pida que descanses no lo harás porque acabas de despertar. Para tu información has estado dos días inconscientes -asentí ante eso-. Pero supongo que después de estar cinco meses desaparecida...

     Empecé a toser fuertemente. 

     -¿Cinco meses? -me dolía, pero era irrelevante.

     -No hables -me miró extraño el profesor.

     -Puedo hablar -repliqué en voz ronca-. Profesor, ¿que ha pasado?

     -Lilianne -me miró serio-. Llevas desde el 1 de junio desaparecida. Apareciste hace dos días, el 30 de octubre. 

     -¿Qué...? -estaba paralizada.

     -Lilianne -me llamó-, ¿qué es lo último que recuerdas?

     -Estaba en el Bosque Prohibido -intenté concentrarme. Para mi era ayer, pero parecía demasiado lejos-. El profesor Lupin se iba a abalanzar a Harry y Hermione, y me puse a entretenerlo...

     -Eso no es lo único ¿verdad? -me miró directamente-. He estado hablando con los médicos. Tenían que advertir a tu titular sobre tus condiciones, y se me habían negado a hablar por privacidad del paciente hasta hace unas... dos horas. No han tenido más remedio que contármelo.

     -El profesor me mordió en el costado y me tiró a un árbol. Eso es lo único que recuerdo, nada más -me puse una mano en el costado-. Yo debería haber sabido que debía administrar un poco de la poción matalobos antes de la próxima luna llena. No tiene sentido... ahora es demasiado tarde. Cinco meses...

     -No deberías haberte presentado sin tu varita -de su túnica me entregó mi querida amiga blanca-. Es extraño que siendo como eres no la tuvieras, un mago no debería separarse nunca de ella, y tu te la dejaste en la cama. Parece que alguien te quería hacer desaparecer, puede que vieras algo...

     -¿En que basa su hipótesis profesor? -dije admirando mi varita. No debería habérmela descuidado.

     -Porque alguien se coló ayer y te administró una poción para olvidar -suspiró pesadamente-. Desde ayer has estado vigilada, ha sido coincidencia que yo me encontrara en el momento en que has despertado.

     -Cinco meses -me pasé la mano por el cabello-. Algo muy fuerte debía saber para arriesgarse a borrarme la memoria. 

     Entonces me detuve. Me vi el pelo por primera vez: blanco, tanto como una hoja de papel. Por mucho que lo intentara, no podía cambiarlo.

Lilianne y el Cáliz de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora