Capítulo 21

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Mini paseo nocturno

     Era medianoche, y tenía ganas de hacer pis. Cogí el atajo para llegar a uno lo mas rápido posible, que fue coincidencia que fuera al del tercer piso. Myrtle estaba de demasiado mal humor.

     -No es justo -gritaba-. No ha venido a visitarme.

     Se lamentaba y miraba de de vez en cuando para que le preguntara por algo que no me importaba. 

     -Maldito Harry... -volvió a mirarme-. ¿No vas a preguntar lo que me pasa?

     Di un suspiro largo. Era tontería ignorarla, mejor darle un poco de conversación y que dejara ese insufrible lloriqueo.

     -¿Que te pasa? -pregunté rodando los ojos. 

     -Pues verás, ahora irá a darse un baño en el lavabo de los prefectos -explicaba-. Al parecer, alguien le ha dicho donde se encontraba, y se ha llevado consigo un huevo de oro al igual que el otro. 

     Fruncí el ceño.

     -Si, el bombón -levantaba repetidamente las cejas-. Cedric Diggory, el de Hufflepuff. El otro día se dio un baño y descubrió algo, y luego lo vi aconsejándole a Harry que hiciera lo mismo.

     -¿Porque me lo cuentas? -dije abriendo la puerta del retrete y dirigiéndome a lavarme las manos.

     -Es que eres la única persona que pisa este baño -se encogió de hombros y luego se quedó pensativa-. ¿Crees que debería ir a ver como se baña?

     -Si sabías que Cedric se estaba bañando es porque lo viste -bostecé-. Si ahora vas con Harry no será una cosa que no hayas hecho de antemano.

     -Lo tomaré como un "Buena idea" -se rió y se empezó a meter por un váter-. Con un poco de suerte, a él tampoco le quedaran burbujas al final. 

     Maldita pervertida. Pero mejor eso que aguantar su lloriqueo.

     Luego estaba Harry, que primero tuvo ayuda del profesor Moody para enfrentar al dragón y después de Cedric para descifrar el huevo. Maldito Hufflepuff, si sabía que yo iba a decirle sobre lo del dragón pero se me adelantaron, ¿Por qué no intentaba ayudarme a mi también?

     No es que me hiciera falta, pero por educación. Me salí del baño en dirección a mi habitación mientras pasaba algo por mi mente. Debería de haberle preguntado a Myrtle donde paraba el baño. En otra ocasión sería. 

     Sonó un un estruendo exageradamente fuerte, como si algo de metal chocara contra e suelo.  

     -¡PEEVES!

     Era el inconfundible grito de caza del conserje Filch. Debía esconderme o me metería en nu gran aprieto.

     -¿Qué es este estruendo? ¿Es que quieres despertar a todo el castillo? Te voy a coger, Peeves, te voy a coger. Tú... Pero ¿qué es esto?

     Los pasos de Filch se detuvieron. Se oyó un chasquido producido por metal al golpear contra otro metal, y los gemidos cesaron. Me asomé por una columna, era el huevo de uno de los campeones.

     -¿Un huevo? -dijo en voz baja Filch al pie de la escalera-. Cielo mío -evidentemente la Señora Norris se encontraba con él-, ¡esto es el enigma del Torneo! ¡Esto pertenece a uno de los campeones! ¡PEEVES! -bramó Filch con júbilo-. ¡Has estado robando!

     Pero yo sabía que no había sido Peeves. Myrtle había dicho que Harry había salido esa noche para descubrir los secretos del huevo, y justamente el huevo aparecía por el suelo. En realidad Harry era un completo idiota ¿cómo se le había podido caer el huevo?

Lilianne y el Cáliz de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora