Capítulo 23

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El regreso de Canuto

     Una de las peores consecuencias de la prueba fue que después todo el mundo estaba deseando conocer los detalles de lo ocurrido bajo el agua. Lo mejor es que como Chris estuvo consciente, ella fue la que dio todos los detalles a las serpientes alejando a todos los metiches de mi camino.

     Dumbledore había reunido en el despacho de la profesora McGonagall a todos los futuros rehenes y, después de asegurarles que no les pasaría nada y que despertarían al salir del agua, los había dormido mediante un hechizo. 

     Había empezado marzo, y el tiempo se hizo más seco, pero un viento terrible parecía despellejarles manos y cara cada vez que salían del castillo. Había retrasos en el correo porque el viento desviaba a las lechuzas del camino. 

      Nyx se la pasaba sin hacer nada y acompañándome a todos los lados. Cada vez que la mini lechuza de Ron se acercaba, se escondía en mi cuello hasta que se perdiera de vista. Era divertido.

     El viernes a última hora, nos encontrábamos toda la clase fuera de las mazmorras, tocaba pociones. Pansy tenía en las manos un ejemplar de la revista Corazón de bruja. La foto con movimiento de la portada mostraba a una bruja de pelo rizado que sonreía enseñando los dientes y apuntaba a un bizcocho grande con la varita.

     -¡A lo mejor encuentras aquí algo de tu interés, Granger! -dijo Pansy en voz alta, y le tiró la revista a Hermione, que la cogió algo sobresaltada.

     En aquel momento se abrió la puerta de la mazmorra, y Snape les hizo señas de que entraran.

     Yo me senté en él único pupitre solitario detrás de las mazmorras, y como no, el trío de oro se sentó el único lugar que habían tres pupitres juntos. Detrás de mi. Eso era lógico, ya que el pupitre que me faltaba a mi, era en el que en ese momento se sentaba Ron.

     En cuanto Snape volvió la espalda para escribir en la pizarra los ingredientes de la poción de aquel día, Hermione se apresuró a hojear la revista bajo el pupitre. Al fin, en las páginas centrales, encontró lo que buscaba.

     Empezó a leer en voz baja.

     >>Tal vez sea diferente. Pero, aun así, es un muchacho que padece todos los sufrimientos típicos de la adolescencia, nos revela Rita Skeeter. Privado de amor desde la trágica pérdida de sus padres, a sus catorce años Harry Potter creía haber encontrado consuelo en Hogwarts en su novia, Hermione Granger, una muchacha hija de muggles. Poco sospechaba que no tardaría en sufrir otro golpe emocional en una vida cuajada de pérdidas.

     >>La señorita Granger, una muchacha nada agraciada pero sí muy ambiciosa, parece sentir debilidad por los magos famosos, debilidad que ni siquiera Harry ha podido satisfacer por sí solo. Desde la llegada a Hogwarts de Viktor Krum, el buscador búlgaro y héroe de los últimos Mundiales de quidditch, la señorita Granger ha jugado con los afectos de ambos muchachos. Krum, que está abiertamente enamorado de la taimada señorita Granger, la ha invitado ya a visitarlo en Bulgaria durante las vacaciones de verano, no sin antes declarar que jamás había sentido lo mismo por ninguna otra chica.

     >>Sin embargo, podrían no ser los dudosos encantos naturales de la señorita Granger los que han conquistado el interés de estos pobres chicos.

     «Es fea con ganas -nos declara Pansy Parkinson, una bonita y vivaracha alumna de cuarto curso-, pero es perfectamente capaz de preparar un filtro amoroso, porque es una sabelotodo. Supongo que así lo consigue.»

     >>Como es natural, los filtros amorosos están prohibidos en Hogwarts, y no cabe duda de que Albus Dumbledore estará interesado en investigar estas sospechas. Mientras tanto, las admiradoras de Harry Potter tendremos que conformarnos con esperar que la próxima vez le entregue su corazón a una candidata más digna de él.

Lilianne y el Cáliz de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora