1 un cabello rosa.
Tenía puesta esa chaqueta desgastada que por alguna razón no quería dejar ir, suspiro, mucho, observo de nuevo el espejo, y se vio desgastado. Era la palabra que se le venía en la mente, como un letrero rojo, y alarmas por todos lados. No estaba bien, esas grandes y profundos surcos oscuros bajo sus ojos las odiaba, sus labios resecos y su cabello que ahora parecía una fiera indomable.
Su cabello no era así, ni sus labios, algo estaba pasado...muchos cambios en tan poco tiempo... pensó. Al menos algo si era constante, sus ojeras, aunque no dejaba de preocuparle, José siempre se preocupaba por algo, lo más mínimo, aunque trataba en lo posible de no hacerlo y mucho menos parecer alguien preocupado por todo.
Si sigo desvelándome envejeceré, o moriré, siempre tengo sueño y por eso no puedo hacer nada ¿mi vida se basa en esa constante agonía de luchar contra mi propia falta de energía?
Pero su mente siempre era un huracán, un pequeño huracán que mantenía a raya, no perdía el control, para él era fundamental no perder los estribos, no quería preocupar a nadie y el solo se encargaría de sus "pequeños asuntos de adolecentes". En ese momento luchaba contra todo, contra su constante ánimo, contra la constante presión que tenía bajo sus hombros de ser "el niño perfecto", definitivamente debía cambiar en algo esa percepción absurda de su familia en esperar tanto de un pobre chico de dieciséis.
Pero bueno, el huracán José se calmaría por un momento en cuanto oyó a su tía gritar desde abajo.
-¡José, papi es hora de llevarte al colegio!-
José bajó con apuro cada escalón hasta llegar casi sin aire, cuando llegó a la pequeña sala, se topa con la ajetreada mujer quién le llamo, se preparaba, parecía más bien que iba a la guerra entre tanta maleta puesta sobre su delgado cuerpo, pero era de esperarse... ser madre soltera era un reto para ella.
-Buenos días ¿Cómo amaneces José?- habla la treintañera, mientras ofrece al joven una maletita de su arsenal- ¡Dave come on, honey, let's go!
-Bendición tía bue...- no deja que terminé la frase, José toma la el paquete y lo guarda.
-Es fruta guárdala bien ¡Vamos, vamos, ayuda a la tía a guardar las cosas en el auto!- dice exaltada, pero no deja de estar dulce, ella siempre era dulce con él y a José le encantaba eso.
José como puede toma el choche da la bebe que aún reposa en la sala resguardada en su corral, era una pequeña dulzura, y en cuanto José luego de haber tenido una batalla campal para doblar el objeto pasó, la niña lo saludo entusiasta brincando haciendo sonar sus juguetitos.
-Hola bebe-
Tan frágil, quiero ser tú y no enfrentarme a nada Lissa... solo por hoy quiero ser un bebe y preocuparme solo por llorar cuando quiera algo.
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I want sex/ Quiero sexo.
Teen FictionJosé Torres es uno de los tanto inmigrantes venezolanos, acabado de llegar a la escandalosa Ciudad de Florida Miami se instaura en el instituto Baxter donde conocerá a Bramdon Lozano, un enigmático joven que lo enganchará hasta el ultimo tuétano, co...