10

168 15 0
                                    

La tarde estaba amena, con la brisa fría pegando en las largas palmeras que hacían elegantes sombras sobre la arena, el mar se movía como quería, haciendo espuma blanca. El sol parecía ya dormirse sobre la superficie, José estaba allí apartado un poco de todos, pensativo, como si una carga le ubiese caído en los hombros de pronto, un pequeño bajón, un pequeño punto dónde te preguntas que estaba pasando allí dentro, en su corazón pequeño que sentía tantas cosas más grandes que él. Todos estaban reunidos en una carpa amplia puesta cerca de la avenida, esa que separaba la playa de la larga fila de establecimientos de la ciudad, y es que José había llegado con la sonrisa en la cara, y con las manos entrelazadas de su novio. Habían resuelto sus problemas, y eso era muy bueno. Saludo a mucha gente, a chicos de la banda, a Marco que tenía ese aire afilado.

- Hola Marco- apenas dijo José distraído.

- José- Marco arrojo una respuesta corta pero muy amable.

Tiene la cara tan fresca y lavada...

José había recordado su pequeña conversación de aquella noche, aquella propuesta, aquellos mismos ojos vivaces y de un verde azulado intenso, que parecían escudriñar a José discretamente, con delicadeza y disfrute. José con una copa de cóctel en la mano salió de la carpa en cuanto Brandom fue atajado por más chicos deportistas del colegio vecino. También tenía hambre así que se ofreció a si mismo un sándwich de queso, había un centenar de bocadillos dispuestos al público en una mesa grande, y un gran cubo de basura también lleno de recortes y sobras de comida de todo tipo, que José le llamó la atención y entonces lamentó que tanta comida pueda perderse y no aprovecharse.

- Pensando en los pobres del mundo- dijo entonces el chico de los cabellos castaños.

José parpadeo y comió un poco de sandwich antes de responder, la verdad es que sabia muy bien el bocado.

-No se si te interese ese tipo de temas en tu burbuja de niño rico- dijo José algo cortante.

Marco sonríe, algo más para si mismo que para José. Con sus dedos repletos de anillos se toca los labios, aquello labios delineados que José tanto odio observar, pero eran muy interesantes a a la vista. Al igual que todo lo de Marco, imposible no mirar su camisa abierta a tres botones, sus bermudas blancas, sus cadenas de oro brillante, sus gafas de sol colgando, su porte y altura. Toda una estrella de Hollywood, con acentos minimalistas por todos lados.

- La verdad nunca deberías juzgar el libro por su portada, realmente si sé lo que es pasar hambre, dure mucho tiempo en un orfanato de mierda hasta que conseguí a mi "familia ideal", una mujer millonaria que no hace más que tratarme como su tabla de salvación a la muerte de su primer hijo, que no se cansa de reprocharme lo perfecto que debo ser porque yo nunca nací para merecer ser rico. Tranquilo, no me tengo lastima, y tampoco lo digo para que me la tengas, adoro ser rico, pero todo esto tiene su precio.

José no sabe que decir... Toda aquella confesión pareció tan jodidamente cincera y melancólica que José hasta pudo sentirse en sus zapatos...

-¿De que viene todo esto Marco? ¿Por qué me dices estás cosas si apenas nos conocemos?- inquiere José.

Marco vuelve a esa sonrisa, con aquellos ojos que parecían un poco más que vivaces y algo más melancólicos. Marco coge la copa de José y ambos rozan sus dedos, José inquieto por dejar el contacto físico le ofrece la copa soltándose de ella.

- Creo que me conoces más que cualquiera aquí, hemos sufrido lo suficiente, yo también perdí a un ser querido- toma un sorbo de cóctel por el mismo lado donde José había tomado y lame sus labios al terminar el sorbo- muy bueno- Expresa mirando la copa- por eso es que me muestro de este modo contigo, me produces confianza.

José aún sorprendido recordaba aquellas palabras. ¿Cómo sabía Marco que José había perdido a un familiar? Aún más como José pudo arroparse en esas palabras y salir casi corriendo de allí con lágrimas en los ojos, todo, como se había dicho antes era un bajón de emociones abominable. Respiró profundamente mientras la música puesta en sus cascos le ayudaba a dejar fluir...

Si me necesitas, debes apresúrarte porque pronto me voy...

Decía la canción...

Ojalá me hubieses avisado que te ibas hermana.

I want sex/ Quiero sexo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora