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—N-ngh...¡m-más! 

Un ebrio y jadeante castañito restregaba su mejilla contra la cama mientras meneaba su redondito y ahora rojo (a causa de las múltiples nalgadas que le había estado proporcionando el mayor) trasero. Los cabellos se habían adherido a su frente debido al sudor y relamía sus labios repetidas veces, completamente caliente por aquella situación. 

Todo comenzó cuando, de vuelta al apartamento que alquiló Taehyung, se detuvieron a comprar una botella de alcohol. Cuando llegaron se dispusieron a abrirla y se sentaron a hablar un poco, eso hasta que el alcohol empezó a hacer efecto en Jungkook. 

Él nunca había sido un gran bebedor. 

De un momento a otro, Jungkook había empezado a acariciar indebidamente y para nada sútilmente la entrepierna del mayor, para tiempo después atacar sus labios. 

Taehyung se había contenido, realmente que lo había hecho, y hasta lo había separado varias veces de él. Él todavía estaba en todos sus sentidos y creía que sería muy malo de aprovecharse de un momento como ese. Pero pues, ahí estaban, después de algunas copas más.

Taehyung dejó caer su palma sobre la nalga derecha del castaño, mientras que su zurda amasaba con morbo la izquierda. La acción se repitió, sacándole un sonoro gemido a Jungkook, quién alzaba su trasero, buscando más atención y recibiendo más nalgadas por parte del pelirrojo. 

El mayor observaba con detalle lo que era Jungkook, un muy precioso chico con hermosas curvas. Sus pupilas se encontraban dilatadas y sus labios rojos de tanto morderlos, se estaba conteniendo ya que quería disfrutar cada minuto de aquél encuentro. 

Las grandes manos de Taehyung separaron sus nalgas, y el bulto en sus pantalón dolió mientras observaba la pequeña entrada de su bebé. Se agachó, de manera que pudo empezar a besar sus nalgas y repartir mordidas por estás, pasando por sus muslos y besando cada rincón, hasta llegar a su entrada, por dónde pasó la lengua varias veces.

Jungkook soltó gemidos posibles de controlar y hundió su rostro entre las sábanas, soltando algunas maldiciones apenas audibles, pero que Taehyung si pudo escuchar. 

—Mi bebé no debe de decir groserías. —Advirtió con voz firme y gruesa debido a la excitación y dio un nalgada en una de las nalgas.— ¿De acuerdo? 

Jungkook asintió rápidamente, alzando su culo, dándole a entender al otro que quería que siguiera con lo suyo, más sin embargo recibió una fuerte nalgada que lo hizo lloriquear. La línea entre el placer y el dolor era muy delgada. 

—¿Entendiste, precioso? 

—Sí...

Taehyung alzó ambas cejas y volvió a azotarlo. 

—¿Sí qué?

—¡Si papi!

Sonrió satisfecho, volviendo a su tarea. Delineó la pequeña y rosada entrada con la punta de su lengua, haciendo presión de vez en cuando, robándole suspiros y jadeos llenos de placer al castaño. Jungkook se removió inquieto, tenía una erección que hacía fricción contra el colchón y aquello lo estaba volviendo loco. Aquél sentimiento de tener algo ardiendo en el pecho, queriéndolo liberar todo.

 —Voltéate. —Ordenó Taehyung, separándose del contrario. 

Jungkook dio vuelta sobre la cama, quedando totalmente al control de su mayor, quién tomó sus piernas y jaló sin mucha brusquedad de él, hasta quedar mejor posicionado en la esquina de la cama donde estaba parado él. Desabrochó su pantalón, bajándolo rápidamente junto a su bóxer, liberando su miembro completamente erecto y con algunas venas que resaltaban. 

Nudes | VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora