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El ahora adolescente de dieciséis años corría por las solitarias calles de Busan. Sus pies no daban para más, pero quería correr y escapar lo más lejos que pudiese de Mark, aunque sabía que era algo casi imposible, él lo iba a encontrar en cualquier momento. 

Dobló en una esquina, pasando un bonito restaurante con paredes rosa pastel y grandes ventanillas que cautivó la atención de Jungkook, aunque no paró de correr en ningún momento. 

Limpiaba las gotas de sudor que caían por su frente con su antebrazo rápidamente, mientras que se adentraba a un oscuro callejón. En otra ocasión, Jungkook habría sentido miedo, pero ahora solo sentía las gran necesidad de salir del apartamento dónde lo tenían aprisionado. Según Mark, merecía un descanso por su arduo trabajo, así que creyó que darle dos horas libres al pequeño azabache sería lo correcto. 

''Un poco de tiempo para que te prepares'', le había dicho. 

Pero él no quería ''prepararse'', él solo quería volver a su hogar, seguir en la escuela e ir a la casa de Jimin cada vez que podía, no que señores lo estuvieran toqueteando inadecuadamente cada fin de semana o cuando ellos quisieran. 

Sus piernas pararon de avanzar cuando se encontró con un gran hospital adornando aquella solitaria calle. El corazón de Jungkook latía frenéticamente y vaciló antes de soltar un suspiro de resignación y hacerse paso entre los papelitos de basura esparcidos en la entrada. Pensó que si se escondía allí, quizás Mark no lo encontraría. 

—Dios, esto parece moco.—Susurró el azabache, observando la suciedad de las paredes verdes opacas. 

Comenzó a subir los pisos, observando ventanas rotas y muchos instrumentos hospitalario oxidado. Parecía que había sido abandonado hace muchísimo tiempo. 

Sus ojos curiosos divagaban cada habitación del recinto, imaginando todo tipo de situaciones que pudieron haber sucedido en el hospital. Imaginando como es que pudo acabar abandonado, como él. 

Soltó un chillido tan alto que fácilmente pudo ser escuchado en toda Corea cuando una bola de pelos pasó entre sus pies.

—Maldita bola de mugre.—Refunfuñó, dándose cuenta que era una rata y no el espíritu de algún muerto, como él había creído. 

Terminó por subir todos los pisos, culminando en la azotea. Sus pies se encaminaron cuidadosamente hasta la orilla, con miedo de resbalar y caer, y respiró hondo cuando sintió el aire fresco azotar su rostro y cuerpo. Se sintió tranquilo y protegido en aquél momento. Quizás era un buen escape, después de todo.

Se volteó a mirar el lugar. No era tan malo después de todo. Podía hasta pasar tiempo allí, solo le faltaba algo dónde recostarse y descansar, como un colchón o una tienda de acampar. Quizás hasta una camilla, pero son demasiadas duras para su gusto. Igual eso lo podía resolver después. 

Se sentó con cuidado en el suelo, abrazándose a sí mismo y pensó en todas las cosas que le sucedían en ese momento. 

¿Sería bueno escapar? ¿Qué sucedería si Mark o alguien de los que trabaja para él lo encuentran? ¿Lo matarían? Jungkook escuchó que el niño que habían tenido antes de él había terminado muerto por intentar escapar. 

Él no quería morir sin antes ver a Jimin por última vez. 

Algunas veces pensaba, ¿Jimin lo recordará? ¿Pensará en él? ¿Se pondrá nostálgico al recordar lo gran amigos que eran? ¿Qué le habrá dicho sus padres a toda la gente cuando él desapareció?

Sus ojitos avellanas se cristalizaron y en su garganta se plantó un nudo que le quemaba, aunque no quería llorar. No más por su familia, porque definitivamente había aprendido a no extrañarlos. Él comprendió que su madre nunca lo quiso y esa mujer simplemente estaba muerta para él, y su padre, bueno, era solo un tipo que se dejaba manipular por aquella mujer. A la única persona que se permitía decir que extrañaba era Jimin. La única persona que lo amó de verdad y la única que él amaba en ese momento.

Se terminó quedando dormido en el suelo del hospital. Su cuerpo sufría de pequeños espasmos a causa del frío y su boca se encontraba totalmente seca cuando despertó a la mañana siguiente. Tenía demasiado hambre y por suerte cargaba algo de dinero encima, lo suficiente como para comprarse algo para comer. 

Meditó por un rato en sus opciones; si salía del lugar era más probable que lo encontrarán. Pero tal vez podía volver por su propia cuenta, mantenerse a salvo y seguir viniendo al hospital como escape cada vez que pudiera. Aunque también podía ir a la estación de policías, pero tenía gran desventaja porque para llegar al más cercano debía de pasar por el apartamento donde vivía con Mark, algo que lo desanimo mucho. 

Quizás si se portaba bien con Mark él lo terminaría soltando. 

Jungkook terminó en una pequeña panadería que quedaba cruzando un gran parque con grandes y verdes árboles, mientras que pasaba por allí iba cabizbajo, viendo a los niños jugar y pensando en todo lo que se perdía. Pidió un panecillo relleno de arequipe para comer y un vaso de agua y se lo comió todo en menos de dos minutos. Realmente tenía demasiada hambre y algo dulce como desayuno no era la mejor opción pero era algo y lo agradecía.

Iba a salir de la panadería pero de inmediato vió a un hombre entrando que reconoció rápidamente. El muchacho moreno le dedicó una fanfarrona sonrisa y se acercó a él, colocando su mano en el hombro de Jungkook y apretándolo poco, una costumbre que había adoptado cada que lo veía.

—Aquí estás, dulzura.—Mark soltó el hombro de Jungkook, quién parecía haber perdido el poder del habla, su rostro estaba más blanco de lo normal. Sabía lo que vendría después de eso.

Siempre sabía lo que vendría después de hacer algo mal. Pero ahora tenía una nueva esperanza, quizás si se quedaba ahí y se portaba bien no tendría que huir, podría ser liberado y finalmente podría ser feliz junto a su Jimin. 

Igual en algún momento Mark no lo iba a necesitar más. 

—Eres un nene malo, vamos a casa.


bro sé que está cortito kds xdon. 
en fin, muchas gracias and tomen aguita,
coman sano y atropellen pedófilos <3 

Nudes | VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora