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—¿Dónde estabas?—Una imponente voz se escuchó apenas la puerta del apartamento fue abierta. Jungkook entró cabizbajo y cerró la puerta detrás de él. Se quitó lentamente el gran suéter que traía puesto, quedando solo en una camiseta blanca, algo grande también. Comenzó a caminar hacía el baño, ignorando la voz que lo había estado llamando.

Su corazón dio un vuelco en el momento en que el dueño de aquella potente voz se puso frente a él, evitando que siguiera su camino.

—D-disculpa, quiero usar el baño.—Habló en voz baja, evitando hacer contacto visual con el hombre frente a él.

—¿Dónde estabas?—Repitió. 

El menor trataba de pensar rápidamente una excusa, pero ahora no tenía mente para nada. Su cabeza giro repentinamente y su mejilla comenzó a cosquillearle y a adquirir un color rojizo luego de haber recibo una cachetada por parte del más grande. Su mandíbula se tensó y sus ojos se cristalizaron rápidamente, pero él se había mentalizado que no tenía que llorar. No había que llorar más. Ya de nada servía derramar tantas lágrimas.

—Te hice una pregunta, mi amor.—Habló, fingiendo una falsa dulzura, y tomó algunas de las hebras de Jungkook, jalándolo con fuerza y sacandole un chillido a este, mientras que lo dirigía hacía el medio de la sala. Cuando por fin lo soltó, Jungkook cayó en la suave alfombra que adornaba el medio de la sala.

Jungkook llevó una de sus manos hacía su largo cabello, tratando de sobarlo y reconfortarse de alguna manera, pero la gran mano del hombre le dio un manotazo, haciendo que el menor rápidamente la quitará. 

—Creí haberte dicho que solo tenías dos horas para estar afuera. Pero no, te encanta desobedecerme. ¿Es que acaso te encantan las golpizas que te doy?—Y en ese momento una patada le fue dada, y luego otra. Jungkook trataba de no demostrarle miedo, o que le dolía lo que le hacía, pero era casi que imposible ocultar todo el dolor que sentía. — ¡Dime dónde mierda estabas!

Y otra patada fue dada justo en su costilla. Todo el aire se fue de sus pulmones y por el cuerpo de Jungkook se extendió el miedo. El hombre, Mark, lo volvió a tomar por los cabellos nuevamente, obligandolo a verlo directamente a los ojos. Se agachó hasta su rostro y lo escupió. Jungkook sintió asco y ganas de intentar luchar con él, pero sabía que si hacía algo le iría mucho peor. Eso era tan solo una poco de lo que Mark le hacía cuando se molestaba. Quizás ese día estaba algo más contento por haber cerrado un buen trato, quizás y tan solo quizás, no lo tratará tan mal.

El hombre se irguió nuevamente y soltó los cabellos del menor. Se cruzó de brazos y con sus ojos, tan oscuros y profundos como el océano, observó al pequeño que se encontraba en el suelo. Tratando de ser fuerte, tratando de hacerle creer que no le temía. Pero él sabía que no era así. Jungkook le temía y siempre le temerá, sigue siendo ese pequeño niño de catorce años que lloraba sin parar cuando nadie lo veía y que gritaba desesperado que lo dejarán de golpear, o que pedía a gritos la ayuda de sus padres, sin saber que ellos mismos fueron quiénes lo condenaron a eso. Y ya no tenía salida.

—Dame tú celular.—Demandó, y Jungkook con movimientos lentos fue sacándolo del bolsillo de su pantalón holgado, de inmediato Mark se lo arrebató bruscamente de las manos.— Bien, estás castigado. Y si llegó a encontrar algo aquí...—Meneó el celular mientras que esbozaba una pequeña sonrisa, llena de maldad.—sabes que estarás en problemas. 

Dejó el celular en el gran sofá de cuero negro para luego soltar un gran suspiro, como si se estuviera lamentando de algo. Llevó sus manos hasta el cierre de sus jeans y lo bajó en un rápido movimiento, dejando ver su erecto miembro, el cuál tomó entre su mano, mientras que con la otra volvía a tomar los azabaches cabellos para obligar a alzar la cabeza.

—Es una lástima. Eras tan obediente que te permití más cosas...—Acercó el glande hasta los labios de Jungkook, quién los apretaba con fuerza formando una delgada línea y sacudía su cabeza, ganándose así apretones más fuertes y que el mayor se los jalará hacía atrás.—Dejé que tuvieras celular, dejé que salieras, dejé que tuvieras por lo menos un amigo, pero rompes mis reglas, nene, y no me gusta que lo hagas. De hecho, detesto que lo hagas.

Mark comenzó a dar leves golpes con su pene en la boca y mejillas del menor mientras que su nariz se fruncía, disfrutando de la agradable escena. 

—Hasta iba a dejar que hicieras el curso que tanto querías online...pero la cagas, siempre la cagas, mi koo.

Jungkook frunció su entrecejo y trató de echarse hacía atrás, lo que hizo que Mark soltará sus cabellos simplemente para darle un golpe en la cabeza, algo que hizo que se quedará quieto, para volver a sostenerlo después.

—Bien, ahora abre la boca, mi vida.

El menor apretó con más fuerza sus labios, le dolían demasiado, pero sentía tanto asco y repulsión, que no sabía que más hacer. Mark esperó pacientemente, más de lo que normalmente esperaba, pero Jungkook luchaba internamente consigo mismo para no obedecer a las cosas que ese hombre le decía.

—Jungkook, abre la maldita boca ahora. En uno, dos...

Los labios del menor se abrieron tan solo un poco, y en ese momento el pene de Mark se introdujo violentamente en su boca. El de cabellos azabaches tuvo una arcada, pero a Mark no le importó mucho realmente. Sus dos manos estaban ahora en la cabeza de Jungkook y sus caderas se movían repetidas veces, sacando y volviendo a meter su miembro en la cavidad bucal ajena. Jungkook tenía sus ojos cerrados con fuerza, tratando de pensar en otra cosa que no fuera eso, tratando de creer que acabaría pronto, que ya no le pasaría más. Pensó en que, si le mordía el pene con fuerza, quizás lo pudiera matar luego por dañar lo único más preciado por ese asqueroso ser. Así que solo se contuvo y se imaginó así mismo en otro lugar, muy lejos de Busan y de toda la gente mala que lo rodea, estudiando y trabajando para conseguir sus propias cosas, siendo feliz, lejos de Mark, lejos de sus negocios, lejos de todo. Para cuando volvió en si mismo, el hombre ya había terminado y se subía nuevamente los pantalones. 

Jungkook iba a levantarse e irse corriendo a su habitación, pero nuevamente, la voz de él lo interrumpió.

—Cámbiate y ponte como toda la puta que eres. Tenemos un cliente hoy, no hay que dejarlo mal, ¿está bien?—Advirtió, yéndose hacía la cocina para hacerse algo de comer. Dejando a Jungkook ahí, quién rápidamente se levantó del suelo y como pudo, fue corriendo hacía la habitación.

Se encerró ahí y rebuscó entre sus cajones su cepillo de dientes y pasta dental para limpiarse la boca. Sus cosas jamás estaban juntas a las de Mark, era algo que estaba rotundamente prohibido en aquél lugar. 

—¡No me decepciones, mi Koo!—Escuchó la voz de Mark y sintió como el vomito le subía por la garganta. Se dejó caer en el suelo de su habitación, junto a un pequeño bote, y le echó bastante pasta dental al cepillo de dientes para comenzar a cepillarse.

No entendía como había terminado así.


br000, sé que esto es un despelote totaaaal, lo siento mucho jsjs pero en cada capítulo se irán explicando y aclarando las cosas para que se pueda entender mejor que es lo que esta pasando en está merga jsjs. En fin, muchas gracias por leerme y espero que se estén cuidando, tomando agua y atropellando pedófilos <3

Nudes | VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora