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CINCO AÑOS ATRÁS

—¡Jungkook, dame la figura de Spider Man!—Un adolescente de regordetas mejillas gritaba desde el otro lado de su habitación, viendo como un Jungkook de catorce años brincaba sobre la cama con dicha figura entre sus manos.

—Naah, ahora es mía.—Jadeó con diversión. Sus cabellos se agitaban en el aire y en su rostro relucía una gran sonrisa llena de burla. Jimin se cansó de pedir su preciada figura de Spider Man por las buenas, así que decidió correr hasta la cama y tumbar a Jungkook. Algo que, él pensaba sería buena idea, pero se arrepintió en el momento en que Jungkook cayó y ambas cabezas chocaron provocando un fuerte sonido.

Jungkook sobaba su cabeza con los ojos llenos de lágrimas y un pequeño puchero, eso si que le había dolido un montón. 

—¿Estás loco? ¡Casi me partes la cabeza!—Se quejó el más pequeño con lágrimas ya saliendo de sus ojos.

—Shht, no llores, Kookie.—Jimin se acercó a él y depositó un pequeño besito en su frente.—A mi también me dolió.

—Pero a mi más.

Jimin frunció sus labios, pensando en como calmar al bebé llorón que tenía encima de su cama, así que soltó un gran suspiro, resignándose a regalarle su figura de acción de Spider Man. Jungkook inmediatamente dejó de llorar y volvió a sonreír feliz. Se bajó de la cama y comenzó a dar pequeños saltitos alrededor del cuarto mientras que el mayor solo se dedicaba a verlo, con una tierna sonrisa y sus mofletes sonrosados por lo precioso y tierno que se veía Jungkook.

—¡Kook, tú mamá está aquí!— La señora Park gritó desde la planta baja. El menor soltó un triste ''oh''. Le gustaba pasar tiempo en la casa de Jimin, era lo más genial que hacía después de la escuela, ya que la señora Park se encargaba de buscar a ambos adolescentes, haciéndole el favor a la mamá de Jungkook, quién luego lo pasaba buscando a aquella reconfortante casa.

—Me voy.—Musitó un triste Jungkook, con sus ojitos apagados, y tomó su mochila que había tirado en el suelo apenas entraron a la habitación, metió su nueva figura de acción y se la colgó en los hombros.— Hasta luego.

Jimin se acercó hasta el más pequeño y depositó un fugaz beso sobre una de sus mejillas.

—Te quiero.—Le dijo Jimin, sonriéndole. Los ojos de Jungkook se llenaron de un brillo especial.

Era genial que alguien lo quisiese.

—Yo también te quiero.

—Lo sé, Kook, es inevitable.—Jungkook rodó los ojos y rió divertido.

El menor sonrió y abrió la puerta color blanquecina para salir del cuarto y bajar las escaleras rápidamente, encontrándose cara a cara con su mamá cuando sus pies aterrizaron en la planta baja.

Su mamá, una mujer que no pasaba los treintas, de piel blanca y lisa como porcelana y ojos grandes e intensos, era una mujer que, ciertamente, no se podía dar muchos lujos como ella quería pero eso no evitaba que ella fingiera ser de la clase más alta. Era una mujer ambiciosa y quería mucho más de lo que tenía, quería ser rica y envidiada por todos, quería las comidas y ropas más caras, solo quería ser reconocida. Y claro, para serlo necesitas hacer pequeños sacrificios. Ella lo sabía y ella haría lo que fuese posible para salir del balurdo y grotesco vecindario dónde vivían y darse la vida que ella y su esposo merecían. 

Jungkook era el único hijo que tenía aquella pareja, aunque es mentira decir que ella amaba al adolescente con toda su alma. Para ella, Jungkook fue un obstáculo que le puso la vida para poder cumplir sus sueños. A estas alturas ella no debería estar viviendo en un vecindario de gente común, comiendo comida común y vistiendo ropa común. Jungkook era un pequeño ángel, sí, pero ella lo detestaba de cierta forma por arruinarle cada uno de sus sueños. 

Nudes | VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora