❝Cliché❞ 2doc/Studoc

Four; Murdoc

Luego de que la rueda del carruaje de Emily Williams se hundiera en el barro, Murdoc llegó al rescate. Montado en su caballo, tentado al ver a la dama que se asomaba por la pequeña ventana. Ayudó a que los caballos tiraran con más fuerza para sacar al carruaje.
Y tanto el cochero como la señorita, agradecieron su caballerosidad. Murdoc se presentó ante ella, y la rubia le sonrió, ocultando sus labios detrás de un abanico, y pestañeando con esas largas y oscuras pestañas sobre sus ojos.
Era la primera vez que se conocían de frente.
Sus apellidos ya habían sido escuchados previamente, dichos con repudio por sus padres. Pero, a ninguno le causó rechazo encarar al otro.

Normalmente, al estar prohibida la relación entre Emily y Murdoc, el azabache no entraba a la casa de la señorita. La veía en la noche, ella desde su balcón y él viéndola desde abajo, tras saltar la valla de su casa. A veces la veía en su propia hacienda cuando ésta se escapaba de sus padres por las tardes. Encuentros cortos y casuales. Emily y Murdoc sobrevivieron con esa interacción.

Sólo habían pasado unos meses, pero ambos suspiraban delicadamente cuando pensaban en su hermosa y arriesgada relación.

Niccals era un mujeriego, gran conquistador. Sin embargo, era educado y muy respetuoso con las damas. Pero aquellas rechazadas por él se encargaban de esparcir falsos cuentos: Traiciones, mentiras, interés.
Eso arruinó su imagen, pero desde que Emily se volvió su único objetivo, ya no le importa caerle bien a las demás mujeres.

Eran solteros codiciados por su encanto y posición. Cuando los dos prometieron fidelidad a pesar de no ser algo establecido, Murdoc pudo dormir en paz, sabiendo que tal belleza estaba reservada sólo para él, y que ésta rechazaría sin titubear a cualquier imbécil que le trajera flores.

Fue feliz, vivía enamorado.

Hasta que aquel forastero apareció en la posada...

-¡Señorita!

Emily escucha el llamado de su amiga y por instinto voltea, antes de llegar a darle un beso a Stuart. Sus ojos se abren cuando descubre la razón de Alice para gritar así.

-¡Mu-murdoc! -exclama sorprendida. Se aleja rápidamente de Stuart y se pone de pie, acomodando su vestido.

-¿Qué pasa? -pregunta confundido el peliazul, saliendo de ese dulce trance que tenía. Mira hacia donde ve Emily y aún así no entiende-. ¿Quién es él?

-Creo que yo debería preguntarte eso -amenaza Murdoc, acercándose al chico. Éste se pone a la defensiva y también se pone de pie.

-¡E-esperen! ¡No! -les pide, colocándose en el medio de ambos.

Alice se acerca a la escena con miedo.

-Emily, cariño, ¿podrías explicar esto? -cuestiona Murdoc, mirando el rubio y brillante cabello de la chica, pues le está dando la espalda.

-¿"Cariño"? ¿Quién te crees? -Vuelve a acomodar su pañuelo y se dispone a enfrentarse. Stuart no destaca en lo físico pero no se quedará atrás si el respeto de su dama se pone en peligro.

-Su futuro esposo, ¿y tú, forastero?

Tanto Harold como Emily, se quedan mudos. Al peliazul le entra la cólera, y la rubia se sonroja al escuchar esas palabras dichas de una forma tan segura. Aún así, la fémina es la única que puede y debe parar el conflicto.

-¡Murdoc! ¡Stu! ¡Basta! -Los dos la miran, esperando a que explique todo-. Sé que esto es raro pero... No puedo evitar amarlos a los dos. He tenido mis momentos con cada uno y estoy un poco, no, ¡muy confundida! Les pido perdón por este lío. Me emocioné por el regreso de Stuart, no lo veía hace tanto... Perdóname, Murdoc -Toma su mano y le ruega perdón con esos brillosos y verdosos ojos.

-Espera, ¿te gusta este imbécil? -preguntan los dos tipos al unísono.

-¡Vocabulario! -reprocha Alice.

Y aunque Emily sonríe por ese chistoso detalle, Stuart y Murdoc se miran entre sí. ¿Es el inicio de una rivalidad por la mano de Emily?

Un entrecierre de ojos responde esa duda. Una amenaza silenciosa que sólo es oída por ellos. Un insulto en el aire vuela a su alrededor. Y un apuro por captar la atención de Emily nuevamente marca el comienzo de un duelo.

tengo sueñito, buenas noches.