Seven; With him

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Stuart despierta mareado y muy desorientado. Abre bien los ojos y se encuentra con un ambiente desconocido: Un cuarto que no le pertenece y que no logra reconocer. De toque rústico y con muebles de madera, preciosos y elegantes.
Está en una cama con capacidad para dos personas, tapado por las sábanas.

Por instinto, inspecciona su propio cuerpo. Se da cuenta de que sólo tiene su camisa y ropa interior; alguien le ha desvestido. Recuerda haber salido, con su saco encima, sus pantalones, sus botas, y por supuesto, su pañuelo amarillo.
Se cubre tímidamente con las mantas buscando por la habitación algo de ropa.

Stuart siente un fuerte dolor de cabeza pero aún así se para de la cama para hacer una búsqueda más amplia. Su resaca lo azota cuando sale de la cama.

Con las piernas desnudas y descalzo, se para de puntitas y empieza a rodear la cama: No encuentra su ropa, y los cajones están vacíos.
Piensa en salir del cuarto, pero con esas fachas, quedaría expuesto y avergonzado frente a cualquiera afuera.

Redimido, sus mejillas re sonrojan e intenta cubrirse por delante con su camisa. Y en ese instante, descubre que esa no es su camisa...

-Buenos días se-... ¡Ah! -El ruido de la puerta abriéndose se oye primero antes de que el grito de una mujer lo aturda.

-Vaya, ya estás despierto -dice burlesco una voz familiar a sus espaldas.

Harold apenas gira la cabeza y ve en el marco de la puerta a Murdoc Niccals. Parada al lado; una de sus criadas, quien se cubre los ojos con sus manos, esperando a que el chico se ponga algo encima. Ella traía una canasta con la ropa del joven que ha tirado al piso por la sorpresa.

-¡Tú! -señala al azabache, indignado de verle. Poco le importa estar semidesnudo.

-¿Así saludas? Qué modales -chistando la lengua, se acerca a Stuart.

-¿Qué haces aquí? -pregunta mientras lo sigue con la mirada.

-Hmm, esta es mi casa. ¿Quieres saber qué haces tú aquí? -El peliazul retrocede, al mismo tiempo, le agarra más dolor de cabeza.

-¿T-tu casa? -Murdoc empezó a caminar a su alrededor, Stuart le seguía con la vista, intrigado.

-Este es el cuarto de huéspedes. Te traje mientras ayer merodeabas como moribundo por la calle. Y como único favor, te pido que te vayas a dar un baño, apestas a puro alcohol -Hace un gesto de autoventilarse-. Incluso mandé a lavar tus ropas y te puse mi propia ropa. Agradece, maldición -Harold mira la camisa que tiene puesta, y avergonzado, responde:

-¡Gracias! ¡Tomaré un baño de inmediato! -exclama, haciendo una reverencia. A Murdoc le brillan los ojos de inmediato.
Sonríe al verlo y con un chasquido le indica a la mujer en la puerta que prepare el baño para su invitado. Ella se retira con prisa, dejando la ropa de Pot ahí nomás en el suelo.

-¿Has dormido bien? -le pregunta inesperadamente.

-No recuerdo ni cuándo me quedé dormido...

-Antes de llegar, te desplomaste del caballo y te golpeaste. ¿Te duele?

-¿Me trajiste en tu caballo? -quiere saber antes que nada, restándole interés incluso a lo de su caída.

-Claro, no tengo un carruaje pegado a mí todo el tiempo -respondió, sárcasticamente.

-Ya veo... Perdona la molestia, no pensaba que tú fueras a--

-Lo hago por Emily. No digas nada más. ¿Qué? ¿Iba a dejarte borracho por allí? ¿En qué estabas pensando? Ella estaría decaída si algo llegara a pasarte. ¿Recuerdas? -El tono de reproche en su voz le recordaba a su madre, en sus ataques de sobrepreocupación. Stuart baja la cabeza, sintiéndose terrible por haber causado tantos problemas.

Murdoc admitía, con un profundo dolor, que Stuart es otro hombre en el corazón de la rubia, pero aún así no se siente dispuesto a arruinar suciamente a la competencia para ganar.
A Murdoc le gusta jugar limpio y llevarse la victoria de la manera más justa. Es por eso que rescató de las calles al peliazul, salvándolo para dejarlo en condiciones de batallar por el amor de Emily. O eso se hace auto creer.

-Agh, date prisa y báñate -dice, fingiendo repudio al olor sólo para huir de la incómoda reacción que provocó.

Stuart se da cuenta, entonces, de que no puede ponerse su ropa limpia hasta deshacerse de esa peste. Lo que lo obliga a correr por la casa, casi desnudo, hasta encontrar el baño.

so gay, yes.

❝Cliché❞ 2doc/StudocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora