Fifteen; Note

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Russel no le quita el ojo de encima a Murdoc. El azabache mastica tranquilamente esas tostadas con café sobre la barra, incluso se ve amistoso estando solo y callado.
Ese Niccals tan carismático que ha venido a preguntarle sobre su vida personal, no es el Murdoc Niccals que media ciudad conoce.
Él sólo ofrece caballerosidad para las damas, y últimamente estuvo reservándose para Emily. No tiene sentido que se vea tan amigable. Hobbs debe admitir que sintió algo de miedo.

-¡Buenos días, Russ! -exclama una voz femenina acercándose al americano.

Murdoc voltea por curiosidad y se sorprende al ver una joven japonesa, una joven muy diferente, porque no lleva falda ni vestido, sino un overol con manchas.

-Buenos días, Noodle -contesta amablemente.

Murdoc escucha su conversación, dando mordiscos pequeños a sus tostadas, pero se aburre al rato cuando empiezan a hablar del trabajo.

La chica se frena de golpe porque se ha distraído demasiado con su amigo y recién se da cuenta de que olvidó lo que quería hacer.

-¡Qué tonta soy! Casi se me olvida, el tipo de allá, el de la esquina, me pidió que le diese esto a... -Gira a ver a Murdoc, sacando un papel doblando de su bolsillo-. ¡A ti! Ten -Extiende el papel. Russel está igual de confundido que el azabache.

-¿A mí? -pregunta señalándose a sí mismo-. ¿Quién?

-¡Ha sido una entrega existosa, y no tengo permitido revelar nombres!

-Buen trabajo, Noods -felicita Hobbs. La japonesa sonríe.

-¡A que sí! -dice contenta.

Murdoc abre el papel y lee lo que está escrito:

Nos vemos en el establo de la ciudad. Debo darte tu capa, ¿no? Me voy adelantando.

-Stuart.

Su pecho da un brinco. La manía de Harold por mantener la discreción iba tomándolo por las orejas.
Voltea por instinto y ve que una cabellera azul va saliendo de la posada. Dejó dinero sobre la mesa, la de la esquina derecha, pagando el café que se bebió. Una mesera lo levanta y lo guarda en su delantal.

¿El establo de la ciudad? ¡Eso estaba a dos tiendas de allí!

Murdoc se alegra. Ese buen humor tiene más razones para existir. Sonríe bobamente cuando vuelve a mirar al frente. Russel se da cuenta y no evita sentirse algo incómodo. También está curioso respecto a la nota.

-Me dio un chelín por eso, ¡es increíble! Así que dame tu mejor jugo, Russ -dice Noodle. Su amigo ríe y procede a ello.

-Deberías ahorrar. La casa invita -ofrece, sacando un chillido de Noodle.

Niccals mira lo que queda de su desayuno y se propone a terminarlo en un minuto.
Quema su garganta y lengua con el café, y las migajas de la tostada empiezan a hacerle toser. La nipona le da un gran golpe en la espalda, creyendo que estaba ahogándose. Todos los que habían ido a comer, y los huéspedes, le dirigen una miradita al muchacho Niccals. Murmuran cosillas que al rato pierden importancia.

-Gra-gracias... -apenas pronuncia. La chica dice "por nada", muy confundida.

Se levanta y deja la paga sobre la mesa. Con la lengua quemada, apenas alcanza a despedirse de Russel y su amiga, ninguno le devolvió el saludo, se miraron extrañados.

El establo... Ahí se compran los mejores caballos, o podías dejar el tuyo ahí si querías. Es un punto de reunión inusual pero perfecto para no despertar sospecha sobre sus lazos. ¡Cualquiera diría que sólo fueron a ver unos caballos!

Murdoc nunca traicionaría a su Pickles, pero una mentira no la dañaría.

Sale muy apurado de la posada. Desde anoche ha estado pensando en su agridulce espectáculo junto al peliazul, y cree que volver a combinar sus mentes creativas, será un nuevo choque de arte.

No evita darse cuenta de que el carruaje de Pot, y su cochero, esperan fuera. Quiere saludar al hombre que se hace cargo del mantenimiento de los caballos, pero se retiene, sería estúpido...

Entonces, empieza a moverse hasta el establo. Estruja la nota entre sus dedos y la esconde en el bolsillo de su saco.

Noodle beibi

❝Cliché❞ 2doc/StudocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora