Twenty four; Be mine

462 73 98
                                    

Murdoc es un hombre firme y estoico, pero cuando el muchacho que le gusta, toma su mano y empieza a correr, arrastrándolo por las calles de Londres, le es fácil perder la compostura.

—¿Q-qué estás haciendo? —exclama Murdoc con la respiración acelerada.

Stuart no responde, sigue corriendo como si buscara un lugar en específico.

La gente se aparta dándoles el paso para evitar un choque.

Su sombrero se sale de lugar pero Harold apenas lo ataja con su mano, ya ni le importa que sus cabellos sean visibles, porque tiene una sonrisa despreocupada que no ha tenido en años.

Si no ha oído mal, el azabache confesó sus sentimientos indirectamente... ¡Está tan feliz! Lo de antes, el palpitar desenfrenado en su pecho y sus rojos cachetes han sido correspondidos hace rato, mientras Niccals se deshacía de Emily. No, mientras ambos se deshacían de ella.

Murdoc no tironea ahí atrás, porque está ansioso de saber a dónde está siendo llevado. No parece ser a un mal lugar.

El peliazul gira en una esquina angosta, no hay gente alrededor y Murdoc no tarda en darse cuenta de que se trata de un callejón. Está desolado y rodeado por dos altas paredes que contribuyen a la oscuridad del lugar.

El azabache es soltado y Stuart se da la vuelta, quitándose el sombrero. Su cabello está desarreglado, es lo único que puede destacar entre la tenue visión.
Están en el fondo del callejón, no hay nadie asomándose a través de las ventanas y ni siquiera hay un gato dando vueltas. Están solos.

—¿Estás enamorado de mí? —pregunta, acercándose sin miedo. Ha pedido el pavor y pudor en cuanto procesó el discurso tan cursi de su amado.

Niccals se arrincona contra la pared, desorientado, pero cede cuando ve que Stuart va en serio. Sus ojos azules lo miran fijamente, son brillantes incluso bajo el velo de la oscuridad.
No lo asusta responder, ni mirarlo con el deseo que estuvo ocultando.

—Claro que estoy enamorado de ti —La expresión del otro se alborota—. Lo que dije antes era para ti, Stu —confiesa, rodeando la cintura del joven como si abrazara al amor de su vida.

—Lo sabía —musita, tomando los hombros ajenos, aprieta el agarre sin vergüenza—. Yo también lo estoy...

Harold ladea su cabeza y con el apoyo de sus brazos se deja caer lentamente hacia la boca del mayor. Murdoc mira fascinado cómo domina la situación.

Se miran algo emocionados, entrecerrando los ojos para ver la última reacción del otro antes de callarse con un beso.
Este es diferente al anterior, porque este será privado.

Se entregan al otro. Murdoc no duda cuando decide despegarse de la pared para meterle profundidad al beso. Pot se sorprende por el potencial que desconocía en esa actividad. Murdoc se propone enseñarle. Palpa esas caderas alejadas de ser masculinas y deja escapar su respiración por la nariz, haciéndole cosquillas a Stuart.
El beso no tarda en volverse algo salvaje. Ninguna señorita aceptaría ese trato tan bruto de un caballero, pero éstos dos son caballeros y hombres muy sedientos uno del otro.

—Te amo —susurra mientras esparce besos en el blanco cuello del chico—. Realmente te amo.

—Han sido tres días —Mete sus manos en el saco de Murdoc y se lo quita—, tres días para que hagas que me sienta así. Eres todo un Romeo —comenta seguido de una risilla.

—Estoy feliz de haberte llevado en mi caballo esa noche —dice suavemente en su oído, Stuart sufre un intenso cosquilleo pero cuando oye sollozos, se separa y revisa a Murdoc, muy preocupado—. De verdad eres todo lo que necesitaba...

—¿P-pero por qué lloras? —limpia sus lágrimas con la manga de su vestido.

—Estoy feliz de tenerte —Sonríe, mirando a Harold—, eso es todo.

Recibe un abrazo muy fuerte, el peliazul tampoco se contiene y empieza a descargarse sobre el hombro del moreno.

—¡No me preocupes de esa manera, tonto! —Murdoc ríe mientras llora, acariciando la espalda del muchacho que no para de llorar.

Sus vidas nunca fueron fáciles. Murdoc creció en una familia que todo el mundo admiraba, pero eso era una fachada de la que le tocaba saber la verdad
Stuart creció presionado por el innegable talento con el que nació. Él sólo quería divertirse y vivir sin miedo.

Los dos hallaron protección y felicidad en los brazos del otro. En la voz del otro. En la mirada del otro. Y en calor que mutuamente se regalan.

El amor de una mujer nunca les fue suficiente.

Murdoc ayuda a Stuart a ponerse el sombrero y salen del callejón con mucho cuidado. Tras el llanto, el maquillaje de Harold se ha desecho.
Niccals se vuelve a colocar su saco y arregla ese moño rosado.

Se dirigen a la posada con la misma prisa con la que llegaron al callejón.

Russel no se halla en la barra así que se apuran a subir. Stuart deja que se vea debajo de su falda, así que Murdoc inevitablemente termina viendo algo.

Se meten a su cuarto, encerrándose para sentir un alivio instantáneo.

—Eso estuvo cerca —dice el más alto.

Se ríen como niños que han cometido una travesura, y se alejan de la puerta.

Pot se tira sobre la cama, y Murdoc se le sube encima.

—¿Ahora qué? —le cuestiona.

—¿Quisieras ir a América? —escupe.

—¿Có-cómo? —pregunta asombrado.

Harold no da más detalles. Se levanta y besa a Murdoc, dejando la propuesta en el aire. El otro le sigue el juego, tentado a continuar lo que quedó en el callejón.

Lo que sigue, es un crimen. Uno penado seriamente bajo la ley de su país: Amarse bajo las sábanas.

Fin.

nunca sé cómo terminar mis historias pero acá está 😔✊


Estaba pensando en agregar un epílogo con dibujos sobre los personajes al final. ¿Jalan? 😎

Mi pregunta es; ¿qué opinan de Emily?

Mi intención nunca fue que sea odiada, sino que no sea del total agrado de ustedes, pero me gustaría saber lo que piensan de ella.

Hasta la próximaaa ♡.

❝Cliché❞ 2doc/StudocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora