Jeon Wonwoo es un ciudadano de clase baja que trabaja en una cafetería para solventar las medicinas de su madre enferma.
Mientras, Kim Mingyu es el heredero a la corona que tiene una reputación muy defectuosa para su puesto. Su padre ha obligado a s...
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— ¡Hijo! Hoy vinieron a buscarte.
— ¿Quien omma?
Wonwoo era inteligente. Nunca se hizo deudas con el banco. Así que el hecho sólo le causó curiosidad
— Un tal Lee Minhyuk
— No recuerdo tener un conocido con ese nombre. — trató de secarse sus manos en sus jeans.
— Me dijo que vino a buscarte de parte de Minya... Chin... No. ¡Kim! Ya recuerdo — sonrió la vieja mujer dejando un plato de ramen en la mesa — Kim Minya. Nunca he escuchado ese nombre.
Oh
— No, omma. Es Mingyu, Kim Mingyu. — dijo en bajo tono.
Había tenido unas dos semanas muy hermosas. Su mamá seguía un poco delicada pero los mareos se habían reducido. Ahora podía estar más tiempo de pie.
Había aprendido mucho con Seungkwan. Había salido tres días seguidos a caminar con sus mejores amigos. Hao se quedó enamorado de un chico, increíblemente de su misma nacionalidad, pero que duró sólo treinta minutos porque lo conoció en el metro. Lucas le seguía revelando los placeres que conlleva el sexo, y de paso revelando las intimidades entre Jungwoo y el. Y Seokmin, bueno...
Unos besitos clandestinos y
Mierda
Digamos que probando algunas cosillas dichas por Lucas.
¿Qué? Antes de ir a la práctica se debía de repasar la teoría, ¿no?
— El tal Lee — cogió sus palitos — te dijo algo... ¿No lo sé? De Mingyu.
Porque si algo no había revelado Wonwoo, era la verdad a su mamá.
La hermosa mujer se sentiría culpable.
— Me dijo que mañana vendría por las seis de la tarde a verte. Hablando de ello, sabía que trabajar en la cafetería te haría conocer personas importantes. Claro, si esta ubicado en Gangnam. El chico se veía muy acomodado ¡Debiste ver su carro! Parecía el carro del mismísimo rey.
Hay mamá, si supieras.
Mingyu le había comentado en la cafetería que le daría un asesor de imagen. No tenía dinero para comprar ropa, así que siempre acudió a la informalidad. Al fin y al cabo, lo importante era estar vestido y no desnudo.
Durante la semana, Mingyu le había escrito por Kakao que su relación sería una clandestina y que, la prensa, captaría la nueva conquista del príncipe.
