Insano

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Blanca Peonía; Nubes Doradas

Prompt 18 – Love


Blanca Peonía; Nubes Doradas

Insano


Abrir los ojos para enfrentar ese nuevo día cerniente no es garantía de felicidad o plenitud. Meng Yao es consciente de eso cuando intenta mover sus músculos y encuentra que no puede. Parpadea para alejar el sueño y pronto se percata de por qué no puede hacerlo: Lan Xichen está abrazándolo.

El pánico lo invade con repentino pasmo. ¿Por qué...?

—¿Lan Huan? —tentativo, Meng Yao lo llama en un susurro somnoliento.

Sin embargo, Lan Xichen no responde, continúa abrazándolo. Su rostro está enterrado en su hombro izquierdo, un brazo pesado y bien definido rodea su torso, enterrándose en el otro costado desprovisto. Meng Yao nunca duerme boca arriba, pero encontrarse a sí mismo así, por un momento creyó que no era un buen augurio... hasta que se encuentra con esta circunstancia.

Ayer estuvieron conversando hasta tarde. Meng Yao no recuerda si comió apropiadamente más concentrado en responder todas las preguntas con respecto al mundo que habitó, y aunque Wei WuXian fue bastante profesional en hacer inquieres impersonales, de vez en cuando sus orbes malva se desviaban a los antebrazos ocultos por la manga de seda.

Sin embargo, a pesar de que las preguntas fueron vagas en su mayoría, Meng Yao no pudo evitar sentirse ansioso por una vez más recordar el pasado, conduciéndose a sí mismo a un ciclo desesperado, intentando organizar los recuerdos de su antiguo mundo con los de este: de aquel Meng Yao que se suicidó en un ataque de cobardía y este Jin Guangyao que susurra los siguientes pasos a ejecutar.

Al final, sus sueños estuvieron plagados de pesadillas. Parecía que aquellos recuerdos fueron diseccionados por alguien más, como si estuviera buscando apropiadamente sus más sucios y oscuros secretos.

Vuelve a parpadear y aprieta los labios, alejando esos pensamientos para nada fructíferos y gira una vez más su cabeza, observando la fragilidad que es el alma de Lan Xichen manifestándose en un cuerpo joven y capaz. Ambos están tan rotos y quebrantados que resulta risible la forma en cómo este Lan Xichen se aferra desesperadamente a él, temiendo que en cualquier momento vaya a desaparecer.

Lentamente esboza una sonrisa. Le gusta esta inusitada sensación de sentirse anhelado aun cuando él no sea dueño completamente de ese sentimiento. Pero la idea de saberse indispensable, así sea sólo porque es una parte de aquel Jin Guangyao que Lan Xichen amó, le hace sentir parte de un lugar, de un algo.

—Lan Huan...

Esta vez, el susurro sí surte el efecto deseado. Los parpados de Lan Xichen comienzan a revolotear con tenuidad y pronto estos se abren, manifestando su alma tangible a través de sus orbes pardas tan brillantes como el cielo añil tornándose carmesí en el firmamento moribundo. Alza el rostro, sus orbes conectan, contemplándose en sosegador silencio.

—A-Yao...

El nombre se filtra, la familiaridad resulta dolorosa. Ambos Lan Xichen son iguales, ambos lo llaman "A-Yao" y el dulce resabio se torna amargo, pero Meng Yao lo traga, lo bebe y lo acepta porque sabe que es ridículo, risible, cómo rápidamente puede aceptar ser partícipe de un segundo sentir unilateral.

Las vidas surcarán, quizás Meng Yao vuelva a pisar otros mundos o mueran en este, pero no hay más certeza absoluta que el conocimiento de que Lan Xichen siempre será ese sol abriendo la peonía con su amanecer.

Blanca Peonía; Nubes DoradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora