Vasto y solitario

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Prompt – 07 Alone in the Dark


Blanca Peonía; Nubes Doradas

Vasto y solitario


Wei WuXian está plenamente consciente que encontrar a Jiang Cheng, luego de la exhaustiva expedición por parte de los discípulos de su propio clan, sería una misión bastante complicada en vista de que los propios discípulos barrieron la zona en diversas ocasiones, siendo infructuosa la búsqueda.

El problema de dicha misión es no haber esperado que ésta resultara ser una jodida mierda.

El tiempo transcurría parsimonioso en su propia crueldad contemplativa; la noche se convirtió en día y Wei WuXian, por más que caminara la zona de caza, recorriera una y otra vez lo que el recordaba cómo el lugar favorito de Jiang Cheng —siendo un perro viejo de costumbres arcaicas—, por más que olfateara y rebuscara no halló algo que le indicara si él estuvo ahí.

Ni siquiera algún rastro que le dictara si sus pasos decididos y austeros lo condujeron por ahí, o algún rastro de actividad humana. Sólo encontró terreno fangoso con rastros de sequedad, una nieve circundante que iba congelándolo todo y matices níveos perennes que dificultan la visión.

Wei WuXian quiere ser honesto consigo mismo: está preocupado.

Sin embargo, la madrugada transcurre y el día pronto se cierne con dolorosa lentitud. Alza el rostro y contempla el cielo, pero a pesar de saber que es media tarde, el sol no aparece en el firmamento gris. Wei WuXian es consciente que debe detenerse.

Pero cada incienso quemado que perece condena aún más a Jiang Cheng, a la búsqueda, ese estado inhóspito de sombría desesperación y

Lan WangJi extiende la mano, pronto sujetando el hombro de Wei WuXian. Es un aspaviento decidido que lo obliga a detenerse y girar. Wei WuXian se encuentra con sus ojos dorados, contemplando en silencio ansioso. Lan WangJi no demuestra con su semblante qué transcurre por sus pensamientos, pero con un ademán de la otra mano señalando tras ellos, le comprueba el estado del humano más endeble que hay en el grupo.

Meng Yao está recostado a un árbol. Hace mucho que su capucha está caída develando los cortos mechones castaños disparándose en diferentes direcciones. Hay un arrebol intenso en sus mejillas pálidas demostrando su extenuación presente, incluso su respiración es agitada, percibiéndose vahos calientes que exhiben el agotamiento a punto de transformase en desfallecimiento.

La culpa lo invade. El rictus ansioso se transforma en uno preocupado.

—Es humano —susurra Lan WangJi a su costado, alejando la mano que sujetaba su hombro—. No tiene la misma condición que nosotros, debemos descansar en una posada y continuar en otro momento.

Porque si enferma... Wei WuXian se estremece de sólo pensar en lo que haría Lan Xichen.

Asiente, esbozando una sonrisa y comienza a caminar en dirección a Meng Yao.

—¡A-Yao! —lo llama, sobresaltándolo—. Vamos a una posada, ¿puedes caminar?

Desde que salieron de Cloud Recesses, la reserva ha envuelto a Meng Yao en una persona mucho más extraña de lo que fue aquel Jefe Cultivador cuyos pensares sólo podía develar Lan Xichen. Habla realmente muy poco y cuando suelta frases, procura que éstas sean concisas y medidas. No dice más de lo necesario, ni siquiera acerca de su curiosidad por aquel mundo o de lo que acontece en el suyo, ahora distante.

Blanca Peonía; Nubes DoradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora