Un lugar

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Resumen: finalmente, luego de mucho vagar, Meng Yao ha encontrado su lugar.

Notas: ¡EPÍLOGO Y CUMPLEAÑOS DE JIGGY!

Notas abajo, disfruten. Es un intento de porno en medio de mi escasa inspiración xD


Blanca Peonía; Nubes Doradas

Un lugar


—E-Estás seguro que... ¿qué no se necesita algún ritual mágico? —dubitativo, Meng Yao inquiere.

La voz sale amortiguada debido a que la zona inferior de su rostro abochornado está enterrada en la almohada blanca. Tras él, pronto puede escuchar una risa cantarina contenida, bastante ronca y profunda en un extraño intervalo que lo crispa.

—Muy seguro, A-Yao —confirma Lan Xichen tras él, acariciando su espalda desnuda. Toda la zona delantera de Meng Yao está cubierta por la superficie de la cama. Lan Xichen tiene una perfecta vista de su piel desprovista de tela, un poco injusto considerando que está vestido aún—. Sólo necesito imbuir mi energía espiritual en tu cuerpo cuando esté a punto de acabar. La primera vez para abrir el canal, las siguientes será para entrenar tus meridianos.

A medida que explica con su voz desprovista de emoción, los pómulos de Meng Yao van tornándose de un rojizo intenso que no merma gracias a que Lan Xichen continúa acariciando con parsimonia la zona baja de su espalda, muy cerca de sus glúteos. El bochorno sólo aumenta.

—Entiendo... —a pesar del silencio espeso y ansioso, Meng Yao le concede razón.

Es lógico intuir que de los dos, Lan Xichen posea mayor conocimiento. Con lentitud, va sacando su rostro arrebolado de la almohada y gira hacia el lado izquierdo, observando de soslayo la figura de Lan Xichen sentado al borde de la cama por sobre su hombro. Sus pardos conectan de inmediato con su ámbar refulgente y amplía la sonrisa.

—¿Estás bien?

Meng Yao asiente.

—¿No te vas a desvestir...?

Lan Xichen vuelve a reír, sus dedos descienden un poco más, posándolos sobre el inicio de la hendidura de sus glúteos, inevitablemente haciendo que todo su cuerpo se tense por la novedad. Las manos bajo la almohada aprietan la tela blanca, jadeando inevitablemente.

—Tan ansioso... —Lan Xichen susurra, inclinado su cuerpo hacia adelante. Meng Yao vuelve a esconder el rostro en la almohada, sintiendo perfectamente cómo la punta de las hebras ébano lamen la piel de forma sinuosa. Pronto percibe cómo un beso fantasmal se posa sobre su hombro izquierdo, haciéndolo estremecer—. ¿Realmente estás bien A-Yao?

Ahora, el dubitativo es Lan Xichen. Si bien ambos han ido un poco más allá de las simples caricias frustradas que nunca llevan a nada más que a la irritación por nunca culminar eso para lo que están destinados; en ese momento que Meng Yao es consciente de la sentencia, de que sí estarán juntos, la ansiedad lo carcome e inhibe esa capacidad para ser descarado, dejándolo con un temor latente y preguntas vergonzosas que no se atreve a manifestar.

—Estoy bien —susurra con la voz amortiguada.

Es mentira, obviamente. Quiere que Lan Xichen se acerque y comience, pero también anhela ser partícipe activo. Es, sólo que para que esto funcione, por el momento, sólo una parte debe ser la dominante; y la otra debe dedicarse sólo a sentir y... aceptar.

Blanca Peonía; Nubes DoradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora