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Wildflower: Part Two

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Wildflower: Part Two

El trabajo grupal de Inglés consistía en una exposición de un tema lanzado al azar por la maestra, una breve explicación de lo que era, pros, contras, y para cerrar con broche de oro, un debate entre los mismos integrantes del grupo

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El trabajo grupal de Inglés consistía en una exposición de un tema lanzado al azar por la maestra, una breve explicación de lo que era, pros, contras, y para cerrar con broche de oro, un debate entre los mismos integrantes del grupo. Por lo general la maestra elegía quien debatiría cuando todos estaban al frente a punto de finalizar su exposición, lo que no era ningún problema para ella, siempre estaba preparada, pero eso no quería decir que le gustara.

Nicole despreciaba el maldito trabajo más que nadie en este mundo.

Le fastidiaba trabajar en equipos porque, siendo la mascota de la maestra, la gente pensaba que ella podría corregir cualquier cosa que hicieran mal, por eso al final del día ella terminaba con un montón de partes mediocres del trabajo que debía unir que terminaba desechando porque eran todas un asco.

Ese miércoles rezaba a todos los dioses existentes que le tocaran compañeros de grupo competentes, porque si tenía que lidiar una vez más con ese chico Cameron que no había hecho nada bien, se arrancaría los cabellos uno por uno. Mientras tanto, leía los histéricos mensajes que le mandaba Taylor sobre lo grosera que era la entrenadora, lo mucho que le dolían los muslos y que iba a estrangular a alguien con las redes para voleibol.

—Como saben, tenemos que seguir planeando el trabajo final —se escuchó un quejido colectivo bastante ruidoso, de esos que la maestra era experta en ignorar—. Los grupos serán hechos como es costumbre, en orden de lista —Nicole sintió su corazón detenerse y volver a arrancar con un molesto latido—. De seguro ya saben sus grupos o lo que sea. La persona que necesite ayuda para ubicarse puede preguntar.

Miró un punto fijo del pizarrón con el rostro arrugado, preguntándose por qué, de todos los apellidos que tenían que haberle puesto, el suyo empezaba con b. ¿Por qué no Smith? ¿Rodríguez? ¿Obama?

Cerró sus ojos y dejó caer su cabeza contra la fría superficie del escritorio, ganándose un par de miradas curiosas, en especial de su compañera de mesa, Molly.

CALM | Finn WolfhardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora