T W E N T Y - T H R E E

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Old Me: Part One

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Old Me: Part One

Las mañanas no eran fáciles para Molly

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Las mañanas no eran fáciles para Molly.

Usualmente dormía temprano —cuando no veía un maratón de Gossip Girl la noche anterior o se quedaba haciendo tarea atrasada que no había podido terminar antes de su práctica—, y lo hacía porque, si se levantaba tarde no tendría tiempo para hacer su desayuno, escoger la ropa que usaría, planchar su uniforme de porrista y maquillarse. Tenía que quitar una de la lista y no iba a arriesgar su omelette de huevo con champiñones y queso mozzarella. Así que llegaría a acaparar el baño de mujeres en el primer período y llenaría el lavabo de polvo translucido.

Pero, aunque había llegado a casa bastante tarde la noche anterior, estaba de pie a las seis de la mañana con el cabello húmedo de la ducha y oliendo a una combinación de jabón de vainilla y desodorante.

Aunque casi no había podido dormir, no se sentía cansada.

En su lugar, estaba eufórica.

Su práctica había sido la cosa más desgastadora que había experimentado en la semana, pero ver a Mason esperarla apoyado en el capó de su auto en el estacionamiento le devolvió la energía.

Molly era consciente del enamoramiento de varios años de Mason, pero jamás se había planteado que podía darle una oportunidad de desarrollarse. Había estado tan inmersa en conseguir su capricho del mes —Finn Wolfhard— y tan confundida por su rechazo, que no había notado la sutil manera en la que las comisuras de los labios del ojiazul se elevaban cuando ella estaba cerca. No había caído en cuenta del resplandor de sus ojos azul bebé y de las ligeras arrugas que se formaban en las esquinas cuando hablaba con él.

Cuando lo encontró cabizbajo en su habitación, en ese estado de confusión cuando, después de comer, el alcohol empieza a drenarse del cuerpo y el dolor de cabeza hace presión en las sienes, se dio cuenta de que se veía muy solitario, y que, por todo lo que valía, ella también lo estaba. Decidió que a ambos les vendría bien un poco de compañía.

CALM | Finn WolfhardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora