T W E N T Y - T W O

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High: Part Two

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High: Part Two

A Nicole no le gustaba la primavera

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A Nicole no le gustaba la primavera.

Simplemente porque tenía que soportar sus alergias, la excesiva cantidad de polen flotando a su alrededor durante el día y el viento helado que soplaba en su cara cuando caminaba de regreso a casa. Esperaba tener que olvidarse de todo el asunto del clima para la última semana de mayo, pero continuaba buscando abrigos grandes que ponerse al salir de su casa y frotando sus manos juntas para entrar en calor.

Por esta simple razón es que, cuando Mason le pidió que lo buscara después de clases, estuvo a punto de declinar. Tenía que cruzar todo el estacionamiento para llegar a su Todoterreno y su plan era salir corriendo del edificio y empujar a quien sea que se le atravesara en el camino al autobús escolar. Pero, no iba a mentirle a nadie, quería ver a Mason. Se había convertido en su único amigo.

No tenía ningún problema en caminar sola por los pasillos, comer su almuerzo en una mesa vacía o hacer tarea en su receso. Jamás había dependido de nadie y esta vez no iba a ser la excepción, pero cuando le llegaba un mensaje del muchacho preguntándole si tenía hambre o si necesitaba que la acompañara a casa la invadía cierto alivio.

Nicole no era idiota, sabía que lo estaba haciendo porque Wolfhard se lo había pedido, pero trataba de ignorarlo, porque no había punto en rechazar una acción que apreciaba. Y así como no era idiota y sabía que todo era obra del pecoso, iba preparada para una desagradable sorpresa al llegar al auto de Mason. Incluso había pensado qué decirle. Algo entre las líneas de "No tengo tiempo para esto" y "Mejor ni te molestes". Las había ensayado frente al espejo del baño, con expresiones faciales y todo. Se había planteado añadir gestos con sus manos, pero ahora que lo pensaba de camino al estacionamiento, se lo cuestionaba. Era excesivo. Estaría mejor si lo mantenía simple, como si no le importara, aún cuando claramente lo hacía.

La punta de su nariz se coloreaba de un pálido rosa y había estado estornudando como una desquiciada durante todo el santo día, lo que había resultado en un punzante dolor de cabeza y un bolsillo lleno de pañuelos desechables. Estaba de muy mal humor y quería terminar con esto de una vez por todas para poder llegar a casa, darse un largo baño en agua excesivamente caliente, trenzarse el cabello y meterse a la cama a estudiar, porque sus exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina y no iba a permitirse observar el discurso de fin de año desde el público. Si no se paraba en ese escenario improvisado habría fallado como primera generación en su familia.

CALM | Finn WolfhardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora