T W E L V E

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Red Desert: Part Two

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Red Desert: Part Two

Los viernes Lola preparaba panqueques

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Los viernes Lola preparaba panqueques. Los hacía de arándanos, de chispas de chocolate o de avena. Usualmente, y a pesar de que la señorita tenía su alarma una hora y media antes de las ocho de la mañana, los viernes Lola daba un par de golpecitos a la puerta y le daba los buenos días. Usualmente la encontraba arreglando su cabello frente al espejo o saliendo de la ducha aun con los pies mojados, pero ese viernes Lola no fue suficiente para despertarla, tuvieron que traer la artillería pesada y hacer que su padre se acercara a sacudirla suavemente, resultando en un salto asustado, dos miradas incrédulas al reloj y el mareo que le siguió a su desesperado intento de salir de la cama.

Volteó cuadernos, libros y lapiceros en su camino, pero logró llegar al baño a tiempo para darse una ducha. No iba a salir de la casa sin lavarse el cabello, no con el día que tenía por delante.

Ni siquiera comió panqueques.

La verdad era que no había dormido casi nada. Sí, los libros que tenía abiertos sobre su regazo y todo el papeleo que ahora decoraba el suelo de su habitación la excusaban con su padre, pero Nicole no había tenido corazón para estudiar. Lo que había conseguido eran horas enteras de mirar el techo con culpabilidad e imaginar miles de escenarios en los que Finn lograba finalmente pararse frente al salón y defender a capa y espada su punto, y luego llegaba ella de la nada como si en realidad necesitara todos los créditos extras que le ofrecían tan solo para bajarlo de las escaleras que tanto esfuerzo le había costado subir.

Que había subido con su ayuda.

Caminaba por los pasillos como un alma en pena y con una cara tan larga que la arrastraba junto a sus talones. Se sentía nauseabunda y no sabía si eran los nervios del debate o las cuatro llamadas perdidas de Finn que la saludaban desde su panel de notificaciones.

El muchacho estaba mejor. Nicole lo había visitado todos los días de las dos semanas en las que tenía descanso médico, pero su primer día de clases de vuelta lo había evitado completamente, arriesgando su intachable récord escondiéndose tras las escaleras del estadio y saltándose periodos en el baño de chicas.

CALM | Finn WolfhardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora