Easier: Part Two
Mason observó a Finn correr hacia Nicole, quien sostenía su bolso con una mano temblorosa y pálida. Allí parada junto a su amigo se veía muy pequeña y al ojiazul le dio un poco de pena. Pensó que si Finn lo hiciera sin ningún interés de por medio sería muy noble de su parte, pero con una rápida negación de cabeza y un suspiro pesado se dijo a sí mismo que su actitud duraría siquiera hasta que obtuviese un beso de la castaña, si es que no pasaba a mayores...A lo lejos observó su Jeep, estacionado cuidadosamente en el parqueadero del lugar, reluciente bajo las farolas del estadio. La gente empezaba a subirse a sus vehículos y abandonar el lugar, y sin Finn para acompañarlo a una fiesta, supuso que debía regresar a casa él también. Se llevaba bien con algunos de los muchachos presentes, pero no había la confianza suficiente como para que alguno de ellos lo llevase a casa si se pasaba de copas, o mantener una divertida conversación sobre cualquier objeto inanimado que viesen borroso por el efecto del alcohol. Sí, se perdería una fiesta ¿qué más daba? Ya habría más.
Pateó una piedra con un poco de rabia acumulada, maldiciendo por lo bajo a Finn. ¡Lo había abandonado! ¡Por una chica! ¿Qué pasaba con el código de amigos? ¿Acaso no valía nada ya?
Siguió con la mirada la pequeña roca que había pateado, observándola rodar irregularmente y tambalearse hasta detenerse por el impacto contra un par de zapatos deportivos. Sus ojos azules escanearon los colores del calzado y subieron por un par de largas medias de rodilla blancas con franjas rojas, encontrándose con la tersa piel pálida de los muslos apenas cubiertos por un par de pantaloncillos holgados. Subieron por ese mismo sendero, encontrándose con una delicada figura curvilínea bajo una camiseta empapada de sudor, manos delgadas y pequeñas, brazos largos y blancuzcos, hombros delicados, pero musculosos, una clavícula afilada que bien podría cortar papel. Continuó hasta encontrarse con una barbilla diminuta y circular, labios carnosos y rosados, nariz ancha y redonda, como una pelotita de pingpong, pensó él, cubierta de un millón de diminutas manchitas parduscas. Observó, atónito, un par de ojos oscuros, alargados y de párpados dormilones, enmarcados por tupidas pestañas tan negras como el carbón. Su frente cubierta por diminutos cabellos del mismo color que caían empapados sobre su piel.
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CALM | Finn Wolfhard
FanfictionEs viernes en la noche, y bajo la luz de la lampara de la sala, Nicole hace la tarea para el lunes, recordando la fiesta de la otra noche en la que limpió la pista de baile, pero la ensoñación no le dura mucho, porque debe concentrarse si quiere seg...