T W E N T Y

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Lonely Heart: Part Two

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Lonely Heart: Part Two

El tembloroso trazo final de lo que fue la afilada punta de su lápiz dejó una marca en el borde de su hoja

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El tembloroso trazo final de lo que fue la afilada punta de su lápiz dejó una marca en el borde de su hoja. No se dio cuenta de la fuerza que estaba ejerciendo su muñeca hasta que vio su oración terminada con un borrón. Nicole apretó la mandíbula con frustración y alargó una mano hacia su goma de borrar.

—... en realidad no tengo idea de qué fue lo que la hizo enfadarse tanto conmigo, así que cuando corríamos en la pista aceleré el paso y me puse a su lado, pero en el momento en que iba a preguntarle que mierda estaba mal con ella, se...

—Taylor, Taylor —la detuvo agitando ambas manos en el aire—. Dame un segundo. Solo un segundo.

Pero si le hubiese dado una hora entera le hubiese agradecido.

Nicole no sabía qué estaba pasando. Todo había sido demasiado apresurado. Parecían ser apenas un par de horas de diferencia entre su crisis existencial en el último cubículo del baño de mujeres y estar sentada en el almuerzo con Taylor tratando de hacer tareas atrasadas mientras ella le contaba una historia que, la verdad, no estaba escuchando.

Estaba al día con todo, sí, pero el hecho de recibir asignaciones en línea y tratar de hacerlas sin haber recibido una clase antes la había perjudicado. Afortunadamente sus maestros entendieron lo que estaba sucediendo y le dieron la oportunidad de presentar su tarea de nuevo, pero no tenía tiempo para hacerlas en casa cuando quería tener su tarde libre para estudiar, así que el almuerzo era.

Taylor se echó para atrás en su silla y sorbio de su jugo de manzana.

—¿Qué tienes?

La había estado tratando tan cuidadosamente que Nicole había tenido que hacer un chiste sobre su cabello para que supiera que, si deseaba llamarla idiota y reírse a carcajadas, podía hacerlo. Pero Taylor continuaba tanteando terreno como si estuviese jugando al buscaminas.

En realidad, la castaña solo quería librarse de la incomodidad que se generaba entre ellas cuando estaban a menos de cinco pasos de distancia, pero no podía. Tenía algo extraño bullendo dentro de su pecho. Era una ansiedad que la consumía desde el centro, arrasando con todo como un agujero negro. Escuchar a Taylor la desesperaba tanto que quería cerrar sus libros de un solo golpe y salir corriendo de la cafetería.

CALM | Finn WolfhardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora