Me despierto poco después de las 7 de la mañana. Envuelta solitariamente en sabanas.
Me abrazo a su almohada y veo que me dejo una nota.
Estabas increíblemente hermosa durmiendo. No quería despertarte. Debo ir a hacerme unos exámenes rutinarios y luego iré derecho a la empresa. Almorzamos juntos? Ya te extraño.
También yo.
Él y sus preciosas notas que acostumbra a dejarme.
Me enamora cada día más.
Desayuno con Ramón a mi lado. Me aseo y parto hacia el estudio.
Como siempre, Abisambra me recibe con una profesional sonrisa.
- Buenos días, Abi.
- Buenos días, Calle. La señora Losa llamo para cancelar su turno. Dijo que le surgió un viaje de improviso y no le fue posible cancelarlo. Pero que se comunicara contigo en cuanto regrese. No olvides que vendrá la niña...- piensa –
- Galindo.
- Exacto! Pero no sea hasta después de las 16.
- Perfecto. – digo tomando los expedientes de los pacientes que tengo esa mañana.
3 para ser exactos.
- El señor Flemmings pidió adelantar su cita
- Dile que no. No se va a acostumbrar de sus horarios?
3 veces a la semana pide cita conmigo y nunca se conforma. A veces debo decirle mas de una vez que se termino su tiempo.
- Por supuesto. Puedo pedirte un café?
- Claro, y uno para ti también – digo antes de encerrar en mi estudio.
Camila tiene razón, Abisambra habla demasiado.
Me acomodo en mi escritorio para disfrutar los últimos 15 minutos de tranquilidad en mi mañana. Solo el silencio y yo. Acomodo mis cosas y guardo la carpeta en el primer cajón.
Necesito tenerla conmigo como si fuese un documento.
Escribo un mensaje al grupo con mis dos mejores amigos, Juancho y Amalia, para organizar una cena en los próximos días.
Como era de esperar. Nueve en punto suena el interlocutor que da rienda suelta a mi agitada mañana.
La señora Pieres habla sobre el abandono de su marido y el rápido crecimiento de su hija, temiendo que la deje igual que lo había hecho aquel hombre que amaba.
La aconsejo diciendo que debe tomarse las cosas con calma, no invadir el crecimiento de su hija de 16 años, acompañarla y demostrarle todo su amor, para que sepa que no se encuentra sola.Eso parece contentarla.
Jacob, un adolescente de 17 años apenas habla, incluso debo despertarlo para informarle que se termino su tiempo.
Y como era de esperar el señor Flemmings reprocha una y otra vez la vida de sus nietos.No tengo un comentario al respecto. Al parecer se contenta con solo hablar del mismo tema una y otra vez.
- Y que se supone que debo hacer al respecto? – pregunta exaltado – hablo pero parecen ignorarme. Nadie quiere escuchar los consejos de este viejo senil.
- Señor Flemmings, si quiere tener la atención de sus nietos, simplemente acompáñelos en su crecimiento, no fuerce ni los juzgue, ellos sabrán escucharlo y valorarlo a su debido tiempo. No se pierda de vivir su vejez al lado de ellos solo por el miedo a que ellos se equivoquen.
Se queda callado unos momentos y yo rezo mentalmente para que el por fin lo entienda.
Pero no.
Cuando va a empezar a hablar nuevamente, suena el timbre que india que se termino su tiempo.
- Lo siento, Señor Flemmings. Se acabo su tiempo.
- Puedo verla mañana?
Suspiro.
La discusión de todas la sesiones.
- Lo veré el viernes nuevamente.
- Faltan dos días para eso!
- No es bueno que asista a diario. Acepte verlo hoy solo porque considere que era necesario para usted. Pero no creo que necesite terapia a diario. Iré reduciendo sus sesiones cuando lo considere.
- Pero no puede reducirlas! El medico dijo que era necesario que hable con usted! Señorita Calle, por favor no me deje como lo hace el resto de mi familia – ruega.
- Señora – aclaro – Y no lo hare, señor Flemmings. Pero recuerde que solo soy su psicóloga y estoy cumpliendo con mi trabajo.
- Puedo llamarla en caso que la necesite?
- Tiene el teléfono del estudio, Abisambra me informara de su mensaje en cuanto pueda. Ahora, necesito atender a otros pacientes.
- Lo entiendo – dice algo afligido- estaré esperando el viernes con ansias.
Me saluda cordialmente con un apretón de manos y se retira.
Las primeras tres veces que fingió su angustia para que acepte verlo más tiempo se lo creí, incluso lo cedí.
Pero luego de 6 meses recibiéndolo, ya no caigo más en su juego.
Voy a mi escritorio y leo un mensaje de mi esposo diciendo que no podremos almorzar porque Johann quiere llevarlos a comer con el para aclarar unas cuantas cuestiones.
Estoy segura que esas cuestiones sea beber cerveza hasta el atardecer.
Debo hablar seriamente con Johann Vera por el tema de que absorber tanto a mi marido.
Estarán juntos por 4 malditos meses!
El interfono suena nuevamente.
- Abi si vas a hablarme sobre el señor Flemmings te pido que no me pases ningún mensaje de él.
Se ríe del otro lado.
- No. Calle hay una persona que quiere hablar contigo, no quiso dejar ningún mensaje. Llamo más temprano pero no quise interrumpirte. Solo pide hablar contigo lo antes posible su nombre es...- parece leer – María José Garzón.
Abre rápidamente el cajón y saco el expediente.
No puede ser, es ella!!
- Calle?
- Lo... lo siento, Abi.
- Quieres que le diga que se comunique más tarde?
- No! – digo rápidamente – no – digo más calmada – comunícame con ella.
- Enseguida.
Mi corazón galopa al tal punto de que parece que va a salirse de mi pecho.
Considero en llamar a Camila para ver si es conveniente tener contacto con ella sin su aprobación.
A la mierda Camila. No hay tiempo.
Después de todo, esto es con el consentimiento de las dos partes involucradas.
Pero, qué querrá?
Porque con Camila no muestra ningún interés y ahora se comunica conmigo por privado?
El teléfono suena y se con toda seguridad que es ella.
Qué demonios se supone que voy a decirle? No lo se.
Atiendo al tercer pitido.
- Daniela Calle – digo intentando sonar despreocupada.
ESTÁS LEYENDO
En sus ojos (Terminada)
FanfictionLo había intentando todo. Soñando con un cuento de hadas desde que era pequeña. Graduarme, ir a la universidad, casarme con el hombre que me acompaña desde la secundaria, tener un buen trabajo. Una casa, y un perro que me reciba cuando llegue. Lo te...