Capítulo 19

6.9K 472 45
                                    

La carcajada de María José resonó por todo su piso.

- Ahora entiendo el porqué de su enojo – exclama secándose las lagrimas de risa – ¡Te metiste con su masculinidad! Eso no es un derecho que goce cualquier mujer

- ¿Verdad que no? Bueno, un poco de su propia medicina no le vino mal...

- Gracias – dice volviéndose seria – hiciste todo esto por mi... y... no sé como agradecerlo. De seguro te demandara y eso será mucho dinero.

- Lo hice por ti sí, pero tome yo misma la decisión. Lo hice por nosotras, y creo haberte dicho que no iba a permitir que nadie hablara así de ti.

Ella temblorosa se acerca y me da un suave beso en los labios.

Sonrío al verla titubear y vuelvo a acercarme para besarla con más seguridad.

- No tienes que dudar. Agradecería que me beses cada vez que tengas ganas.

- ¿En serio?

Asiento.

Sonríe.

Sonrío.

Pronto nuestras sonrisas se borran cuando ambas avanzamos para encontrarnos a mitad de camino fundiéndonos en un apasionado beso.

Mis ansias por tocarla me vencen.

La acaricio, la beso y la vuelvo a acariciar consciente de que esta allí frente a mi.

Esa noche hacemos el amor de una hermosa forma. Nos entregamos a la otra con seguridad, de una manera que nunca lo habíamos hecho. Nos mimamos y nos quedamos disfrutando cada centímetro de nuestro cuerpo, hasta caer profundamente dormidas.

Me despierto de repente.

3 am.

Llevo durmiendo un par de horas.


Poché se remueve a mi lado hasta abrir los ojos.

Me mira, me mira, me mira y sonríe.

Quizá recordando lo sucedido en estas últimas horas.

- Estas aquí – murmura soñolienta

Un sentimiento de culpa me invade al notar su inseguridad.

No puedo culparla, las veces que hicimos el amor yo hui al día siguiente por cobarde.

Pero ya no más.

- Estoy aquí, y lo estaré por mucho tiempo – confirmo besando sus labios.

- Me alegra oírlo.

Acorto la distancia que nos separa y poso mi cabeza sobre su panza.

Nada de movimiento

- También yo - confieso

- No quiero interrumpir este hermoso momento. Pero debo ir al baño con urgencia.

Beso su barriga y me corro dejando lugar para que salga. Sonrío cuando se esfuerza por taparse con la sabana pero se lo niego.

Amo disfrutar de esas vistas.

En cuanto acaba se vuelve a acomodar a mi lado.

- Ya puedes volver a abrazarnos.

- Lo haría con todo gusto pero... creo que debería volver a casa

- Noooooooo – se queja apoyando su cabeza en mi pecho – ¿Y que es exactamente a lo que llamas casa?

- Estoy en la casa de Amalia, donde celebramos tu cumpleaños.

- ¡Eso es lejos!

- Mañana debo trabajar ¡No puedo ir con la misma ropa!

- O puedes levantarte más temprano, cambiarte e ir a trabajar... – sugiere mirándome.

- O puedo irme, volver para desayunar contigo y luego ir a trabajar.

- De todas formas te irías. No aceptare ningún trato que implique a ti levantándote de esta cama hasta aproximadamente las ocho de la mañana

- Poché...

- ¿Tengo que utilizar otras formas?

- Oh... dios – jadeo al sentir su mano jugando con mi botón de placer

Me acaricia, me tienta, me provoca hasta sentirse satisfecha.

Con una sonrisa picara lleva su mano a la boca y la chupa.

- Supongo que quieres que termine lo que acabo de empezar, ¿no es así?

¡Dios! ¿Es la misma María José tímida que conocí aquella vez?

- Eso es chantaje – me quejo ansiándola más que nunca.

- Usted decide, señora Daniela Calle – dice tentándome con su boca sobre la mía

- Señorita. Y eres insaciable.

- Culpa al embarazo.

- No puedo si no te conocí antes.

- Aah... no lo sé... nunca estuve en una situación así. Pero confórmate con el hecho de que me gusta estar contigo.

- ¿Te gusta?

- Me encanta – asegura- ¿te quedas? – saca su lengua y la pasa por mis labios entreabiertos – última oportunidad, ¿te quedas?

Apoyo su espalda sobre la cama y me pongo sobre ella

- Déjame que responda esa pregunta – digo juntando nuestros sexos para comenzar a moverme sobre ella.

Y si lo preguntan... ella más tarde termino con el trabajo que había comenzado.

En sus ojos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora