Capítulo 16

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Llego el día, el control del sexto mes. Mis sentimientos son encontrados.

Muero de ganas de ver al bebe, pero también debo ver a Poché, luego de dos semanas. Despues de la noche que hicimos el amor y la abandone por un acto de cobardía.

Aunque vacile, es mi obligación asistir. De todas formas no me lo perdería por nada.

- Siento llegar tarde – me excuso – tuve problemas con la factura de un cliente.

Me sorprendo al no ver a María José allí.

- Aunque al parecer no es tan tarde como parecía.

- Bueno, considerando que la consulta fue ayer, creo que llegas un poco más tarde de lo que crees...

- ¿De que hablas? La fecha es hoy

- De hecho, lo es pero... Poché quiso realizarse el control ayer.

- ¿Porque iba a hacer eso? – pregunto molesta- ¿Porque nadie me aviso sobre eso?

- No creí que tenga que rendirte cuentas..

- ¿Hablas en serio? ¡Es obligación que asista a las consultas! Tanto tú como ella lo saben. ¿Porque se encargan de escondérmelo?

- ¿En serio lo preguntas?

- ¿De que hablas?

- Te dije que asumas las consecuencias de tus decisiones, Dani.

- ¿Así que ahora me estas condenando? ¡Creí que podía contar contigo!

- Daniela ¿Podrías evaluar las cosas por solo un momento?

- Lo que deduzco de esto es que están mezclando las cosas. Las decisiones que yo tome, no tienen nada que ver con el niño, no voy a dejar que nadie me juzgue, ni tu ni María José – espeto para salir con mucha rabia del consultorio.


****************
Comienzo a llamarla incesables veces, pero no atiende. Paso por su trabajo, y al parecer su turno termino hace rato. Continúo con las llamadas, pero van directo al buzón.

Se me ocurre que puede estar en clase, así que pruebo suerte en su universidad.

Para mi suerte, su clase su clase termino hace unos 30 minutos. ¿Debería ir a su casa o solo seguir intentando por llamada?

Antes de terminar de analizar mi propia pregunta, doblo en la primer calle hacia su casa.


Pero al parecer ella no ha llegado aun.

Formulo una y otra vez el sinfín de cosas que tengo para decirle.

Pero todo se borra en cuanto la veo llegar.

Se sorprende al verme, pero pronto su mirada cambia.

Está enojada, lo sé. Me lo merezco.

- ¿Que haces aquí? – brama.

- ¿Porque no me esperaste para la consulta?

- ¿Así que ahora te importa el bebe?

- No seas necia, no metas al bebe en esto.

- Claro, porque aquí la única que no importa soy yo – dice intentando pasar de mi.

- ¿De que hablas? – la interrumpo tomándola del brazo.

- ¡Suéltame!

- Poché...

- ¡¡Poché nada!! – se suelta bruscamente - ¡No vengas a tratarme con palabras bonitas! ¡¡Te fuiste!! ¡Me dejaste como dije que harías! ¡Te lo advertí! ¡Me juraste que no eras como los demás, me hiciste confiar en ti para abandonarme! ¡¡Luego de que te confesara que me había enamorado de ti!! – reclama fuera de sí – ¡Y no vengas con ningún perdón porque ya no confío en ti! ¿Sabes una cosa? Creí que los hombres no me gustaban porque no sabían cómo respetar a una mujer, pero ahora me doy cuenta que hay mujeres que tampoco saben cómo respetarlas, después de todo... tú no te diferencias de Mario – reclama con cierto asco.

El fuerte dolor en mi pecho que causan sus palabras es imposible de frenar.

Sabía que iba a estar enojada conmigo, pero jamás pensé que iba a tomar de esa forma mi actitud.

En cuanto abre su puerta se detiene y gira para enfrentarme.

Sus ojos tienen lágrimas que esta conteniendo.

No quiere derrumbarse ante mí, pero sé que la he lastimado.

Sin abandonar mis ojos, mete la mano en su bolso y saca un papel.

- Felicidades, vas a tener un niño – dice aplastando el papel en mi pecho.

No tengo tiempo de verlo, porque al girarse se dobla de dolor frente a mí mientras se toma la barriga ahogando un grito.

- ¡Poché! – me aproximo rápidamente a ayudarla.

- Sueltamente – exclama intentando calmar su respiración.

- No voy a hacerlo, ven – le aseguro.

En sus ojos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora