Capítulo 13

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- De hecho, fuimos a cenar, pero me fui antes de poder comer.

- ¿Ah sí? ¿Que habías pedido?

- Vietnamita...- digo con amargura.

- ¿Comida vietnamita? ¡Pero si tú la odias!

Lo sé.

Al parecer Poché lo recuerda, pero mi marido no.

- Sin embargo... ¿Puedo saber que haces aquí? No es normal que te aparezcas en la puerta de mi casa a estas horas de la noche.

- Nos debemos una charla, ¿No crees?

- Supongo que ya te enteraste...

- Camila hablo conmigo ayer. Quise venir antes, pero no tuve la oportunidad.

- No tenias porque...

- ¿Vas a contarme porque lo hiciste?

- ¿Tengo que hacerlo?

- Poché, creo que conocerte. No entiendo porque esta actitud repentina. Admito que parte de mi desea que haya sido Laura y no tu.

- No fue Laura. Esta vez fui yo.

Una punzada en la boca del estomago hace que no pueda comer más.

¿Que le pasa?

- ¿Porque? – pregunto con la poca voz que encuentro. Ella esquiva mi mirada – Poché...

- ¡Intente hablar contigo, Calle! ¡Me evitaste todo este maldito tiempo! ¡Incluso fui a buscarte! – me reclama – pero tampoco me viste.

- Siento eso, actué como una idiota. Pero estoy aquí ahora, ¿Quieres explicarme?

Niega.

- ¿Por favor? – vuelvo a intentar.

Ella suspira y finalmente se explica.

- Sé que pedí que ese dinero sea para el futuro del bebe. Pero... ¿Recuerdas que te conté que estuve en un hogar hasta conseguir la emancipación, verdad?

Asiento

- No lo hubiese logrado si la directora de aquel entonces no me hubiese ayudado. Fue un beneficio mutuo. Sin embargo se encargo de hacerme saber que le debía un favor muy grande. Y si, por supuesto que hablamos de dinero. Al principio no me importaba pasarle algo de dinero de mi sueldo. Pero... de alguna forma se entero de mi embarazo. Le dije que no iba a quererlo, supuso que iba a ganar mucho dinero si iba a darlo en adopción, así que... comenzó con los reclamos de siempre. Dijo que sino fue se por ella vaya a saber donde estaba yo ahora, que ella me dio de comer por mucho tiempo. ¡Se encarga de recodármelo todo el pinche momento! – cuenta angustiada.

- Poché... – le tomo su mano – siento escuchar eso.

- Está bien. No hace falta, Calle. Intente hacer un trato con ella. La idea es que si yo le doy ese dinero, ella no va a molestarme nunca más.

- ¿Y crees que va a cumplir?

- No lo sé.

- Bueno puedes conseguir un abogado entonces, le das el dinero y consigues su firma asegurando que no te molestara más.

- ¿Tendré que llegar a eso?

- No te preocupes, lo solucionaremos.

- No quiero meterte, Calle...

- Lo hago porque quiero, ¿Está bien? Te ayudaré en todo lo que pueda, siempre – aseguro.

- Gracias. Y ahora que sabes lo mío, ¿Vas a decirme porque actuaste tan rara esta semana? O espera, ¿es por tu marido?

- No sabía que volvería ese día, y... siento eso – digo haciendo un mohín – su carácter es algo especial

- Pues a mí me pareció grosero...

- Lo sé. Se lo dije en cuanto te fuiste.

- No tenías que hacerlo. La gente suele mirarme de esa manera.

- Bueno pero no si estoy presente. No debes conformarte con eso. Eres una mujer, una preciosa mujer y mereces respeto. Fue un completo idiota.

- ¿Es por eso que estas aquí hoy?

- En parte...

Me mira esperando a que me explique.

Y lo hago.

- Me llevo a cenar esta noche... admito que no estaba de completo humor. Pero acepte. Discutimos... y... no lo sé, todo se desvirtuó en un segundo. Él... él no está seguro en cuanto al bebe.

- ¿Hablas en serio? – pregunta incrédula

- La misma pregunta hice yo... cree que hay que esperar. Piensa que me estoy apresurando, cuando estoy completamente segura que no es así.

- Y ¿como te sientes tú respecto a eso?

- ¿Sentirme? ¡Mi cuerpo es un manojo de sentimientos imposibles de descifrar! Él más que cualquier otra persona sabe lo que anhelo esto. Poché... no se, siento que estuve todo este tiempo al lado de un hombre que recién ahora estoy conociendo... El pidió comida vietnamita para cenar, ¡creo que la odio más que antes!

Aunque me siento algo angustiada por la situación, se siente increíblemente bien poder descargarme y ser completamente sincera.

Con un tema, al menos.

- ¿Puedo opinar?

Asiento

- El tipo es realmente un idiota. – sentencia – nunca estuve en una relación, pero se lo que quiero y lo que haría cuando tenga una. Es importante cuidar de la otra persona. ¿Porque él no se fijaría en tus gustos y necesidades? ¡No lo entiendo! Se supone que una pareja funciona así, ¿No es cierto? Y si no puede verlo, quizá... - va a continuar hablando pero no lo hace.

- Quizá...?

- Nada.

- Vamos, Poché! puedes decirlo.

- Quizá tendrías que replantearte el hecho de seguir a su lado – escupe.

Llevo pensando eso hace un tiempo.

Pero escucharlo de otra persona es realmente shockeante.

Mi matrimonio y sobretodo mi amor por Samuel ¿Se estaba acabando?

¡Me aterra de solo pensarlo!

Siempre creí que un amor como el nuestro duraba para toda la vida ¡Lo sigo creyendo! ¿Pero porque mis dudas?

- ¡No te aterres! – me anima – Daniela, eres una persona inteligente, tienes una carrera y un trabajo formado. Haces lo que te gusta, eres una hermosa mujer, y ¿quieres saber lo más importante? Tu corazón vale mucho más de lo que piensas. Si quieres un consejo, no te conformes con una persona por el solo hecho de la historia que los une, no mereces una vida así. Debes tener a alguien que te cuide, te acompañe y te trate como tal.

No encuentro palabras para describir lo que siento al escucharla.

Es completamente perfecta.

¿Como es que no lo vi antes?

Mis pensamientos son irrefrenables.

Mis sentimientos y al parecer mis acciones también.

No tengo el tiempo ni las ganas de pensarlo.

Es por eso que lo hago.

Me inclino sobre ella y ante su sorpresa la beso.

Intento ser suave, pero no me conformo con un simple y tímido contacto de labios como el que ella me dio una vez.

Ella sigue sin recuperarse del shock, aprovecho y la tomo por la nuca para mantenerla cerca de mí.

No podría parar aunque quisiera.

Su respuesta tarda en llegar, pero finalmente lo hace. El contacto de sus labios con los míos es simplemente perfecto.

Pero quiero más.

Sus labios se abren para tomar mi labio inferior entre los suyos. Eso es lo que me faltaba para perderme. Mi corazón palpita sin cesar, pero antes de que pueda ir más allá soy separada lentamente.

En cuanto abrimos los ojos, nuestras miradas dicen muchas cosas.

Sus ojos verdes se vuelven más oscuros, negros prácticamente.

¿Qué es lo que podía ver en ellos?

- Ahora estamos a mano – le susurro.

Ella parece entender. Y esta vez, es ella quien se abalanza sobre mí para tomar mis labios.

Abro mi boca y su lengua entra sin siquiera pedir permiso. Un gemido se me escapa al sentirla dentro de mí.

Nuestras lenguas comienzan una batalla para probar cada rincón que encuentran, mientras me abrazo más a ella, si es que es posible.

Es un beso brusco. Quizá, nunca antes había besado de esa forma.

Tampoco había besado a una mujer. Pero María José era diferente, sentía que no me conformaba, quería mucho más.

Y no podía controlarlo.

Había contenido estos sentimientos durante mucho tiempo, pero ya no más.

Con mis manos abiertas paseo por su espalda hacia arriba y hacia abajo.

- Espera, espera, espera – dice ella separándose y sentándose en el extremo opuesto del sofá.

El frio me invade inmediatamente al sentirla lejos de mí.

Sus labios están completamente rojos y su mirada continua plenamente oscura.

- Poché... - intento acercarme.

- Calle... no sabes lo que estás haciendo – dice frenándome.

- No... y tu tampoco.

- Me deje llevar.

- Yo también... pero no me arrepiento.

- No sabes lo que dices – dice tirando de su pelo hacia atrás – Daniela acabas de pelear con tu marido, no sabes lo que sientes por él, solo... solo

- Se perfectamente lo que hice y tu también. Lo siento, pero no voy a disculparme. Necesitaba hacerlo, Poché, también tú. No puedes negármelo, no después de la forma en la que me besaste.

- Daniela, soy lesbiana, tu eres completamente heterosexual ¿porque sales con esto ahora?

Me encojo de hombros.

Si me pongo a pensar en lo que acabo de hacer, definitivamente saldría corriendo antes de poder responder.

- No lo sé, me siento bien contigo - me sincero.

- ¡No entiendo nada, Calle! ¿Se supone que seremos amigas y seguiremos como si nada después de esto?

- No tenemos porque saberlo ahora.

- Calle no sabes lo que estás diciendo.

- Probablemente. Pero, gorda fue un beso, ambas lo quisimos. Y si, tuve una pelea con mi marido, estoy molesta, pero nada tiene que ver contigo. Te bese por que así lo quise, no tengo excusa.

- Esto no tiene sentido...

- Nada tiene sentido desde que apareciste en mi vida – confieso y le dedico una sonrisa.

Ella me devuelve la sonrisa, es una de esas que le da brillo a los ojos, pese a que su gesto aun sigue siendo de confusión.

Vuelvo a sentir esas ganas irrefrenables de besarla. Me acerco, pero termino besando la comisura de su boca. No quiero confundirla más.

Y yo... intento mostrarme segura, aunque notenga ni la menor idea de lo que estoy haciendo.



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En sus ojos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora