Capítulo 23 - Final

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Salgo del despacho de abogados y soy un manojo de nervios. Si fumara, en este momento estaría vaciando una caja completa.

Respiro profundamente el cálido aire de la mañana. Intento calmarme, sino el dolor de cabeza me ganara y estará allí el resto del día.

Sin duda, mi divorcio es una de las peores situaciones que he pasado en mi vida.

- ¡Calle! – reclaman a mi espalda.

¡Por favor otra vez no!

No volvería allí dentro, simplemente no podría.

- Calle – insisten más cerca.

Me giro encontrando a una Camila, con su maletín en la mano y sus gafas de sol en la otra corriendo hacia mí.

- Tenía miedo de que ya te hayas ido.

- Estaba en eso...

- ¿Tendrás unos minutos para un café conmigo?

- Dime que no serán más problemas...

- No, solo un café de amigas. ¡Vamos! Lo necesitas – me incita.

- Pase uno de mis peores momentos allí dentro. ¡Es imposible que un juez este juzgándome por ser gay!

- Créeme, me sorprendió tanto como a ti.

- Samuel lo uso a su favor.

- Era de esperar, pero Calle, él tenia todas las de perder.

- Es increíble que siga negando las fotos, aun después de asegurarle que no quería ninguno de los bienes.

- Esas fotos no están montadas – aseguró -

- Eso creo. Pero se encargo de decir una y otra vez que lo hacían para separarnos. Incluso sugirió que María José había armado todo eso...

- Calle, la que envió esas fotos no fue María José, fui yo – confiesa

- ¿Tú? – pregunto incrédula.

- Bueno, no necesariamente yo, pero pague a alguien para que lo haga. Esa persona se infiltro en la gira de Johann. El investigo a Samuel y pudo adquirir esas fotos. Alcohol, fiestas, mujeres, sexo y todo lo que te imaginas. Te aseguro... Samuel no podía salir ileso de esto.

- No puedo creer que no me lo hayas dicho

- No quería involucrarte. Pille a Samuel con una mujer hace unos años, ahora entenderás porque él me odia. Él lo negó, incluso cuando lo había visto. Pero no podía hablar, eres mi amiga antes que mi cliente, y estabas atravesando un mal momento. Es por eso que espere al momento indicado.

- Entonces el realmente me fue infiel todo este tiempo... - asimilo.

- Lo siento, se que apesta. Pero mira el lado positivo, encontraste el amor en nada más y nada menos que una mujer... aunque sea extraño. Pero está bien para mí si eres feliz. Hazle saber a la madre de tu hijo que le tendré puesto el ojo – advierte

- No hace falta – sonrío – Ella no es Samuel.

- Lo sé. Debo admitir que tenía mis dudas sobre ella, pero te quiere, Dani. Y te dio la familia que siempre soñaste, eso es lo más importante.

- Lo es, ¿verdad? Ellos son esenciales para mí. Ya no sabría como vivir sin ellos.

- Eso me recuerda... tengo algo para ti.

*************


Como era de esperar, en la sala encuentro a varios pacientes a la espera de mi llegada.

Pero mi asunto no puede esperar.

- Señorita Garzón, por favor pase a mi despacho – digo pasando por su escritorio sin siquiera levantar la vista.

Escucho algunos murmullos de los pacientes atentos a nuestra pequeña escena antes de cerrar mi puerta.

Dejo la cartera y como era de esperar, mi secretaria no tarda en entrar.

Luego de probar a 3 chicas para que ocupen, sin éxito, el lugar de Abisambra. María José comenzó a ayudarme con las tareas básicas, y ya no pude dejarla ir.

Trabajamos juntas desde entonces, incluso, ofrecí que realice sus pasantías allí.

El sexo de escritorio venia incluido también.

- ¿Tienes idea del revuelo que armaste allí afuera? Ellos creen que vas a despedirme -exclama.

Por lo que creo, ella va a continuar hablando. No lo compruebo, porque le tomo la nuca y la atraigo hacia mis labios.

Ahora sí, me siento en casa.

Cualquier mal estar se disipa al sentirme en sus brazos.

- Bueno hola a ti – dice sorprendida ante mi arrebato.

- Cásate conmigo – digo antes que mi cerebro pueda procesarlo.

María José se tensa y sus ojos se abren como platos.

- ¿Qué?

- Te amo, Poché, como nunca pensé que mi corazón podía amar y necesitar a una persona. Mi lazo de unión contigo es infinito. Pero quiero ir más allá, por favor, acepta ser mi esposa.

- Amor, tu estas casada.

- Eso es parte de la sorpresa, acabo de llegar del juzgado. Luego de una dura mañana, finalmente soy soltera.

- ¿Hablas en serio?

Asiento.

- Mi ex – resalto – marido firmo el divorcio,

- ¡No puedo creer que no me lo hayas dicho!

- Quería que fuera una sorpresa. Camila me aseguro que hoy era la fecha límite, ¡y finalmente sucedió, mi amor! No fue fácil, pero ya está, él es parte de mi pasado.

- Mi gordi, no sabes cuánto me alegro – me susurra acariciando mi mejilla.

- ¡Cásate conmigo, Poché! – repito.

- Calle ¿Acabas de divorciarte y estás hablando de matrimonio nuevamente? – dice suavemente.

- Necesito tenerte conmigo, no- corrijo - ansío sentirte conmigo. Te prometí una relación formal una vez que me divorcie y es lo que estoy haciendo. ¿Tu no me quieres?

- Yo te amo con todo mi ser, eso es distinto. Pero, amor lo que tú sientes ahora es excitación por estar esperando y luchando todo este tiempo por conseguir separarte de esa persona que te lastimo. Preciosa, acabas de terminar una etapa que fue importante en tu vida, te separaste del hombre que estuvo contigo desde tu adolescencia, y aunque estés conmigo, eso debe ser difícil. Tomate tu tiempo, no quiero que cometas un error así de nuevo.

- No es un error contigo, estoy segura de lo que siento. Yo se que prometí no presionarte

- Shh – me calla – no tiene que ver con eso. Esto se trata de ti. Necesitas tiempo antes de pensar en otra cosa. Pero escucha: te amo. No tengo dudas de eso, pero no quiero que te apresures. Nada cambiara entre nosotras, estoy aquí – susurra apoyando su mano sobre mi corazón – y no planeo ir a ningún lado.

- ¿Como puedes ser tan perfecta y ser solo mía? – pregunto abrazándome fuertemente a ella – ¿Donde estuviste toda mi vida?

- Esperando por ti – me susurra en mi oído.

Eso es suficiente para que mi corazón se acelere y a la vez se derrita de amor.

Estoy complemente enamorada de esta mujer.

¿Cuanto tiempo me abrazo a ella? No lo sé. Mi tiempo se detuvo completamente.

- Ahora, doctora Calle, aunque este muy a gusto debo informarle que tiene algunos pacientes esperando por usted.

Gruño mientras me separo de su calor

- ¿No podemos solo fugarnos e irnos a un lugar paradisiaco solos los 3?

- No tendremos vacaciones hasta dentro de unos meses, ahora, ponte los pantalones y a trabajar.

- ¿Mi secretaria me está dando órdenes?

- Tu novia ante todo – aclara

- El amor de mi vida – confieso enamorada

- Conozco un pequeño de 6 meses al que le dices lo mismo - reclama

- Pero a él no es a quien en este momento me gustaría desnudar sobre mi diván...

- ¡Basta! Te enviare a tu primer paciente, en 5 minutos.

Mi secretaria sabe perfectamente que necesito esos minutos para desconectar.

- ¡Espera!

Tomo el pequeño sobre de mi bolso y camino hacia ella.

- Sé que no aceptaste ser mi esposa, pero esto es algo que creo que deberías tener.

Con el seño fruncido toma el sobre y lo abre con impaciencia.

- Oficialmente tenemos un hijo llamado Valentín Calle Garzón.

A Camila le costó unos largos meses conseguir la autorización para que nuestro hijo lleve ambos apellidos. Un montón de mierda legal que aun no comprendo, pero es nuestro.

Nuestro, oficialmente.

- No puedo creerlo – murmura leyendo el documento de nuestro pequeño – lo lograste.

- Esto y mucho más, Poché. Recuérdalo.

Asiente y me regala un suave beso. Aunque no me conformo, la tomo entre mis brazos antes de que pueda separarse, y profundizo nuestro beso.

No se opone, aunque se separa bastante rápido para mi gusto.

Mi gruñido de frustración lo hace evidente.

- Tendrás más de estos luego, señorita Calle Soto – dice encaminándose hacia la puerta.

- No puedo esperar. Y gordi... – espero hasta que se detiene a mirarme – serás mi esposa. No voy a rendirme con eso.

Mi novia me regala una preciosa sonrisa y me tira un beso, aquel que voy en su busca para dejar otro sobre sus labios.

En cuanto María José cruza la puerta adopto mi posición de jefa y digo:

- Y por favor que no vuelva a suceder – mi rostro se muestra completamente serio aunque dentro batalle para no echarme a reír.

- Como usted diga, señorita Calle – dice con sarcasmo.

No puedo verla, pero sé que esta sonriendo.

En sus ojos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora